Derrotada por el celular
Norita (nombre fatulo) creía que su vida había llegado a su cénit, es decir, a su punto más elevado. Se consideraba una mujer “felizmente divorciada”, tal vez imitando una frase que suele repetir Romeo Mareo. Por lo menos pensaba que no se podía quejar: tenía su casa, su carro, una profesión y un hijo que era su adoración, en gran medida porque no oía reguetón. Aún así pensaba que le faltaba algo. Un día se dio cuenta de lo … Ver más ➡