Ali puede ser peligroso
No se´puede tapar el sol con un dedo, ni mucho menos uno de los cachetes de Donald Trump, por lo que hay que decir la verdad: a buena parte de la prensa boxística mundial no le ha agradado que Miguel Cotto termine enfrentándose el próximo sábado 2 de diciembre a lo que considera un rival de poca monta (Sadam Ali) en la que se ha anunciado como la pelea final de su ilustre carrera.
Un artículo publicado en octubre por la página Boxing.com bajo la firma de Paul Magno, quien no creo que esté emparentado con Alejandro, lo expresa a la perfección.
“Según recuerdan”, dijo, “en agosto tuvimos este mismo tipo de discusión cuando Cotto se enfrentó al ultra limitado y víctima hecha a la medida Yoshihiro Kamegai para ganar el título junior mediano vacante de la OMB, tal como se esperaba, mediante una paliza brutal”.
“Y ahora en Ali tendremos la misma situación: estará enfrentándose a otro rival de segunda, con un estilo hecho a la medida, y también ligado a la Golden Boy Promotions de Oscar de la Hoya”.
De hecho, tanto Magno como otros redactores boxísticos incluso cuestionan el que HBO, en tiempos anteriores reconocida como la cadena que se esmeraba en presentar los mejores choques boxísticos, haya caído tan bajo como para aprobar como rival del seis veces campeón boricua -en cuatro divisiones distintas- a un peleador como Ali, quien no boxea tiene marca de 25-1 con 14 nocauts y nunca ha peleado por encima de las 147 libras y, para colmo, no boxea mucho.
Pero aunque estoy dispuesto a admitir que tanto Cotto como su promotor, la Golden Boy, tal vez eligieron a Ali por presentar este la conveniencia de ser un rival relativamente cómodo que, además, no presenta la molestia de estar ligado a un promotor competidor, se me antoja pensar que Ali puede resultar un rival más peligroso de lo que algunos creen.
Incluso de lo que parecen creer las propias casas de apuestas de Las Vegas, que tienen al boricua de favorito en proporción de entre 7-1 a 9-1.
Por lo menos me parece que Ali representa un riesgo mucho mayor que el japonés Kamegai, quien es un torpe fajador sin mucha defensa que cifraba sus escasas esperanzas de victoria sobre Cotto en la posibilidad de que Cotto se cansara de conectarle por todos lados.
Para empezar, Ali, nacido en Brooklyn, tiene un sólido historial aficionado: dos veces fue campeón nacional de los Guantes Dorados en el peso ligero (132 libras) y también representó a los Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de 2008, celebrados en Beijing.
En esos entonces, Ali bromeaba que quería convertirse en el primer boxeador apellidado Ali que representara a los Estados Unidos en unas Olimpiadas, al recordar que Muhammad Ali aún se llamaba Cassius Clay cuando ganó la presea dorada como semicompleto en los Juegos de 1960 celebrados en Roma.
Como profesional, Ali, quien firmó un acuerdo promocional con la Golden Boy en 2013 y en septiembre cumplió 29 años, ha cosechado algunos triunfos importantes, sobresaliendo entre estos su victoria por nocaut en el noveno asalto sobre el argentino Juan Carlos Abregu en noviembre de 2014 como parte de la cartelera en la que Sergey Kovalev venció a Bernard Hopkins en Atlantic City.
Abregu, quien tenía marca de 36-1 con 29 nocauts y venía de noquear en dos de sus últimas tres salidas a dos invictos -incluyendo al boricua Thomas Dulorme-, era un amplio favorito sobre Ali, quien tenía entonces marca de 20-0 con 12 nocauts.
Pero Ali lo dominó completamente y lo derribó en los asaltos seis y nueve antes de agenciarse el triunfo por la vía rápida.
Sin embargo, luego de vencer en abril de 2015 por decisión al sólido veterano californiano, Francisco Santana en el Madison Square Garden como semiestelar de la defensa de Wladimir Klitscho ante Bryant Jennings, Ali cayó noqueado en nueve asaltos en abril del año pasado cuando disputó con Jessie Vargas el vacante cetro welter de la OMB, en una pelea en la que los expertos consideraban que tenía buenas probabilidades de resultar airoso.
En fin , en las conferencias de prensa sobre la pelea con Cotto, por otro lado, Sadam se ha mostrado respetuoso e inteligente en sus respuestas.
Dijo, por ejemplo, que siempre había admirado a Cotto como peleador y que incluso había visto algunas de sus peleas en el Garden.
“Es un peleador que tiene un arsenal tremendo, aparte de que no solo es capaz de atacar, sino que también pelea bien yendo hacia atrás”, analizó.
“Obviamente representa un gran salto en calidad para mí y voy a tener que tener mucho cuidado y hacer una gran pelea para ganarle”.
Pero Sadam parece tener también un aliciente especial: sus padres son yemeníes emigrados a los Estados Unidos y él afirma que se interesó inicialmente en el boxeo inspirado por otro descendiente de yemeníes, Naseem Hamed.
Y, al igual que Hamed, Sadam es un creyente musulmán que muy bien pudiera estar viendo en esta pelea, en el mejor sentido de la cosa, su propia versión de una guerra santa.
Y esos tipos dispuestos a todo pueden ser peligrosos.
El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad. Acaba de publicar su primera novela publicada, El último kamikaze, ganadora del Premio Nacional de Novela del Instituto de Cultura Puertorriqueña.
(ceuyoyi@hotmail.com).
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