Si Hawaii es el modelo a seguir …
gentrificación: el proceso de reparación y reconstrucción de hogares y negocios en un área en deterioro (como un vecindario urbano), acompañado de la entrada de gente de clase media o acomodada, y que a menudo resulta en el desplazamiento de residentes generalmente más pobres y pequeños negocios (traducción literal de gentrification, de dictionary.com)
En castellano, no existe traducción para la palabra inglesa gentrification. En Puerto Rico, ya es hora de inventársela para poder nombrar una de las realidades que va a caracterizar estos tiempos. Muchos estadistas pintan una imagen romántica de una estadidad isleña paradisíaca modelada según Hawaii, cuyo nivel de vida es uno de los mas elevados dentro de Estados Unidos. Sin embargo, cuando evaluamos la realidad de ese estado, es mucho mas compleja de lo que aparenta. El movimiento estadista tiene lecciones duras que aprender de Hawaii.
Por ejemplo: Hawaii es el estado más caro de Estados Unidos para comprar una casa. Según zillow, el precio promedio de las viviendas en el mercado hawaiiano actualmente es de $ 617,000, mientras que el precio promedio de las viviendas que se logran vender es de $ 546,800. Para los que no son dueños de bienes raíces, el precio promedio mensual de una propiedad de alquiler en Hawai es $ 2,400. Esto significa que para comprar una casa, el adelanto promedio del 20% de la propiedad constituiría $ 109,360 y–si se logra pagar este anticipo–el pago mensual ascendería a más de $ 2,100. ¿Puede el puertorriqueño promedio costear eso hoy?
Veamos: la proporción más alta de deuda a ingresos admitida por la mayoría de los prestamistas es 36%. Si el ingreso promedio de una familia en Puerto Rico hoy se estima en $ 22,477, eso significaría que el ingreso mensual–antes de pagar impuestos–para una familia promedio en la isla es de $ 1873, que es menor que el pago promedio de una hipoteca en Hawaii. Los residentes actuales de la isla no podrían costear una vida en la isla si Puerto Rico se convirtiera en otro Hawaii. El ingreso promedio actual en la isla solo permite un pago de hipoteca de $ 674 (es decir, ese es el 36 % mensual del ingreso actual). Para poder ser como Hawaii, nuestro ingreso promedio tendría que triplicarse.
¿Que sucede cuando la población original de la isla es remplazada por personas que sí pueden costear la isla? Eso se ha visto en la isla grande de Hawaii, donde solo hay albergue suficiente para no mas del 11% de las personas sin hogar por causa de los crecientes costos de vida y los bajos salarios. El resultado: miles de hawaiianos (casi todos de raza aborigen) se ven obligados a vivir en comunidades destitutas en playas y otros lugares públicos. Según este reportaje, Hawaii es el estado con el mayor porcentaje de gente sin casa. Es este el rostro de Hawaii que no vemos en los brochures turísticos.
Aparte de todo esto, el reporte del Government Accountability Office (GAO, por sus siglas en inglés) sobre como la estadidad afectaría fiscalmente a Puerto Rico estima que los impuestos federales individuales por ingreso que pagarían los residentes de la isla podrían sumar $ 2.3 mil millones. Bajo el plan actual que propuso la comisionada residente en Washington, Jennifer Colón, la isla incluso tendría que pagar estos impuestos antes de la estadidad como territorio incorporado, a la vez que se le niegan los derechos políticos de la estadidad. Si asumimos una población de 3.3 millones en la isla, esto equivale a un pago anual promedio de casi $700 por individuo.
Puerto Rico no es Hawaii, pero el movimiento estadista por muchos años ha apuntado a Hawaii como el ejemplo de progreso económico que busca emular. Está claro que muchos beneficios económicos vendrían con la estadidad. No es mi intención negar eso, pero está claro también que para que la estadidad sirva los intereses de la mayoría de los puertorriqueños, tiene que suceder una enorme cantidad de crecimiento económico en la isla. La estadidad no debe ser planificada, y nuestras expectativas con respecto a ella no son realistas, si no abandonamos el pensamiento mágico que parece caracterizar a muchos votantes estadistas y trazamos un camino claro, proactivo y ambicioso hacia este crecimiento económico que incluya y expanda oportunidades a todos los sectores.
Ser como Hawaii podría significar que muchos van a terminar sin casa, viviendo como pordioseros en nuestras playas como estos aborígenes hawaiianos, mientras que gente de afuera sigue comprando propiedades y elevando el costo de vida a nuestro alrededor. Sí, podríamos ser como Hawaii, pero ¿estamos seguros de que eso es lo que queremos? Y si ese es el caso, ¿que estrategias agresivas de crecimiento económico PARA TODOS vamos a implementar?