Rumbo a Cooperstown
Según el conteo extraoficial de los votos para el Salón de la Fama del Béisbol, suplido por Ryan Thibodaux a medida que este va recibiendo información de cómo votaron los periodistas en lo que hasta ahora se suponía que fuera una votación secreta, la exestrella de los Astros de Houston, Jeff Bagwell, prácticamente tiene asegurada su entrada a Cooperstown cuando se anuncien los resultados de la votación el 18 de enero.
Aunque las reglas de la votación exigen que los candidatos reciban como mínimo un 75% de los más de 400 votantes elegibles que tuvieron hasta fines de noviembre para emitir sus boletas, Bagwell, según las cifras de Thibodaux, acumulaba hasta mediados de la semana pasada el 90% de los votos (71) en las tarjetas de los 78 periodistas cuyas votaciones él había podido confirmar.
El año pasado, por ejemplo, Bagwell terminó con el 71.6% de los votos (315), quedando en tercer lugar detrás de los únicos dos que entraron al célebre recinto de los inmortales del béisbol: Ken Griffey, Jr. (99.3% y 437) y Mike Piazza (83.0% y 365).
Barry Bonds y Edgar Martínez están recibiendo más votos.
Pero ya entonces Bagwell, quien estaba en su sexto año de elegibilidad, había registrado un aumento de más del 15% en comparación con el respaldo que había recibido en la votación anterior, por lo que se vislumbraba que tendría muy buenas probabilidades de quedar seleccionado dentro del plazo reglamentario de 10 años antes de quedar retirados de la lista de votación directa y ver reducidas sus esperanzas a que algún día se acuerde de ellos el Comité de Veteranos.
Pero, debido a las nuevas reglas que ahora rigen esa selección llevada a cabo por un grupo de 15 miembros del Salón, cada vez resulta más difícil entrar por esa vía, que fue la que benefició a Peruchín Cepeda en 1999: ahora la selección de veteranos está subdividida en cuatro eras y cada una se somete a votación cada cuatro años.
Este año le tocaba a la era reciente –peloteros activos por lo menos hasta 1987, pero retirados como mínimo hace 15 años-, y ninguno recibió al menos el 75% de los votos de los 15 votantes, aunque entre los candidatos había nombres como Orel Hershiser, Will Clark, Albert Belle y Harold Baines.
En cambio, el excomisionado Bud Selig y el legendario gerente general John Schuerholz quedaron seleccionados en el renglón de no participantes.
Junto a Bagwell, naturalmente, figura como serio aspirante a quedar seleccionado, en su primer año de elegibilidad, el receptor boricua Iván Rodríguez, Pudge, quien se uniría así a Roberto Clemente, Roberto Alomar y Peruchín en el salón de los inmortales.
Según Thibodaux, Iván había recibido el 82% de los 78 votos contabilizados (64). Este, sin embargo, ocupa la tercera posición, debido a que el exjardinero de los desaparecidos Expos de Montreal, Tim Raines (69 votos para el 88%), también ha recibido un respaldo masivo.
Raines llegó cuarto el año pasado con 307 votos (69.8) pero se encuentra en su décimo y último año de elegibilidad, y esa situación parece haber estimulado el voto de algunos de los periodistas que no le habían respaldado anteriormente.
Además, de acuerdo a los números de Thibodaux, el relevista Trevor Hoffman, en su segundo año de elegibilidad, está cualificando por un pelo -59 votos, el 76%-, después de haber quedado quinto con 297 votos (67.3%) en 2015 en su primer año de elegibilidad.
Por otro lado, Edgar Martínez tampoco parece destinado a quedar seleccionado este año, su octavo de elegibilidad, aunque sus 59 votos y un 66% de respaldo luego de haber recibido apenas un 43% el año pasado hacen pensar que podría alcanzar esa meta en sus últimos dos años de elegibilidad.
“Es una tendencia muy positiva con Edgar que yo no me esperaba luego de la votación del año pasado”, dijo el propio Thibodaux en una entrevista.
Lo más positivo es que no habrá una nueva zafra de grandes nombres para la elección del próximo año, cuando solo Chipper Jones y, tal vez, Omar Vizquel, se destaquen entre los nuevos candidatos.
Claro, hay otro factor que está entrando en juego: lo más significativo de la lista de este año ha sido el empuje que han demostrado Barry Bonds y Roger Clemens, dos superestrellas que de seguro hubiesen entrado hace tiempo si no se les hubiese vinculado estrechamente con el uso de esteroides.
Bonds, quien el año pasado, su cuarto de elegibilidad, recibió 195 votos (44.3%), reflejando un aumento del 7.5% en comparación con el año anterior, este año lleva un ritmo de 69% (54 votos), al igual que Clemens, quien el año pasado, también su cuarto de elegibilidad, recibió 199 votos (45.2%).
De acuerdo a los expertos en estas cosas, los números preliminares que aparecen en la lista de Thibodaux tienden a reflejar un respaldo más alto del que los candidatos reciben en los números finales, por lo que casi se descarta que Hoffman aparezca entre los nuevos exaltados de la clase de 2017, así como Bonds y Clemens.
Pero la tendencia, en particular con Bonds y Clemens, parece irreversible, y casi se da ya por descontado que ambos darán el grado antes de que expire su plazo de 10 años.
Y eso, irónicamente, podría perjudicar a Edgar Martínez.
¿A qué se debe el cambio de ánimo de los votantes, un grupo selecto de miembros de la Asociación de Cronistas del Béisbol de Estados Unidos?
Hay varias teorías: una, que la mancha de los esteroides va alejándose cada vez más en el pasado, especialmente con aquellos jugadores que –al contrario de Rafael Palmeiro o Mark McGwire– nunca dieron positivo en las pruebas antidoping.
Otra, que muchos periodistas han llegado a la conclusión de que en los años noventa y principios de los 2000, cuando no se hacían pruebas, posiblemente la mayoría de los peloteros de las Mayores usaban sustancias indebidas, y resulta injusto penalizar solo a algunos de ellos.
Pero la teoría más intrigante es la que mencionó Graham Womack en un artículo publicado por The Sporting News.
Este cita a la periodista votante Susan Slusser, del San Francisco Chronicle, explicando que lo que ahora le motivó a darle su voto a Bonds o Clemens fue la reciente selección del excomisionado Selig por el Comité de Veteranos.
“Si la gente que se hizo de la vista larga para no hacer nada contra los esteroides está siendo exaltada al Salón”, escribió ella, “entonces yo no voy a negarle mi voto a aquellos que pienso que hicieron trampa”.
El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad. Acaba de publicar su primera novela, El último kamikaze, ganadora del Premio Nacional de Novela del Instituto de Cultura Puertorriqueña.
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