Ataques de Maravilla
“Cotto no me cae bien”… “A Cotto lo tengo atragantado”… “Prometo acabar con Miguel Cotto”… “Lo voy a noquear en cinco o seis asaltos”…
Todas estas citas se le atribuyen al argentino Sergio ‘Maravilla’ Martínez, campeón peso mediano del CMB, de acuerdo a distintos medios argentinos.
La primera procede, al parecer, de una entrevista que hizo con una estación radial de su país. En la misma, el zurdo que en febrero cumplirá 39 años de edad, y quien no pelea desde abril pasado luego de volver a fracturarse la mano izquierda en su complicada defensa ante el británico Martin Murray, expresó: “A él (Cotto) le tengo ganas. Es una cuestión personal. No logro tener esa empatía que tengo con otros rivales. Cotto no me cae simpático”.
Lo del atragantamiento lo dijo cuando asistía a la inauguración de un gimnasio en Argentina, y pronunció las palabras incluso después de que el propio Cotto confirmara en Puerto Rico que todo apunta a que su próxima pelea será la búsqueda de un cuarto título mundial ante el argentino el 7 de junio en el Madison Square Garden.
“Me encantaría pelear en Nueva York, debería ser una linda sensación ganar allí”, dijo Martínez después de profesar su antipatía por el boricua.
No me sorprende, claro, que Martínez hable así de Cotto, quien, pese a que iría de retador, es quien dicta las pautas en las negociaciones por ser la mayor atracción de televisión con un expediente comprobado de producir grandes ganancias en eventos de ‘pay-per-view’.
Entre otros precedentes se encuentra la catarata de insultos que el propio Maravilla volcó sobre Julio César Chávez, Jr.
Decir que llamó hasta “perro muerto” al hijo del legendario Julio Cesar Chávez sería poco: lo llamó una vergüenza, un peleador protegido que no merecía ser campeón y hasta de esconderse como una niña detrás de las faldas de su promotor, Bob Arum.
Que conste, esos fueron los elogios.
Pero, claro, hay una gran diferencia: las andanadas contra Chávez surgían en momentos en que Martínez trataba de azuzarlo para que se hiciera realidad su pelea con el mexicano, también mejor cotizado que él económicamente. Y a fin de cuentas logró su cometido, al medirse con Chávez el 15 de septiembre de 2012 en Las Vegas.
Esta vez, sin embargo, el ataque de Martínez se produce en unos momentos en que todo parece marchar armoniosamente para que se concrete su defensa ante Cotto, pelea en la que el veterano monarca, según se cree, se estaría ganando la mayor bolsa de su carrera.
Es decir, ¿qué necesidad tiene de azuzar al boricua, que, según parece, ya tiene todas las intenciones del mundo de pelear con él?
Por el contrario, con tal de que Cotto no cambie de opinion, lo l?ógico sería que Martínez estuviera colmándolo de elogios.
Después de todo, Martínez no parece tener muchas otras opciones, al haberse descartado la posibilidad de una revancha ante Chávez:
Mayweather ni Pacquiao han dado nunca señas de saber que él existe, y la única alternativa real parecería ser una defensa obligatoria ante el mexicano Marco Antonio Rubio o el italiano Domenico Spada, seguramente por una fracción de la bolsa que recibiría ante el boricua.
La pelea con Cotto también parecería convenirle en otro sentido a Martínez, quien, con su estatura de 5’10”, es en realidad un junior mediano natural que por lo regular ha tenido que enfrentar a peleadores más altos y más fuertes desde que se hizo campeón de las 160 libras al destronar a Kelly Pavlik en 2010.
Así, podría pensarse tal vez que está hablando para promocionar la pelea. Pero me parece demasiado temprano para eso, con la pelea aún a sis meses de distancia.
O quizás está hablando para dejar establecido que, pese a que Cotto pueda llevar la voz cantante en una promoción que gira en torno a su figura, él es el campeón y merece su respeto, como deja entrrever su insistencia de que su nombre aparezca primero en la promoción del combate.
O tal vez la negociación no está tan adelantada como podría pensarse, y Martínez está buscando que Cotto y su gente den el sí definitivo.
Algo de eso se desprende de unas palabra que le dijo -o tal vez gritó a Notifight.com: “Me gustaría pelear contra Cotto, pero él está dando muestras de que no quiere, pone condiciones complicadas”.
Pero quizás estemos buscándole cuatro o hasta cinco patas al gato y la explicación para este berrinche anti-cottístico sea muy obvia: que Cotto sencillamente no le cae muy bien que digamos.
El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y acaba de publicar su primer libro, San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad.
(ceuyoyi@hotmail.com)