El cambio es pasajero, la transformación perdura
Transformación y cambio parecerían ser lo mismo, pero no. El cambio se refiere a lo inmediato, a las acciones que se toman para mover el rumbo en otra dirección. Las transformaciones van a la médula, a lo que origina la dificultad. Trascienden el presente, renuevan lo pasado, cultivan el futuro. Para que haya transformaciones debe haber cambios, pero puede haber cambios sin que haya transformación. Ejemplo de esto son las famosas dietas en las que cambiamos temporeramente lo que comernos, pero no hacemos ajustes profundos en los hábitos alimentarios, ni en la manera como nos cuidamos, ejercicios, descanso, meditación etc.
Otro ejemplo es el de las resoluciones de año nuevo, cuando preparamos listas de cosas por cambiar y de las que al mes ni nos acordamos, pues en lo profundo del ser no había la suficiente motivación ni energía dirigida a lograrlo.
Hablar de transformación humana es el compromiso con descubrir y reconstruir desde las profundidades del ser aquello que limita, que detiene, que golpea a la persona y no le permite vivir desde su potencial, desde esa vitalidad que existe en el manantial interior que todos poseemos, nuestras mejores cualidades, la experiencia de poder amar y ser amado. Toda persona en esencia tiene las posibilidades de conducir su camino en la dirección que lo aspire. Tiene el poder de manejar sus emociones, impulsos, decisiones a favor o en contra de sí mismo.
Es indispensable entender la manera cómo la persona formó su base emocional para comprender por qué actuamos como actuamos. Hoy día se sabe que la mayoría de las conexiones en el celebro que tienen que ver con las emociones del coraje, del miedo, la culpa, de la tristeza, están relacionadas con las experiencias que la persona vivió en sus primeros años. El cuerpo organismo que incluye el cerebro va registrando en códigos emocionales si se recibió amor incondicional, afecto o -por el contrario- si se creció en ambientes de abandono, de falta de amor, castigos, maltrato, abuso.
Muchas de las conductas que manejamos en el presente, como la ira, el rencor, obsesiones -hacia personas, conductas y objetos-, la melancolía pesimista que a veces alimentamos aun sabiendo que no nos hace bien, y los miedos al fracaso, al rechazo y a la soledad, tuvieron un origen y desde algún momento de nuestra historia nos empezaron a acompañar, pero no nacimos con ellas.
Dichas conductas pueden ser transformadas desde el trabajo de redescubrimiento y sanación interior. Hay diversos caminos para hacer el viaje que requiere la transformación interior. Lo importante es que la persona decida emprender el viaje, que la persona decida comenzar a trabajar con lo que no le permite vivir la vida a plenitud que aspira. Debe llegar un momento de hartazgo, de sentir que no se puede seguir alimentado el pesimismo, el negativismo, las conductas destructivas que en mucha ocasiones nos han lacerado y han lastimado a quienes nos rodean, llevándonos a perder relaciones valiosas y a vivir en estados de guerra interiores y con el entorno.
El Instituto para el Desarrollo Humano a Plenitud (IDPH) -una empresa social de los Centros Sor Isolina Ferré- tiene como objetivo abrir espacios de sanación y liberación de estas fuerzas interiores bajo el lema que nos compartió nuestra fundadora Sor Isolina Ferré “Todos tenemos fuerzas interiores que solo permanecen ocultas hasta que encuentran la oportunidad de ser liberadas”. Con estas palabras Sor Isolina abrió hace 45 años un camino de oportunidades para las comunidades y todavía hoy continúa siendo faro para muchas vidas.
En el IDHP tenemos un compromiso con el crecimiento y desarrollo humano, a partir de la premisa de que toda persona posee una dignidad, un valor y unos talentos únicos. Desde este credo, trabajamos para abrir espacios de encuentro con el interior que permitan a la persona conectar con las fuerzas vitales que habitan en su interior.
Como parte de nuestra misión tenemos diversos encuentros, talleres y convivencias con comunidades, jóvenes, padres, grupos profesionales y empresas cuyas experiencias nos confirman que esta es la ruta. Nuestra gente, nuestro pueblo está deseoso de espacios diferentes donde poder ser lo que se es, donde poder liberar cargas que ya no es necesario seguir llevando, transformar máscaras que se han usado para ocultar el dolor de la historia vulnerable, donde poder sanar las heridas del niño interior que nublaron el cristal con el que nos miramos y miramos el mundo que nos rodea, donde encontrar nuevas fuerzas para emprender los nuevos retos de una sociedad en profunda crisis.
Los días 17 y 18 de mayo celebraremos un Taller de Crecimiento Personal abierto al público. Mediante a una serie de ejercicios bioenergéticos, corporales, de biodanza y momentos de trabajo personal con ejercicios de introspección, ofreceremos un espacio de autoconocimiento y sanación de la historia vulnerada dirigido abrir caminos hacia el manantial donde habita el caudal de talentos y posibilidades que posee la persona.
Para quienes deseen información sobre el taller pueden comunicarse al (787) 375-7854.