Mucho pitcheo dominante en la Doble A
Luego de haber tirado 8.2 entradas el viernes de la semana pasada en el triunfo 3-1 sobre los Samaritanos de San Lorenzo en el quinto juego de la final de la sección Sureste de la Doble A, el aguerrido lanzador derecho de los Azucareros de Yabucoa, Christian González, fue llamado a relevar de emergencia en la octava entrada el domingo pasado para tratar de frenar a los Samaritanos en el juego decisivo.
No pudo lograrlo: completando una espectacular remontada en el estadio Félix ‘Nacho Millán, los Samaritanos, que cayeron abajo 4-0 en la primera entrada y todavía perdían 4-3 en la octava, le marcaron dos carreras a Christian y eventualmente se impusieron 5-4 para entrar al Carnaval de Campeones.
Pero lo que esto demostró, entre otras cosas, una de las características de la pelota Doble A: mientras que en Grandes Ligas la tendencia de las últimas décadas ha sido hacia limitar cada vez más las actuaciones de los lanzadores abridores hasta el punto de que seis entradas son consideradas una labor encomiable, en la Doble A sigue viva la figura del lanzador dominante, el as del ‘staff’ al que casi hay que utilizar la fuerza de choque para hacerle abandonar el montículo.
Allan Sánchez.
Y luego, claro está, está dispuesto a subirse de nuevo a la lomita dos días después para trabajar en relevo.
Antes de sufrir esa derrota, Christian tenía marca de 4-0 en la postemporada, incluyendo una cadena de 33 entradas sin permitir anotaciones.
Pero no fue solo Christian: en ese encuentro decisivo, por San Lorenzo entró a relevar en la misma primera entrada el derecho Allan Sánchez. Y Sánchez procedió a tirar las siguientes nueve entradas sin permitir carreras, luego de haber tirado tres episodios en relevo la noche anterior para acreditarse el salvado en el sexto juego de la serie.
En fin, estos actos heróicos son algo común en la Doble A, especialmente en la postemporada.
En la final de la Sección Suroeste, el estelar Mario Santiago sufrió la derrota por los Cardenales de Lajas al tirar 7.1 entradas en el revés 7-4 ante Cabo Rojo en el quinto partido, pero dos días después tiró 2.2 entradas para acreditarse el salvamento en la victoria 6-4 en el séptimo encuentro.
De paso, Santiago parecía encaminarse a otra brillante actuación este viernes en el inicio de la serie contra los Cariduros de Fajardo pero tuvo que salir en el octavo acto por una lesión cuando dominaba 3-0. Fajardo atacó entonces con cuatro carreras al relevo de los Cardenales para sacar el juego 4-3.
Mario Santiago
La lista de hazañas debe incluir también los cuatro juegos completos seguidos -y cuatro victorias- que Fernando Cabrera se ha apuntado por los Toritos de Cayey, primero para ayudar a eliminar en seis juegos a los campeones nacionales Bravos de Cidra en la final de la sección Central, y luego este sábado al blanquear 4-0 a los Maceteros de Vega Alta para poner arriba 2-0 a los Toritos en el Carnaval de Campeones.
Chemane Carradero, exdirigente nacional y ganador de siete campeonatos en la Doble A, tiene varias teorías para explicar esta gran diferencia de rendimiento entre los lanzadores de la Doble A y las Mayores.
“Una razón es que en la Doble A los equipos pueden tener un iniciador o dos iniciadores sólidos y no hay esa profundidad en el cuerpo de ‘picheo’,” dijo. “Y especialmente cuando son lanzadores dominantes, de mucha capacidad de trabajo, los dirigentes prefieren dejarlos si están haciendo el trabajo porque no tienen la misma confianza en sus relevistas”.
“Además”, dijo, “aquí los abridores tiran una vez por semana: de viernes a viernes o de sábado a sábado, y tienen más tiempo para recuperarse”.
“En Grandes ligas a los abridores los cuidan mucho, tal vez también porque son jugadores que ganan mucho y hay que protegerlos”, agregó, “aparte de que allá es una temporada demasiado larga, de muchos juegos”.
“Allá los abridores pueden abrir más de 30 juegos”.
Por otro lado, también está la especialización en el ‘bullpen’.
“En Grandes Ligas tienes los ‘set ups’, al especialista que te puede venir en la sexta entrada, otro en la séptima y así sucesivamente”, agregó. “A todos se les paga muy bien y hay que usarlos”.
En la Doble A, entretanto, un abridor que un viernes tira el juego completo representa una gran ventaja para un equipo.
“Eso te deja al equipo con nueve lanzadores listos para tirar al otro día”, dijo Chemane.
Claro, si tú lanzador no vuelve y tira otro juego completo.
El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad. Acaba de publicar su primera novela publicada, El último kamikaze, ganadora del Premio Nacional de Novela del Instituto de Cultura Puertorriqueña.
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