La espera que desespera
Hace unos años, el abogado Chiqui Figueroa, quien estaba ligado al boxeo local, me hizo un comentario que tal vez no comprendí entonces en todas sus implicaciones: “Ustedes los periodistas tienen suerte”, me dijo. “Pueden escribir una cosa hoy, a base de la información que tienen, y mañana pueden escribir algo distinto, cuando se enteran de algo diferente”.
“Pero los abogados no tenemos esa ventaja”, agregó. “Antes de empezar el juicio hay que tener todos los ángulos cubiertos, porque cualquier cosa que desconozcamos puede resultar fatal… y no hay arreglo posible”.
Chiqui estaba aludiendo, claro está a la inmediatez y a las presiones que el cierre ejerce sobre el periodismo en general, donde la competencia a veces provocaba que los periodistas publicaran sin tener la historia completa, o debidamente confirmada.
Y eso era hace más de 20 años.
Hoy en día, gracias a las redes sociales, esa presión por publicar se multiplica a la enésima potencia y muchas veces los periodistas se convierten en meras estaciones repetidoras del último ‘tuit’ enviado por la fuente noticiosa.
El peligro que esto representa ha quedado requete confirmado con lo ocurrido durante las últimas semanas en relación con las ya hastiantes negociaciones para el encuentro entre Pacquiao y Mayweather.
¿Cuántas veces se ha publicado -incluso en los medios impresos- que la pelea va? ¿O que no va?
Lo mismo ocurrió, aunque afortunadamente por un período más corto, con las negociaciones en torno a la pelea entre Cotto y Canelo Alvarez, cuando varios medios dieron por cuadrada la pelea cuando el promotor de Canelo, Oscar de la Hoya, así lo afirmo en un ‘tuit’ que fue desmentido al día siguiente por un representante del campeón boricua.
Ya la labor del periodista deportivo incisivo e investigador llevaba años achicándose gracias a la creciente intervención de los representantes de prensa que le indican dónde, cuándo y durante cuánto tiempo tendrán acceso al entrevistado, o hasta los parámetros de los temas que pueden ser tratados. Y ahora a menudo se limita, en particular durante esta espera que desespera, a que se transforme meramente en un intenso vigilador de su cuenta de ‘twitter’ para ser el primero en publicar la ‘primicia’.
Claro, muchos periodistas resienten esto y algunos hasta han llegado a mofarse del asunto, como Dan Rafael, de ESPN.com, quien recientemente ‘tuiteó’ que está usando unos ‘pampers’ para sentirse protegido cuando llegue el momento del anuncio definitivo.
Otros, al parecer, han llegado a la conclusión de que quien está provocando todo este caos es el propio Pretty Boy. Incluso alguien escribió que Maywather siempre ha sido el gran manipulador y Kevin Iole, de Yahoo.com, le pusosu firma a una nota analítica en la que asegura que Mayweather, con su gran ego, es el principal obstáculo para que la pelea pueda hacerse realidad.
En fin todo el mundo se cansa, pero todo el mundo sigue disparándole también a todo lo que se mueva en las redes sociales para no quedarse atrás: al principio del fin del pasado fin de semana, pues, el diario inglés The Telegraph publicó una nota confirmando que todo estaba acordado, que la bolsa combinada de los peleadores sería de $250 millones y que el anuncio formal se haría en los próximos días.
De inmediato una bandada completa de medios de prensa ‘retuiteó’ con furia hasta que, pocos después, Stephen Espinoza, el mandamás de boxeo de Showtime, compañía con la cual Mayweather tiene un pacto de exclusividad, negó el supuesto acuerdo.
“Será un contrato de fantasía el que estén firmando porque todavía no hay uno de verdad”, dijo, naturalmente mediante un ‘tuit’.
Un día después, un medio flipino informó que Pacquiao había sido entrevistado por un canal de televisión de su país y que, ante la pregunta de si la pelea estaba en pie y se celebraría el 2 de mayo en el MGM Grand de Las Vegas, el PacMan respondió “Sí, es positivo”.
Más aún, incluso dijo, en su propio idioma: “Pirma na lang (ni Mayweather)”, lo que le causó cierta confusión a los medios internacionales que, de momento, se vieron impedidos de publicar el ‘tuit’ que parecía darle fin a todas las especulaciones.
Sin embargo, cuando se tradujo la frase, descubrieron que lo que Pacquiao había dicho era: “Solo falta que Mayweather firme”.
O sea, que seguimos donde mismo estábamos antes.
El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad.
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