Lo bueno, lo malo y lo feo del boxeo
Allá para mediados de los años sesenta, Clint Eastwood, quien antes había sido un exitoso actor de televisión pero, por falta de taller, había tenido que emigrar nada menos que a Italia reclutado para filmar lo que luego se conocerían como los ‘spaghetti westerns’, por fin pudo reencarrilar su carrera con una serie de pelֵículas sumamente violentas entre las que figuró The Good, The Bad and The Ugly.
Bueno, pues este pasado sábado me parece que el boxeo experimentó una versión de este mismo concepto, al ofrecernos, en los programas transmitidos por HBO y Showtime, su versión de lo bueno, lo malo y lo feo.
¿Lo bueno?
Tiene que ser la minipelea en la que Daniel Jacobs retuvo su cetro mediano de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) al despachar en 85 segundos al invicto exmonarca Peter ‘Kid Chocolate’ Quillin en el atractivo duelo entre residentes de Brooklyn que encabezó la cartelera que presentó Showtime desde el Barclays Center.
Fue bueno por todas partes: primero, por la forma en que Jacobs se expresó sin vanagloriarse de su contundente victoria, limitándose a decir: “Esta noche ganó el mejor y yo estaba convencido de que iba a ganar la pelea”, pero a la misma vez admitió que se trataba de un triunfo agridulce por haberlo logrado ante un amigo, a la vez que reconoció que un nocaut tan rápido no necesariamente implica una superioridad tan abrumadora y se mostró dispuesto a darle la revancha al peleador de ascendencia cubana.
Wilfredo ‘Papito’ Vázquez conecta un jab.
Lo que me hizo recordar, naturalmente, una entrevista que le hice al peso completo neozelandés David Tua poco después de que conquistara el título pesado el descendiente de boricuas John Ruiz, a quien él había noqueado en 19 segundos.
En vez de clamar inmediatamente por una oportunidad titular, babeándose de la anticipación de enfrentar por el título a un rival al que ya había aniquilado de una forma tan abrumadora, Tua me dijo que por el contrario se había puesto a brincar de alegría cuando vio que a Ruiz lo declaraban vencedor sobre Evander Holyfield.
“Ese tipo de nocaut que yo le di fue una aberración”, dijo. “Lo mismo él me lo pudo haber dado a mí”.
“Pero lo que siempre admiré de él es que después de una derrota tan aplastante él no se quitó y siguió trabajando y esforzándose”.
Y en efecto Quillin también tuvo una respuesta de ese nivel al ser entrevistado después de su derrota: para empezar, aunque algunos -incluyendo los comentaristas de la transmisión- protestaban por la decisión del árbitro Harvey Dock de parar la pelea cuando lo hizo, Quillin se limitó a decir: “Harvey Dock hizo su trabajo”.
Acto seguido, con gran humildad, reconoció que el trabajo del árbitro pudo haberle evitado consecuencias peores: “Yo siempre me la he pasado enviándole plegarias a Prichard Colón y en ese tipo de situación lo mejor es que la gente que tiene ese tipo de trabajo haga lo mejor que pueda hacer con tal de evitar situaciones como esa”.
Prichard, naturalmente, es el peleador boricua que yace en coma más de un mes después de que un árbitro permitiera que recibiera numerosos golpes ilegales detrás de la cabeza.
Pero Quillin también elogió a su vencedor: “No conozco una mejor historia en el boxeo que la de Daniel Jacobs”, dijo, refiriéndose a su historial como sobreviviente de cáncer.
Lo malo ocurrió precisamente en la pelea semiestelar, cuando el boricua Jonathan Oquendo -otro peleador que ha tenido que superar los golpes de la vida-, perdió ante el argentino Jesús Cuéllar al buscar el cetro pluma de la AMB.
Pero aunque los tres jueces le dieron la pelea por amplio margen al zurdo Cuéllar -116-111, 116-111 y 120-107-, y este se apuntó la única caída del combate en el cuarto asalto, a pesar de que las repeticiones mostraron que se trató más bien de un tropezón, la realidad es que se trató de una pelea mucho más cerrada, hasta el grado de que uno de los comentaristas de Showtime se la dio por un punto al peleador boricua que tres años atrás sufrió una pérdida devastadora cuando su novia falleció por las lesiones sufridas en el accidente que él tuvo mientras conducía un ‘four track’.
¿Lo feo?
Desgraciadamente lo feo es también lo habitual en el boxeo: pese a apuntarse el único ‘knockdown’ de la pelea en el tercer asalto en una pelea que con urgencia necesitaba ganar para reencarrilar su carrera, el excampeón boricua Wilfredo ‘Papito’ Vázquez sufrió una controvertida derrota por decisión dividida ante el invicto mexicano Rafael ‘Big Bang’ Rivera en el choque a 10 asaltos dentro del peso pluma pluma que transmitió HBO Latino desde el Osceola Heritage Park Exhibit Hall de Kissimmee, Florida.
Fue una gran pelea, cerrada y posiblemente inclinada hacia Vázquez, pero las tarjetas de los jueces estuvieron completamente desafinadas: una de ellas vio ganar a Vázquez 98-91, mientras que las otras dos se volcaron hacia el mexicano 98-91 y 95-94.
”Hice mi pelea y trabajé muy duro”, se citó después del encuentro al boricua. “No sé qué decir de esta decisión: pensé que había ganado la pelea”.
La respuesta es muy sencilla: en el boxeo a menudo predomina lo feo.
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El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad.
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