El gesto de Freddie Freeman
En 2002, los Bravos de Atlanta adquirieron al productivo antesalista mexicano Vinny Castilla para reforzar aún más al equipo que ganaba por lo menos el título nacional todos los años.
La medida parecía extraña, debido a que los Bravos contaban ya, en Chipper Jones, no tan solo a su superestrella, sino a uno de los mejores antesalistas del planeta.
Pero todo se aclaró cuando se descubrió que el mismo Jones, en aras de beneficiar al equipo, aceleró la adquisición de Castilla al ofrecerse de voluntario para mudarse al jardín izquierdo.
Aunque Castilla no tuvo años espectaculares, sí le brindó a los Bravos un bate derecho de poder adicional, mientras que Chipper mantuvo su estupenda producción habitual (.327 con 22 jonrones y 100 remolcadas en 2002 y .305 con 27 y 106 en 2003).
Y en el jardín izquierdo no lo hizo mal, aunque recuerdo que cuando jugó esa posición aquí en el Hiram Bithorn en una de serie contra los Expos de Montreal, los periodistas le preguntaron por qué estaba jugando prácticamente con la espalda pegada de la valla del bosque izquierdo, que para entonces creo que estaba a apenas 315 pies del plato.
Y él bromeó que la valla estaba tan cerca que se sentía como si estuviera en tercera base… aparte de que razonó, con cierta lógica: “Me paro lo más atrás posible porque sé que si la bola me pasa por encima de seguro que va a ser un jonrän”.
Ahora, según parece, hay otro caso similar en camino.
El inicialista Freddie Freeman, quien representa para los Bravos actuales lo que Chipper representaba en la década pasada, estaba teniendo una temporada de ensueño (.341 con 14 jonrones y 25 RBI’s en 37 juegos) cuando, debido a un bolazo, sufrió la fractura de la muñeca izquierda al recibir un bolazo el 17 de mayo y no se espera que esté listo para volver a jugar hasta dentro de un mes, aproximadamente.
Por suerte, los Bravos, que este año, en el nuevo Sun Trust Park, se han convertido en un equipo de mucha más ofensiva y parecen encaminados a convertirse en contendores a corto plazo, adquirieron en una transacción de emergencia al también inicialista y bateador zurdo, Matt Adams, quien apenas estaba jugando en San Luis.
Y desde entonces Adams ha hecho su mejor esfuerzo para que no se note la ausencia de Freddie, al batear .292 con 12 jonrones y 31 remolcadas en 32 encuentros sin contar la acción de este domingo.
En fin, su ofensiva ha sido tan devastadora que en la prensa de Atlanta se especulaba de lo que ocurriría una vez Freeman regresara: por un lado, se hablaba de que pasara a jugar en los bosques, particularmente el jardín izquierdo, aunque apenas tenía experiencia allí… y la poca experiencia parecía demostrar que no era muy buen jardinero.
Aparte de que ya los Bravos cuentan con tres jardineros que han sido muy productivos este año: Matt Kemp (.320 con 12 jonrones y 35 remolcadas en el izquierdo), Ender Inciarte (.307 con 6 y 31 en el central) y Nick Markakis (.292, 3 y 41 en el derecho).
También se hablaba de la posibilidad de que el equipo pudiera canjearlo, ahora que su valor habؙía aumentado considerablemente.
Pero de pronto el propio Freeman, jugó tercera base en la escuela superior y por última vez hace 10 años en la Rookie League, entró en escena para ofrecerse de voluntario para pasar a jugar en la antesala, donde el equipo cuenta con un hueco en su alineación debido a la lesión del cubano Adonis García, quien, además, no estaba rindiendo demasiado.
“Lo mencioné hace par de semanas”, dijo Freeman en una conferencia de prensa el miércoles pasado. “Estoy dispuesto a mudarme a tercera base para abrirle un espacio a Matt, quien evidentemente ha estado espectacular con nosotros”.
El dirigente, Brian Snitker, se mostró optimista en que Freeman, a quien ya le quitaron el yeso y ha comenzado a practicar su fildeo con la ayuda de los ‘coaches’ Terry Pendleton y Ron Washington, se desempeñará aceptablemente en la nueva posición.
“Uno ve la forma en que juega primera base y se da cuenta de que no es un grandullón que carece de destrezas atléticas”, dijo el dirigente. “Es un muchacho muy ágil que no tiene un físico más grande que Chipper o Kris Bryant y estamos dispuestos a intentar el experimento, al menos por lo que resta de este año”.
Y Freeman dijo que hace poco recibió un mensaje de texto nada menos que de Chipper, quien vive en Atlanta y sigue ligado a la organización de los Bravos.
El mensaje era escueto: “¿En serio?”, le preguntaba.
Pues parece que sí.
El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad. Acaba de publicar su primera novela, El último kamikaze, ganadora del Premio Nacional de Novela del Instituto de Cultura Puertorriqueña.
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