Nueva oleada de peleadores cubanos
Con algunas excepciones, las últimas oleadas de boxeadores cubanos que han venido entrando al profesionalismo han desarrollado una reputación poco rentable: la de ser peleadores de excelente técnica y habilidosos movimientos defensivos que, desgraciadamente, no gustan al fanático común y corriente.
Un caso clásico es el de Guillermo Rigondeaux, quien, pese a encontrarse invicto, haber conquistado el título mundial de las 122 libras en su novena pelea como profesional y contar con una apabullante victoria sobre el popular Nonito Donaire, para muchos prácticamente se ha convertido para muchos en el niño símbolo del aburrimiento boxístico.
Y otro caso clásico es el de Erislandy Lara, quien, pese a ser campeón mundial de las 154 libras, contar con una victoria sobre Austin Trout y sufrir dudosísimas derrotas ante Paul Williams y Canelo Alvarez, también recibe críticas por presuntamente exhibir un estilo demasiado conservador, incapaz de enardecer a las masas de fanáticos de ocasión que prefieren los duelos sangrientos sobre el ring.
Lo peor de todo es que muchos peleadores de renombre que muy bien podrían convertirse en sus víctimas, han podido usar esa presunta falta de atractivo para rehuir pelear con ellos.
Lara, quien ni siquiera fue mencionado nunca como posible rival por Floyd Mayweather, se ha pasado retando en vano a Gennady Golovkin, quien supuestamente no consigue rivales de renombre pero prefiere medirse con portentos con The Mongoose Monroe y Dominic Wade.
Y el dos veces campeón olímpico y ahora invicto campeón pluma de la OMB, Vasyl Lomachenko, también ha sabido ignorar con gran maestría los retos de Rigondeaux, quien, al igual que Lara con Golovkin, se ha manifestado más que dispuesto a subir de peso para pelear con él.
Bueno, pues tal parece que eso a punto de cambiar.
En las próximas semanas, dos peleadores cubanos reconocidos por su agresividad y su pegada y que han tenido serios problemas para conseguir que otros peleadores de renombre hayan aceptado pelear con ellos, estarán activos en importantes combates estelares que serán televisados por HBO.
Uno de ellos lo es el zurdo camagüeyano de 36 años y 6’4” de estatura Luis ‘King Kong’ Ortiz (24-0 y 21 nocauts), quien ya es reconocido como campeón interino de la AMB y puso a temblar a medio mundo por la forma en que aplastó en el séptimo asalto en diciembre al cotizado Bryant Jennings, también por HBO.
Ligado a la Golden Boy Promotions de Oscar de la Hoya, Ortiz, quien hizo más de 350 peleas como aficionado y llegó a ser medallista de oro en los Panamericanos de 2005, tiene señalado defender su título el 5 de marzo en Washington D.C. ante el veterano Tony Thompson (40-6 con 27 nocauts), quien surgió como oponente de última hora luego de que el único que hubiera aceptado la oferta inicial, el ruso Alexander Dimitrenko (38-2 y 24), exigiera más dinero.
Pero todavía hay dudas de que la comisión de Virginia, que avalará el programa, acepte como rival a Thompson, quien ya cuenta con 44 años, lo que todavía podría poner en veremos la pelea de Ortiz en unos momentos en que, al parecer, cada vez resulta más difícil conseguirle a alguien que quiera pelear con él.
El otro cubano lo es Sullivan Barrera (17-0 y 12 nocauts), primer clasificado de la FIB en las 175 libras, quien el 26 de marzo, después de muchos vaivenes, estará enfrentándose a Andre Ward (28-0 y 15) en Oakland, California, el hogar del invicto excampeón supermediano.
Para Ward, de 31 años, quien ha estado bastante inactivo en los últimos años debido a problemas contractuales con su promotor y la lesión de un hombro que requirió una operación, será apenas su segunda pelea desde 2013 y su debut como semicompleto. Y tardó tanto en aceptar a Barrera como el oponente que le proponía HBO que el cubano de 33 años desató una intensa campaña mediática burlándose de la renuencia de Ward, incluyendo una cita bastante ingeniosa al cuestionarle si su promotor era Jay Z o JC Penney.
Al confirmarse la pelea finalmente la semana pasada, Ward dejó entrever, en una conferencia telefónica, que los ataques verbales del cubano habían hecho mella.
“Cuando los tipos como él se pasan hablando”, dijo, “sé que no es solo él, sino que hay gente azuzándolo para que diga cosas”.
“Pero desgraciadamente una vez el árbitro indique que la pelea va a comenzar, va a ser él solo quien estará sobre el ring… y frente a un peleador altamente motivado”.
De 6’2” de estatura y 33 años de edad, Barrera le respondió: “Lo respeto como boxeador, pero va a ser una pelea más para mí: simplemente voy a salir a destruirlo”.
Se supone que el ganador enfrente después al ruso Sergey Kovalev, el imponente monarca semipesado de la AMB y la OMB, ligado a la empresa promotora Main Events… a la que pertenece también el cubano.
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El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad.
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