Insuperable la superioridad física de Canelo
Luego de una pelea en la que Miguel Cotto boxeó admirablemente y Canelo Alvarez también probó que es mucho más que el estereotípico fajador unidimensional mexicano, la exagerada votación de los jueces de nuevo se encargó de agriar lo que podría haber sido una noche perfecta para el boxeo, deporte que hacía tiempo que no disfrutaba de una.
En realidad, aunque la victoria del mexicano es irrefutable, el combate celebrado el sábado en la noche en el Mandalay Bay de Las Vegas fue uno que, en teoría, pudo haberse ido para cualquiera de los dos lados.
Por una parte, Canelo, quien con el triunfo se convirtió en nuevo campeón mediano del CMB y mejoró su marca a 46-1-1 y 32 nocauts, conectó los golpes más fuertes y fue quien presionó la acción durante la mayor parte del pleito.
Pero también puede afirmarse que Cotto, el tetracampeón que dejó su marca en 40-5 y 33 nocauts, fue quien más conectó en ráfagas y combinaciones, además de tener largos pasajes en los que controló la pelea con su jab y movimientos, haciendo que el mexicano fallara muchos de sus lances.
“Canelo pegó los mejores golpes pero Cotto fue quien más combinó”, tuiteó antes de que se anunciara la decisión el excampeón de ascendencia boricua, Danny ‘Swift’ García. “¿A quién se la darán?”
Pues se la dieron a Canelo, a quien Dan Rafael, el reconocido escritor boxístico de ESPN.com, y el promotor independiente Lou DiBella vieron ganar 115-113.
De paso, también ‘tuiteando’ antes de enterarse del fallo judicial, Rafael expresó: “Fue un asalto 12 tremendo: ¡Que venga la revancha!”
Incluso hay quien puede pensar que Cotto merecía la victoria: “¡Wow! De ningún modo Cotto perdió esa pelea”, escribió en Facebook el excampeón boricua, Kermit Cintrón. “Yo lo vi ganar por dos puntos”.
Pero entonces nos enteramos de que los jueces Burt Clemens, Dave Moretti y John McKaie habían visto una paliza al son de 118-110, 119-109 y 117-111, para producir el mal sabor en la boca que uno ya está acostumbrado a sentir cada vez que termina otra pelea ‘grande’ y multimillonaria.
Pero esta vez los comentaristas de HBO no protestaron mucho, tal vez porque ellos mismos también estuvieron viendo un supuesto amplio dominio de Canelo, hasta el grado de que AustinTrout, vencedor de Cotto y vencido por Canelo, se vio motivado a ‘tuitear’ en determinado momento: “Pero esta gente de HBO parece pensar que Cotto no está ni dando pelea”.
¿Qué más se puede decir?
Pues que fue correcta la estrategia de Cotto y su grupo de exigir que el combate se celebrara en un peso ‘intermedio’ de 155 libras aunque en primera instancia iba a ser por el cetro de las 160. Correcta, pero insuficiente: de todos modos Canelo fue el hombre más fuerte y grande sobre el ring, hasta el extremo de que Cotto ni siquiera logró lastimarlo cuando le conectaba sus mejores golpes, incluyendo su devastador gancho de izquierda.
“Era como si estuvieran peleando sobre el ring dos peleadores de divisiones diferentes”, analizó el popular excampeón mundial británico Barry McGuigan, quien trabajó como comentarista en la transmisión para su país.
En efecto, a mí me recordó un poco la pelea de Tito Trinidad con Roy Jones, Jr., aunque la diferencia fisica no era tan extrema como en aquella.
Y, por otro lado, pese a que hizo la que tal vez haya sido la pelea en que mejor ha exhibido sus grandes dotes boxísticas, Cotto tampoco pudo dominar boxísticamente a Canelo por un margen tan amplio que compensara su falta de potencia: Canelo también exhibió un boxeo muy mejorado, así como una defensa eficiente y un jab más que adecuado.
Es un gran peleador, sin duda alguna.
Lo mejor de todo, sin embargo, fue la forma en que se expresó en la entrevista post pelea al ser interrogado por Max Kellerman, quien, acertadamente, le dijo que nunca lo había visto tan emocionado después de una victoria.
Con voz entrecortada y con la mirada patriótica que también caracterizaba en sus momentos de triunfo al gran Julio César Chávez, el peleador de 25 años que acababa de confirmarse como la gran figura del boxeo mexicano de la actualidad, dijo que había sido “una gran victoria para mí, pero no solo para mí, sino para mi país”.
Y luego, cuando Kellerman le preguntó si, al contrario de lo que posiblemente hubiese ocurrido de haber ganado Cotto, ahora él estaría dispuesto a defender la corona ante el kazajo Gennady Golovkin, el campeón interino del CMB, Canelo agregó: “Antes me hacían esa pregunta y no podía responderla, pero ahora sí puedo hacerlo: lo que voy a decir es que estoy dispuesto a volver a ponerme los guantes ahora mismo si él quiere pelear conmigo, porque yo no le tengo miedo a nadie”.
Y la verdad es que sonó impresionante, aunque poco probable: primero, porque ya antes él había dicho que le exigiría a Golovkin que la pelea fuera en las 155 libras, algo rechazado de plano por este, y, segundo, porque frente al temible peleador de 5’ 10 ½” de estatura que tiene marca de 34-0 y 31 nocauts, incluyendo los últimos 21 en línea, y que sí que es un peso mediano de verdad, Canelo probablemente llegaría tan en inferioridad física como este sábado llegó Miguel Cotto a pelear con él.
El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad.
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