Esos lanzadores que batean
El pasado jueves, 22 de junio, se cumplió el 51er aniversario del ascenso a las Mayores en 1966 de uno de los mejores intermedistas boricuas de todos los tiempos, el yabucoeño Félix ‘Nacho’ Millán, con los Bravos de Atlanta, que ese mismo año acababan de mudarse a la ciudad del estado de Georgia en un traslado desde Milwaukee.
Esa temporada, Millán participaría en 37 juegos, en su mayoría como ‘utility’ y promediaría .275, como antesala de una estupenda carrera que le llevaría a convertirse en el intermedista estelar de los Bravos hasta 1972 y, desde 1973 hasta 1977, brillar con los Mets de Nueva York.
De hecho, Millán, quien de por vida promedió .279 y sería la quintaesencia del bateador de sencillos con su característica de empuñar el bate a varias pulgadas del mango, participaría en tres Juegos de Estrellas, y también jugaría con los Bravos en la serie de campeonato de la Liga Nacional de 1969 (contra los Mets), y, con los Mets, en la serie de campeonato de 1973 contra Cincinnati y la Serie Mundial de esa temporada, contra los Atléticos de Oakland.
El bambino Cloninger.
Pero es posible que uno de los juegos más recordados de su carrera fue uno en el que no vio acción, apenas par de semanas después de haber sido ascendido desde las Menores por los Bravos.
El 3 de julio, en el Candlestick Park de San Francisco -mañana se cumplen nada menos que 51 años-, los Bravos, que tenían una maquinaria ofensiva devastadora, aplastaron 17-3 a los Gigantes de San Francisco.
Era unos Bravos que contaban con toleteros como Hank Aaron, Joe Torre y los dominicanos Felipe Alou y Rico Carty, por ejemplo, y tanto Aaron como Alou y Torre dispararon cuadrangulares.
Pero lo que hizo de ese juego algo especial fue la actuación del lanzador de los Bravos, Tony Cloninger, un derecho de seis pies y 26 años de edad, dotado de una excelente bola rápida, que en 1965 había tenido el año cumbre de su carrera al amasar un récord de 24-11 con 3.29 de efectividad y 211 ponchetes
En esta ocasión, Cloninger tiró las nueve entradas y con la victoria mejoró su marca a 9-6, en ruta hacia una campaña en la que terminaría con 14-11.
Félix Millán.
Pero fue con el bate que hizo más daño: disparó dos cuadrangulares, uno en la primera entrada y otro en la cuarta. Pero lo más impresionante fue que ambos se produjeron con las bases llenas.
En total, Cloninger bateó de 5-3 y remolcó nueve carreras, impulsando la novena con un sencillo.
En esos momentos, Cloninger se convirtió en el primer jugador de la Liga Nacional en conseguir esa hazaña, siendo emulado luego por Fernando Tatís en 1999 y Josh Willingham en 2009.
En la Americana lo han logrado 10, el último de ellos Bill Mueller en 2003, pero Cloninger continúa siendo el único lanzador de toda esa lista.
“Era un gran bateador, sin duda”, recordó días atrás Millán, quien sería su compañero de equipo hasta 1968, cuando el lanzador fue canjeado a Cincinnati.
“Recuerdo que tenía una bola rápida muy buena, pero más recuerdo que era un excelente compañero, probablemente el mejor compañero que yo haya tenido en mi carrera entre los ‘pitchers’.”
En su carrera de 12 años en las Mayores (de 1961 a 1972), Cloninger tuvo marca de 113-97.
“Era uno de los mejores lanzadores de los Bravos en una época en la que el equipo, que antes habia tenido a Warren Spahn y Lew Burdette, ahora no tenía un pitcheo muy bueno, pero sí mucho bateo”, dijo Millán.
Ofensivamente, Cloninger tuvo su mejor temporada ese año, cuando conectó cinco cuadrangulares, remolcó 23 carreras y promedió .234.
“Era tan bueno que a veces lo ponían de bateador emergente”, recordó Millán, quien reside ahora en la Florida.
En su carrera, Cloninger disparó 11 jonrones y remolcó 67 carreras en 621 turnos al bate, con un promedio de .192, pero estos no eran necesariamente unos números muy fuera de lo común en esa época.
“Había muchos lanzadores que eran tremendos bateadores”, recordó Millán. “Bob Gibson y Don Drysdale (quien promedió .300 con siete jonrones con los Dodgers en 1965) eran muy buenos, y también los puertorriqueños Palillo Santiago, Terín Pizarro y, un poco antes, Rubén Gómez”.
De hecho, Spahn, con 35 jonrones, figura tercero en la lista de todos los tiempos entre lanzadores jonroneros (detrás de Wes Ferrell, con 38 y Bob Lemon con 37), mientras que Drysdale aparece sexto con 29 y Gibson está empatado con 24 en la séptima posición con el venezolano Carlos Zambrano, el único de los primeros 10 que jugó su carrera en la era del bateador designado.
Pero, con honrosas excepciones como Madison Baumgarner, quien lleva 16 bambinazos en nueve años y este año casi emuló a Cloninger cuando disparó dos en el choque inaugural de los Gigantes, se trata de una era que, poco a poco, irá pasando a mejor vida.
El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad. Acaba de publicar su primera novela publicada, El último kamikaze, ganadora del Premio Nacional de Novela del Instituto de Cultura Puertorriqueña.
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