Nuevos rumbos para los boxeadores boricuas
Al igual que ha ocurrido en muchos renglones de la vida, el boxeo en Puerto Rico ha experimentado una transformación masiva como secuela del paso del huracán María.
En el pasado torneo nacional Isaac Barrientos, por ejemplo, celebrado este mes en Guaynabo, fue notable la ausencia de peleadores de numerosos clubes que por lo regular envían varios participantes, tanto en juvenil como en elite (adulto) a aspirar por los cetros nacionales de ambas ramas.
“Hay muchos gimnasios que todavía no han vuelto a abrir y muchos peleadores que se fueron a Estados Unidos”, comentó José ‘Chiqui’ Laureano, presidente de la Federación Puertorriqueña de Boxeo.
Por ejemplo, el municipio de San Juan al parecer aún no ha autorizado la reapertura de ningún gimnasio municipal, mientras que en el interior de la Isla ocurre algo parecido, en especial en los sectores en que aún no hay agua ni electricidad.
Teichmarie López Williams ( al centro), flanqueada por Vilmalys Figueroa (izquierda) y Odalys Figueroa como parte de las Full Girls.
Y hay muchos peleadores que aún no han reiniciado sus entrenamientos, por distintas razones.
Basta con decir que dos de los gimnasios más ‘icónicos’ (por decir una palabrita tan de moda), el Bairoa y el Cheo Aponte, de Caguas, se presentaron con uno y tres peleadores solamente, y dos de los representantes del Cheo Aponte fueron juveniles.
Así, el torneo, que originalmente iba a cubrir seis fechas, terminó celebrándose en tres, con menos de 60 combates, a pesar de que estaban en disputa los puestos para la Preselección Nacional con vistas a representar a Puerto Rico en los Juegos Centroamericanos (adultos) y el Mundial y las Olimpiadas Juveniles.
Pero también han habido bajas por mudanzas a los EE.UU.: Katia Bermúdez, la juez y árbitro de boxeo cuyas dos hijas entrenaban en Caguas, se mudó recientemente a la Florida, por ejemplo, y lo mismo hizo el entrenador del gimnasio de Naguabo, Amador Rosario.
Amador, de hecho, llevaba par de años convirtiendo a Naguabo en la capital del boxeo femenino del país, con el club de las Full Girls que arrasó en los pasados Juegos de Puerto Rico e incluía a la campeona nacional adulta de las 108 libras, Teichmarie López Williams.
A fines del año Amador también emigró a la Florida y ahora reside en Deltona, donde utiliza el gimnasio de su amigo, Andy Rivera, y está creando las Deltona Boxing Girls.
Tiene junto a él a algunas de las muchachas que entrenaban en Naguabo, que también se mudaron a Florida con sus padres, y a Sofía, la hija menor de Katia, “que es sensacional para tener nueve años”, dijo.
Teichmarie, por su parte, se mudó a Nueva York con su padre y esta semana deberá estar debutando en los Golden Gloves (el National Golden Gloves Qualyfing Tournament), “pero después piensan venir también a vivir en la Florida”, dijo el entrenador.
“Yo espero que gane ese torneo y después voy a ver si hablo con Chiqui para ver qué me dice”, agregó Amador.
“Mi meta para este año es participar en los ‘tryouts’ del equipo olímpico”, escribió Teichmarie en su cuenta de Facebook, “pero si puedo hacer el equipo en Puerto Rico mucho mejor, ya que el sueño siempre ha sido cargar esa bandera”.
Pero la emigración boxística no se circunscribe únicamente al boxeo aficionado: hace unos meses, por ejemplo, también se mudó a la Florida (Orlando) el entrenador cagüeño Angel ‘Memo’ López, quien se especializaba en atender al grupo aficionado del Cheo Aponte, y se llevó con él a su hijo Memito López, un excampeón nacional de las 132 libras que tiene marca de 6-1 con seis nocauts como profesional.
“Vinimos para acá para que él esté más concentrado y en busca de nuevas oportunidades”, explicó Memo recientemente.
Su hijo, sin embargo, sigue ligado a la Universal Promotions de Javier Bustillo y seguirá peleando en Puerto Rico, “pero vamos a ver también si alguno de los promotores de acá -la Top Rank, o la All Star de Tutico Zabala- nos da una oportunidad”, dijo el padre.
Esa es la nueva realidad boxística de Puerto Rico.
El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad. Acaba de publicar su primera novela publicada,, ganadora del Premio Nacional de Novela del Instituto de Cultura Puertorriqueña.
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