Campanazo final para los Klitschko
El largo reinado de los hermanos Klitschko como máximos reyes de una de las épocas más desabridas de la división pesada está a punto de terminar.
Es fácil determinar cuál fue su comienzo: el 26 de junio de 1999, el ucraniano Vitali Klitschko, entonces con 27 años de edad y con marca de 24-0 y 24 nocauts, depositó sus 248 libras de peso y sus 6’7” de estatura sobre el campeonato pesado de la OMB, al noquear en dos asaltos en Londres al británico Herbie Hide.
Ese primer reinado, sin embargo, tuvo una corta duración: en su tercera defensa, ante el zurdito Chris Byrd –un peleador de buena técnica pero mínima pegada y con físico de semicompleto- Klitschko confrontó serios problemas para conectar sus largos cañonazos y terminó perdiendo en el noveno asalto cuando al parecer se le salió de sitio un hombro de tanto abanicar.
Vitali y Wladimir Klitschko.
Luego Vitali siguió peleando y ganando, pero parecía destinado a ser un excampeón más hasta que el 21 de junio de 2003, en el Staples Center de Los Angeles, impresionó más que en cualquiera de sus victorias anteriores gracias a su valerosa actuación frente a Lennox Lewis al retar al legendario campeón británico por el cetro pesado del CMB y la FIB. Incluso, Vitali parecía más fuerte y con buenas probabilidades de llevarse la pelea según esta se fue alargando, hasta que una cortadura provocó que le pararan el combate en el sexto episodio.
Claro, fue la última pelea de Lewis y a nadie extrañó que Vitali conquistara el cetro vacante al noquear en ocho episodios al sudafricano Corrie Sanders en abril del próximo año, iniciando así un reinado de 11 defensas que terminó cuando decidió retirarse sin perder el título en 2012.
Ya para entonces, sin embargo, se había resignado a no ser nunca un peleador de bolsas millonarias y transmisiones de ‘pay-per-view’, haciendo la mayoría de sus presentaciones en Alemania, donde residía.
Sin embargo, el apellido Klitchsko siguió igual de vigente gracias a su hermano menor, Wladimir, medallista de oro como peso pesado en las Olimpiadas de 1996.
En el 2000, Wlad, un poco menos alto -6’6”- pero bastante más atlético y técnico que su hermano mayor, había conquistado el cetro de la OMB ganándole por decisión precisamente al mismo Chris Byrd que luego destronaría a Vitali.
Perdería ese cetro en su sexta defensa en 2003, ante el mismo Sanders que luego perdería con Vitali, cayó noqueado sorpresivamente en cinco asaltos ante Lamon Brewster en una pelea por el cetro vacante en 2004, y por último se hizo monarca de la FIB en 2006 al derrotar de nuevo a Byrd, que no se cansaba de revolotear por los alrededores, aunque esta vez en el séptimo episodio.
A partir de entonces, Wlad hizo 18 defensas, recogiendo en el camino títulos de la AMB y la OMB, hasta que, el pasado 28 de noviembre, sufrió una sorpresiva derrota frente al británico Tyson Fury, un peleador sumamente excéntrico y alocado que, para colmo, no parece ser el atleta más disciplinado del universo.
La revancha, programada para celebrarse en Inglaterra primeramente el 9 de julio y luego el 29 de octubre, fue suspendida hace poco por supuestas lesiones del monarca.
Para colmo, ahora acaba de informarse que el señor Fury dio positivo a cocaína como parte de una prueba de control de dopaje que se le hizo el 22 de septiembre.
Si ya antes de esta noticia la AMB y la OMB parecían inclinadas a desconocerlo como campeón por las dos suspensiones seguidas, ahora no cabe duda de que ambos organismos darán ese paso tan pronto se confirme el positivo.
Resulta claro, pues, que, de estar interesado, Klitschko solo tiene que sentarse a esperar a que uno de los organismos –o ambos- le designe para disputar los cetros vacantes.
Pero en los últimos días se divulgó que, tal vez desesperado por la falta de acción o, tal vez, por la presión de saber que tiene 40 años y el reloj sigue avanzando, Klitschko al parecer está enfrascado en serias negociaciones para enfrentar al británico Anthony Joshua, campeón de la FIB, en una pelea que se celebraría el Manchester Arena.
Para él, sería un gran riesgo, en especial en esta etapa tan avanzada de su carrera: Joshua, de 6’6” de estatura y apenas 26 años de edad, tiene un récord de 17-0 con 17 nocauts como profesional después de haber ganado para Inglaterra la medalla de oro en las Olimpiadas de 2012, celebradas en Londres, y muchos le consideran la próxima gran figura de la división pesada, digno heredero de Lennox Lewis como gran campeón británico de la división máxima.
Es posible, pues, que Wladimir sienta la tentación de cerrar su carrera –y ponerle punto final a la dinastía de los Klitschko-, enfrentándose al próximo Lennox Lewis, cuando muy bien podría decirse que la era de los Klitschko verdaderamente comenzó cuando su hermano Vitali, joven y pujante, se enfrentó hace 13 años a un Lennox Lewis que entonces ya estaba en el ocaso de su carrera.
Sería algo que redondearía con una hermosa simetría la carrera de los Kitschko.
Si pierde, Wlad de todos modos podría irse contento al retiro, disfrutando de seguramente de una de las mejores bolsas de su carrera.
Y, claro, hasta puede ganar.
El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad.
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