Tú tan alta y yo tan bajo
Arnaldo, un viejo amigo al que yo no veía hace años, llegó sorpresivamente a la barra del sports bar que yo visito con cierta frecuencia, me saludó dándome un cálido manotazo en la espalda y procedió a ordenarle un trago al bartender, llamado Juan. “Vaya, Arnaldo, te ves bien”, le dije. Sonriente, me confesó que la vida le había abierto, como cortinas que se descorren para mostrar una pantalla panorámica, la mejor de sus sonrisas. Para resumir, era presidente de … Ver más ➡