Resistencia Simulada
Así le llamó en estos días el Representante Juan Dalmau a la visión que nos quiere vender el Gobierno ante la crisis que atraviesa nuestra sociedad. Resistencia simulada que es lo mismo que aparentar que estamos bien, discursar que todo se va a resolver y saldremos de la crisis, cuando la realidad es otra. La realidad es una devastadora, ya no nos cabe duda. La crudeza de la realidad, me describía mi buen amigo Nelson Reyes -reconocido Psicólogo Social y autor del modelo de Incubación de Microempresas Comunitarias llamado Consultcom- apenas se está sintiendo.
Con su habitual sonrisa me explicó -precisamente en una conversación sobre cómo resistir- los números aterradores de lo que implican los nuevos recortes que están a la vista, las estadísticas de los expertos locales e internacionales sobre cómo los objetivos de la Junta de Supervisión Fiscal, en su afán de cobrar, van a llevar la economía al colapso. Creo que dichas estadísticas ya son conocidas aunque no aceptadas por la mayoría de los boricuas.
El país está en “shock” todavía -me narraba este emprendedor con una gran vocación hacia la solidaridad- mientras dialogábamos sobre lo que prevemos venir en términos de enfermedades emocionales y violencia cada vez que la soga apriete más el cuello. Cada vez que la gente no alcancé a pagar el agua, la luz, los marbetes, las medicinas, la comida, etc. Cuando ya no se pueda seguir malgastando en lo que nos anestesia en términos de la pachanga, los conciertos y el consumismo desenfrenado que tiene raíces profundas.
La tentación para los que trabajamos con el dolor humano, para los que a diario acompañamos las heridas de nuestro pueblo, es acuñar la resistencia simulada. Tararear como rap consignas que nos animen aunque sea temporeramente. Siempre he sabido que lo que a mí no me da respuesta, no lo puedo compartir. No lo puedo ofrecer como medicina para el alma y hace mucho que la mera positividad, no llena mis angustias existenciales.
Lo que me ha sanado y llevado a aprender a resistir mis peores tormentas poco tiene que ver con “slogans” trillados. La resistencia, he descubierto en medio de mis propias sombras, se va logrando en la medida que se comprende la realidad de lo que significa ser persona y se conecta con aquello interior que es fuente de sabiduría. Cuando se logra bajar al origen más profundo de los miedos y esquemas que limitan nuestras posibilidades.
La resistencia se alcanza en el caminar junto a otros que nos ayudan a superar esos temores y esquemas, nos tienden la mano para descubrir nuevos modos de ser, de vivir. Nos aceptan con nuestras sombras. Cuando se comparte el amor solidario en actos concretos, como la mudanza que ayudamos a hacer ayer a una vecina que tuvo que entregar su casa al Banco o el pan que otro vecino le compra cada mañana a una familia necesitada. La resistencia se logra cuando se emprenden proyectos desde la periferia y se van abriendo nuevas rutas no tradicionales que reten al sistema.
Aprender a mirarnos unos a otros con nuevos ojos, no como competencia sino como el apoyo para resistir. Tomarnos de la mano y seguir creando una cadena humana que desde la propia fragilidad y la fuerza del otro nos ayude a resistir de modo verdadero y desde ahí construir las nuevas posibilidades.
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