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La Naturaleza es profeta por Ángel G. Cortes

Comparto esta reflexión del amigo Ángel G. Cortes  que me parece nos ofrece la oportunidad de hacernos uno con la naturaleza y escuchar su grito frente al Covid-19.

La naturaleza está hablando. ¡Y cómo lo hace! Como en el relato bíblico, sus primeras palabras han sido duras, “¡que necios y torpes son, que poco entienden…!”. Esa naturaleza que, en lo profundo y siendo honestos, no queremos mucho, porque nos limita. Porque no se ajusta a los parámetros “democráticos” de hoy, que restringen lo correcto al acuerdo de las mayorías (en menosprecio de aquello que curiosamente se llama la ley natural). Esa naturaleza que solo amamos cuando logramos domesticarla (L. Razeto), cuando la “humanizamos” a nuestra imagen y semejanza, con el peligro de quitarle su autonomía y ser. Naturaleza que, como el jíbaro (mi querido Paco, de ochenta y tantos años) me decía hace poco, “hoy grita como profeta porque anuncia y denuncia”.

Pero el portavoz de hoy no son los grandes glaciares que se derriten o las especies que van desapareciendo. El portavoz de hoy es diminuto,  invisible a los ojos, pero “revelador de verdades” (N. Reyes). De hecho, sería insignificante, si no fuera porque aún está en su “estado salvaje” de descontrol. Por eso (y con razón) hasta cierto punto le tememos, lo investigamos con seriedad, buscamos cómo desentrañar su misterio para neutralizar el daño que causa. No obstante, antes de que eso ocurra (¡cosa que anhelamos!)… antes de que todo sea relegado y minimizado al problema económico de quien tenga los recursos para vacunarse… antes de que el derecho humano a la salud sea lanzado a la cerrada y asfixiante lógica del lucro… antes de que sus efectos y manejo se vea reducido al discurso violento de las ideologías, con sus definiciones dogmáticas del bien y el mal.  Antes de que todo esto ocurra, quedemos a la escucha, porque seguramente este diminuto portavoz de la naturaleza tiene algo que decirnos, sobre nosotros mismos, que no estamos haciendo bien.

¿Qué cosa nos ha dicho ya? Nos ha dicho que podemos vivir sin consumismo desmedido, que la economía debe existir en función del ser humano, no de la producción. Nos ha dicho que las necesidades humanas deben dirigir la economía, no las decisiones estrictamente financieras en su más oscura versión.

Nos ha dicho que la fe es, inicialmente, experiencia y Relación (así con mayúscula). Que las procesiones y los repiques de campanas no son un fin, y que quizás habría que insistir menos en aquello que ya no dice mucho a grandes multitudes que viven de espaldas a ciertas prácticas de la tradición cristiana, por muy piadosas que parezcan (o incluso lo sean). Antes de que “domestiquemos” al pequeño portavoz, tenemos la oportunidad de mirar hacia el frente y pensar: ¿cuáles pueden ser los odres nuevos para el vino nuevo? ¿Cuáles son las nuevas experiencias de fe que pueden hablar al mundo de un Dios cercano, Relación, capaz de devolver a la palabra amistad su más profundo sentido, sobre todo hacia los descartados y desechados?

Hoy, el(la) otro(a) queda obligado a la lejanía,  no besos, no abrazos. ¿Será que debemos detenernos y preguntarnos quién es TODO(A) otro(a) para mí? ¿A quién estoy odiando (sino moralmente, al menos psicológicamente) como “requisito” de llamarme solidario? ¿Cuán larga es hoy mi lista de aquellos que “no me representan”? La solidaridad, si bien debe establecer amores preferenciales, no descarta ni menosprecia a nadie, como condición de su validez y coherencia interna.

La naturaleza habla, grita. Pero en esta ocasión no es para que nos quedemos mirándola, idealizando una comunión “domesticada”. Que por cierto y por esa misma razón, no es ésta la comunión en la libertad que el ser humano solamente es capaz de experimentar. Nos habla y grita para que nos sintamos llamados a comprender su lenguaje, su interior, su misterio que, en última instancia, ¡siempre nos remite a algo más y más alto que ella!

Por eso, mi querido Paco, has sido sabio en tu sencillez, en la más rica tradición de fe de nuestro pueblo. Tienes razón: ¡la naturaleza es profeta! Por eso, si las fuerzas que dominan esta civilización que muere intentaran acallar la esperanza de la gente, ¡hasta las piedras, los océanos, el Amazona o el mundo minúsculo de los virus, gritarán!

 

Ángel G. Cortes es dueño de AC Consulting, Training & Coaching donde ofrece consultoría en procesos de aprendizaje y coaching para la identificación e implementación de soluciones para organizaciones.

 

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