Es tu cumpleaños, pasa todos los años pero cada año es diferente. No importa lo que hayas vivido en tu infancia, no importa si hubo celebraciones o no, hay algo en ti que se estremece cada año para esta fecha. Hay algo que te hace estar lleno de júbilo cuando sientes que se acerca ese día.

Quizás no te percates de lo que experimentas en tu interior, pues hay veces en que es tanto el jolgorio exterior que no te detienes a sentir el mayor jolgorio que se vive en cada cumpleaños y que pasa muy dentro de uno.

Todos llevamos un niño interior cuya sabiduría es infinita. Así nacimos -así fuimos creados- pero el pasar del tiempo y las experiencias vividas nos llevan a distanciarnos de esa realidad, de lo que es nuestra esencia. En esa esencia hay una conexión profunda con la grandeza de nuestra vida. Hay algo que nos hace reconocernos únicos, buenos y nos lleva a querer celebrarnos en cada día de cumpleaños.

En estos días en que celebramos el mío -y el de muchos otros nacidos en septiembre- mi niña interior siente un gozo especial que la lleva a querer divertirse y celebrar con aquellos que nos rodean. Escuchando esa voz interior recibo y me lleno de su alegría.

También he sentido las lágrimas de mi niña interior ante unos mensajes hermosísimos que he recibido de aquí y de otros países donde hay niños-adultos que andan de fiesta por mi cumple. Amigos del pasado y del presente que con toda la creatividad me han hecho llegar su amor y deseos de felicidad. Llamadas no esperadas, encuentros no planificados, regalos tan sencillos y llenos de grandeza como unas palabras, una poesía, una canción o un video compartido desde las redes sociales.

Mientras escribo mi niña me hace recordar las estrellitas –una levantada en el aire por cada año cumplido- que me hicieron un grupo de jóvenes salvadoreños y hondureños en un Taller. También me dice mi niña interior que  su mayor dicha son los abrazos de la familia, esposo y amigos.

Ya son muchos los años cumplidos y en los últimos tiempos también hay algo en el interior que me lleva a hacer inventario de lo vivido. A agradecer por lo logrado, lo bueno que he podido hacer por mi patria dentro de mi humana realidad. A dar gracias por todas las vidas que en las distintas estaciones se han hecho parte de mi caravana. También me lleva a aceptar que he errado y hay cosas que solo toca aceptar como parte de este viaje que al final me llevará al encuentro permanente con mi verdadera esencia.

Si cumples hoy, mañana, este mes o el otro, no importa cuando, celébrate. Reconecta con tu ser interior y escucha todo lo bueno que de allí sale. Deja salir tu baile, carcajadas y juegos. Sobre todo recibe lo que los otros te regalen en especial, aquellos que te regalan su presencia a través de relaciones basadas en el amor y la verdad.

De viaje celebra los cumples de tus conocidos y también de los desconocidos que se crucen en tu camino, date permiso para abrazar a esos otros niños interiores que al igual que el tuyo están prestos para celebrar la vida en cada cumpleaños, sea el suyo o el de otros.

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