Trump: “Ni un solo dólar” para Puerto Rico
Los eventos que conciernen la renuncia de Pam Patenaude han confirmado y puesto al descubierto la intención de Trump de negarle dinero a la isla para la recuperación del desastre (real) del huracán María para invertirlo en el desastre imaginario de su “crisis en la frontera” … porque sabe que si no construye el muro, su furiosa y deplorable base no va a votar por él en las elecciones del 2020. De este modo muestra, una vez más, que valora más la utilidad política de sus decisiones, que la humanidad y el sufrimiento de las víctimas de catástrofes naturales.
Según The Daily Beast, Trump dijo a John Kelly y Mick Mulvaney que no quería que “ni un solo dólar” fuera a Puerto Rico, y quería que se diera mas fondos a Texas y Florida.
Repito: “ni un solo dólar“. Es esa la meta de Trump, en sus propias palabras. Si lo dejan, no va a reciprocar las lealtades de más de un siglo de los soldados boricuas que han peleado, muerto y matado por la bandera americana.
Pam Patenaude trató de argumentar a favor de la isla y en contra de que se terminara una asignación de fondos que buscaba terminar con la segregación racial en las comunidades, pero al final se rindió. El patrón que seguimos viendo es uno que pinta la Casa Blanca como un frente racialmente e ideológicamente motivado que busca, ya abiertamente, perpetuar la segregación racial en vivienda y la exclusión de Puerto Rico de fondos designados para desastres nacionales, mientras que (de nuevo, obedeciendo una lógica racista) se canalizan esos mismos fondos para un muro innecesario y costoso que solo sirve para avanzar la carrera política de Trump.
A todas estas, la hostilidad anti-hispana que inspira al muro de Trump se ve ridiculizada cuando consideramos que la mayoría de los inmigrantes que se queda luego de que expira su visa no son mexicanos (47,000), sino canadienses (120,000), que por siete años consecutivos más personas se han quedado mas allá de su visa que las personas que han cruzado la frontera ilegalmente … y que Canadá–tras la entrada de decenas de miles de refugiados e inmigrantes musulmanes que no comparten los valores laicos de occidente–representa un problema de seguridad nacional para EU potencialmente mucho más fatal que México. Ya en Canadá hay un Partido Islámico que abiertamente declara que el islam es la “religión nativa de Canadá” y que busca islamizar el país e imponer la sharí’a, o ley islámica. Muchos sobrevivientes de la tiranía islámica, como la esposa del blogger secularista saudita Raif Badawi, han criticado el silencio mediático ante la creación de este nuevo partido abiertamente teocrático.
La frontera con Canadá mide 5,525 millas, mientras que la frontera con México mide 1,954 millas.
A todas estas, la patrulla de la frontera (es decir, los profesionales de seguridad que más experiencia tienen en defender la frontera y que carecen de los incentivos políticos de un Trump) no solamente ha reconocido que Canadá ha importado más terroristas y representa un peligro mayor que México, sino que ha dicho que no quiere un muro: quiere usar tecnología de drones. Hay soluciones pragmáticas, inteligentes y menos costosas que el muro (cámaras nocturnas, drones), que en realidad es un símbolo, un monumento a lo que Trump percibe como su legado … y un homenaje al Moloc de la paranoia racista de la extrema derecha.