Ven a honrar la vida, a un año de María
Hace unos días estuve en Icacos en el pueblo de Fajardo, una de las hermosas playas de nuestra isla. Andábamos con amigos celebrando mi cumpleaños, el primero después de María. Allí sucedieron dos cosas que de las muchas que todavía nos llevan a reflexionar en la sacudida de este huracán que aún sigue en medio de nosotros.
Estando en el agua disfrutando el paisaje, de momento mi compadre quien visita esa playa con frecuencia preguntó, refiriéndose a un árbol caído que había en la orilla, “¿ese árbol de dónde salió?, eso no estaba ahí”. Todos nos volteamos a ver el árbol y nos quedamos unos segundos eternos contemplando mientras llegaba la respuesta de mi propio compadre, “eso fue María”. Por varios segundos seguimos mirando el árbol sin decir palabras. Experimentando el letargo que todavía invade a muchos con relación a las interrogantes de esta experiencia que nos sacudió la vida.
Allí mismo ocurrió que en un momento mientras me bajaba de la lancha no toqué el fondo de la playa, sentí que me hundía, y en cuestión de unos segundos sentí ansiedad, mi cuerpo se estremeció y las lágrimas brotaron, pues reviví un trauma de hace más de diez años en el cual casi me ahogo en una playa de Guatemala. Así de prolongada puede ser la duración del impacto emocional ante experiencias traumáticas.
Se acerca la fecha del primer año del paso de María por Puerto Rico. Muchos todavía buscamos comprender cómo ha sido posible que éste feroz huracán nos traspasara la vida, nos batiera el alma con su furia y las secuelas que todavía experimentamos. Carreteras rotas, áreas sin postes eléctricos, semáforos apagados o inexistentes, falta de productos y materiales que antes abundaban, aumento en el costo de vida. Entre otras cosas que nos recuerdan a diario que algo ya no es lo mismo. Por fin se valida el dolor de los que perdieron a sus seres queridos al reconocer que fueron casi 3,000. Me pregunto cuántos nos hemos dado el permiso para experimentar el dolor que como país llevamos ante esta realidad.
Visitando los pueblos sigo encontrando personas con indicadores del efecto del estrés agudo que se vivió (y a mi modo de ver mucha gente vive aún). Dificultades para conciliar el sueño, ansiedad, híper activación cuando llueve, truena o se anuncian eventos atmosféricos como Beryl. Personas que narran el desarrollo de conductas obsesivas como una señora de Lares que tiene dos plantas eléctricas y dice que hasta que no se compre una “inverter” no estará tranquila. Otra en Mayaguez narraba en uno de los talleres que ya tiene una colección de abanicos pequeños y siempre está pendiente a comprar otros. Personas -muchas personas- que todavía lloran al contar sus vivencias de aquel 20 de septiembre.
La exposición a eventos de alto impacto emocional en algunas personas puede desencadenar el trastorno de estrés post traumático. Los síntomas del TEPT por lo general se manifiestan poco después del evento traumático, pero podrían no hacerlo hasta pasados algunos meses o años, e incluso aparecer y desaparecer de forma intermitente durante muchos años. Si los síntomas se prolongan durante más de cuatro semanas y provocan gran angustia o interfieren con la vida laboral o personal, es posible que la persona padezca un trastorno por estrés postraumático.
Algunos síntomas de TEPT son revivir el evento, la persona puede tener malos recuerdos o pesadillas, incluso puede sentir que el evento vuelve a ocurrir. Evitar situaciones o personas que desencadenan los recuerdos del evento traumático, quizás hasta evitar hablar o pensar sobre dicha situación. Dificultad de expresar sentimientos o no estar interesado en las actividades que antes disfrutaba. Sensación de excitación, estar nervioso o siempre alerta y a la defensiva en caso de peligro.
Es posible que algunas personas al acercarse la fecha del primer año del huracán puedan experimentar revivencias (al igual que yo con mi experiencia en la playa de Icacos) o sentir sentimientos de desesperanza, miedo, desesperación, tristeza profunda o ansiedad. Toca reconocer cuales persisten y responsablemente buscar atención psicológica.
Es recomendable para todos los que atravesamos el huracán, continuar participando de espacios donde se puedan tener experiencias de diálogos sanadores, prácticas de respiración profunda o ejercicios de enfoque corporal para ayudar a seguir canalizando el impacto que todavía podemos llevar en nuestro ser.
Te invitamos a honrar y celebrar la vida a un año de María. Un espacio en el que contaremos la nueva historia que vamos escribiendo para nuestras vidas y el Puerto Rico que juntos vamos reconstruyendo.
Tendremos una reflexión sobre la situación del país y hacia donde apunta la esperanza de recuperación, ofrecida por el Sr. Nelson Reyes, Director de Consultcom. El periodista Mario Alegre-Barrios nos ofrecerá una inspiradora presentación sobre las formas de activar nuestra creatividad para seguir escribiendo la nueva historia. Nos acompañarán grupos de voluntarios y organizaciones comunitarias que trabajaron durante y hasta el presente en la recuperación de nuestras comunidades. Habrá ejercicios de armonización interior, escucha comprensiva y música.
La actividad será el 21 de septiembre a las 7:00 pm. en el Centro Sor Isolina Ferré de Caimito, San Juan. Libre de costo. Para separar tu espacio https://www.eventbrite.com/e/un-ano-despues-de-maria-celebrando-la-vida-pr-21-de-septiembre-de-2018-tickets-49105310305
La autora es Trabajadora Social certificada en las técnicas de Focusing y Directora del Instituto para el Desarrollo Humano a Plenitud, empresa social de los Centros Sor Isolina Ferré Inc.
Para otros talleres libres de costo para practicar ejercicios de manejo de emociones https://www.crecimientoaplenitud.org/single-post/2018/05/14/Talleres-Manejando-las-emociones-tras-el-paso-del-huracán-María
Para información sobre nuestros talleres para personas y corporaciones sobre Sanación y Crecimiento Personal puedes visitar nuestra página web o en Facebook Instituto para el Desarrollo Humano a Plenitud.
lortiz@csifpr.org