Canelo con todas las de ganar
Acaba de anunciarse oficialmente que la esperada revancha entre Saúl ‘Canelo’ Alvarez y Gennady Golovkin por los cetros medianos del CMB, la AMB y la FIB se celebrará el próximo 5 de mayo, y lo único que resta por decidirse es la sede.
El primer combate entre ambos, celebrado el 16 de septiembre, se llevó a cabo en el T-Mobile Arena de Las Vegas, con capacidad boxística para unos 20,000 espectadores, y, hace unos cuantos años, cuando se decía que solo faltaba por decidirse la sede de un gran combate, usualmente quería decirse que los promotores aַún no habían decidido en qué hotel de Las Vegas sería la misma.
Pero el boxeo de televisión ‘paga’, o ‘pay-per-view’ ha sufrido un gran desplome en los últimos años, y no solo se ha reducido la cantidad de súper peleas, sino que hasta algunos de los choques más importantes han obtenido ventas decepcionantes.
Es por eso por lo que nuevamente están cobrando importancia sedes como el Alamodome y otros estadios que pueden sentar de muchas decenas de miles de fanáticos.
Anthony Joshua, en Inglaterra, atrajo a más de 90,000 espectadores al estadio Wembley de Londres para su combate con Vitali Klitschko y el choque entre Manny Pacquiao y el australiano Jeff Horn fue visto en el Suncorp Stadium de Brisbane por más de 50,000 especadores, incluyendo, probablemente, a más de un canguro.
Por consiguiente, y como las ventas de su primera confrontación no rompieron récords ni muchos menos calculándose en aproximadamente 1.3 millones sus ventas de ‘pay-per-view’, es probable que el segundo choque entre Canelo y Golovkin se celebre en algún súper estadio y al aire libre, para tratar de aumentar los ingresos de taquilla.
Incluso Golovkin llegó a mencionar en determinado momento que no se opondría a pelear en el Estadio Azteca de México, con capacidad para cerca de 90,000, aunque es muy poco probable que esto suceda y, de acuerdo a varias versiones periodísticas, incluso es posible que el T-Mobile Arena vuelva a ser la sede.
A Canelo, evidentemente, no le disgustaría: está acostumbrado a pelear en Las Vegas y tendría el mismo abrumador respaldo que si pelea en Texas o California.
Para el kazajo Golovkin, entretanto, la pelea con Canelo representó su debut en Las Vegas, y, a pesar de su larga relación con el entrenador mexicano Abel Sánchez, y pese a residir en Los Angeles, manifestar que su estilo de pelea es ‘mexicano’ y a menudo subirse al ring con un típico sobrero de charro, parece destinado a ser el peleador ‘visitante’ independientemente de dónde se celebre la pelea.
Esta condición de ‘foráneo’, se acentúa especialmente cuando va contra un mexicano en una fecha de gran orgullo nacional: el pasado combate se celebró un día después de los festejos del 15 de septiembre, que conmemoran el Grito de Independencia, y el 5 de mayo se conmemora la batalla de Puebla.
Y es probable que el favoritismo de la fanaticada hayan influenciado grandemente para que, en la primera pelea, a pesar de que la mayoría de los observadores imparciales vio ganar a Golovkin, el resultado fue un empate ayudado, en gran medida, por la ridícula votación de 118-110 a favor de Canelo emitida por la ultra desprestigiada jueza norteamericana, Adelaide Byrd.
Entre los que vieron ganar claramente a Golovkin se encontró el legendario entrenador mexicano Nacho Beristáin, quien comentó: “Tranquilamente lo vi ganar por tres puntos”.
Claro, pero Beristáin, quien entrena a Julio César Chávez, Jr. vapuleado por Canelo en su anterior presentación, nunca se ha caracterizado por ser un fanático del pelirrojo peleador y en sus pronósticos pre-pelea había vaticinado no tan solo que Golovkin ganaría por nocaut, sino que también podía ‘retirar’ a su rival.
Sobre la pelea en sí, se limitó a decir que “no fue la gran pelea que algunos esperaban” y hasta le lanzó sombras a la actuación de Golovkin, tal vez sugiriendo la posibilidad de que este hubiera peleado a medio pocillo enfocándose en la posibilidad de una revancha.
“Para mí fue un poquito rara la pelea porque el kazajo no tiró golpes con la fiereza con que suele hacerlo”, dijo Beristáin en una entrevista transmitida por ESPN Deportes.
No obstante, es posible que esta vez Canelo no necesite beneficiarse de una decisión descabellada, tal vez presionada por un enardecido público partidario, para de verdad empatar o incluso conseguir una victoria legítima sobre Golovkin, quien, después de todo, tendrá 36 años cuando suba al ring.
Hace unos días, entrevistado para otro medio, el veterano peso mediano filadelfiano de ascendencia boricua, Gabriel Rosado, ahora radicado en Los Angeles, quien en 2013 cayֶó en siete asaltos ante Golovkin, me dijo lo siguiente:
“Para mí él ganó la primera pelea, pero creo que Canelo va a ganar la revancha. Golovkin está más lento y Canelo ya comprobó en la primera pelea que puede aguantarle la pegada, por lo que ahora creo que vendrá con más confianza y le pondrá más ganas “.
Esta, de hecho, parece ser una opinión cada vez más generalizada, unida al hecho de que ya han sido tres las peleas consecutivas –Kell Brook, Daniel Jacobs y Canelo- en las que Golovkin ha lucido menos que invencible.
¿Qué pienso yo, basándome en mi larga experiencia y reconocida sapiencia boxística?
Mi respuesta es la que a menudo me repito yo mismo cada vez que trato de analizar una pelea: que no tengo la más mínima idea de lo que ocurrirá esa noche.
El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad y de la novela El último kamikaze, ganadora del certamen del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 2016.
(ceuyoyi@hotmail.com).
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