Hace un tiempo, Marco Antonio Barrera, Erik Morales y Juan Manuel Márquez se disputaban la supremacía como el mejor peleador mexicano de las 130 libras (y divisiones aledañas), dándose un caso casi único en la historia en el que tres peleadores de la misma nacionalidad, durante años, casi se turnaban para robarse el corazón de la fanaticada.

No solo eso, también peleaban entre sí: Barrera y Morales protagonizaron tres de las peleas más cardiacas de la historia… tres peleas que deben ser tomadas de ejemplo cuando se hable del estilo clásico del boxeo mexicano.

Lo curioso del caso, sin embargo, es que se trata de tres peleadores que fueron ascendiendo de división poco a poco, y haciéndole ajustes paulatinamente a sus estilos para adaptarse a rivales cada vez más grandes y más fuertes.

Es decir, aunque hicieron sus nombres como típicos guerreros mexicanos, los tres fueron demostrando, con el tiempo, que también eran grandes boxeadores, con la posible excepción de Márquez, quien desde un principio fue un gran contragolpeador y, en mayor o menor medida, ha seguido siéndolo durante toda su carrera.

Barrera, en cambio, tuvo la transformación más dramática: de puro fajador, se convirtió en un peleador de excelente técnica y defensiva, y él mismo –que era un destacado estudiante de leyes- explicaba que el cambio lo había hecho con tal de coger menos golpes y alargar su carrera.

Boxeando, se recordará, consiguió una de las victorias más importantes de su carrera, sobre el hasta entonces invicto aspirante a superestrella, Naseem Hamed, y entre sus otros triunfos destacan los dos (en tres salidas) que alcanzó sobre Morales.

Pero Barrera perdió los dos combates que hizo con Manny Pacquiao, y también perdió en su único enfrentamiento con Márquez.

Hoy en día, con 40 años de edad y luego de amasar un récord de 67-7 con 44 nocauts con campeonatos en las 122, 126 y 130 libras, aguarda pacientemente por su inminente exaltación al Salón de la Fama de Canastota, Nueva York.

El Terrible Morales, entretanto, tuvo tres memorables encuentros con Pacquiao, ganando uno de ellos, y fue campeón en cuatro categorí?as (122, 126, 130 y 140, perdiendo el último cetro ante Danny García) al amasar un récord de 52-9 y 36 nocauts.

A los 37 años de edad, también espera la inevitable llamada de Canastota.

Márquez, tal vez porque nunca fue un fajador al cien por ciento, como sus dos colegas, increíblemente sigue dando candela a los 40 años de edad, y el sábado pasado sumó un triunfo más –aunque de menor importancia- cuando derrotó por amplia decisión a Mike Alvarado, un típico leñero que brinda grandes combates pero que ahora ha perdido tres de sus últimas cuatro peleas, dos ellas por nocaut.

Aun así, Alvarado incluso llegó a derribar a Márquez en el noveno asalto y, durante tres episodios –del 8 al 10- ambos gladiadores le ofrecieron a los espectadores del Forum de Los Angeles (y los televidentes de HBO) una versión abreviada de las pasadas guerras a lo Barrera-Morales o Márquez-Pacquiao.

Sin embargo, a pesar de los gritos de histeria de los narradores de HBO –Roy Jones se especializa en exclamar ‘Wow!’ después de cada buen golpe- , yo quedé con la impresión de que Márquez estaba en control en todo momento y solo se fajó en ocasiones con tal de entusiasmar a la fanaticada del Forum, el legendario escenario de innumerables guerras a la mexicana.

Algo así dejó entrever cuando, en la conferencia de prensa post-pelea, afirmó: “Quería darle un regalo al público de aquí, un regalo que dignificara la historia de este evento y la historia del Forum”.

En fin, tiene 40 años, un récord de 56-7-1 y 40 nocauts, campeonatos en las 126, 130, 135 y 147 (interino) libras y la seguridad de que también lo estarán llamando de Canastota tarde o temprano.

Pero antes, según parece, recibirá otra llamada: para medirse en el otoño con Pacquiao en su quinto encuentro con el Pacman.

El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y acaba de publicar su primer libro, San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad.

(ceuyoyi@hotmai.com).