Cuando pienso en la conmemoración del día Internacional de la  de la mujer, mi pensamiento vuela a ese mundo que sueño, donde todos (as) vivamos en esa plenitud, justicia e igualdad con la que fuimos creados. Vienen a mi mente demasiados momentos compartidos con mujeres que han sido parte de lo que hoy soy y me han mostrado lo que es ser mujer.

Veo tantos rostros cercanos, más distantes y muy distantes que me hablan de lo que es la mujer. La mujer trabajadora en sus muchas manifestaciones. La mujer de entregas radicales hacia aquello en lo  que cree y sueña. La mujer que todos los días se levanta a hacer la patria de maneras inimaginables.

Cuando pienso en la semana de la mujer miro a mi alrededor y veo tantas manifestaciones de la vida. De esa vida que tiene rostro femenino. Veo que aunque nuestro planeta amenaza con detenerse, gracias esas mujeres que no se detienen, la vida sigue floreciendo.

Las he visto en las oficinas, en las fábricas, en las iglesias. Las he visto en las escuelas y universidades, en las calles, en el gobierno. En las luchas comunitarias, defendiendo los derechos humanos y del medio ambiente. Trabajando incansablemente por la justicia y la paz, acompañando a los que sufren, más allá de su cansancio y sufrimiento.

Las he visto en los hogares, precisamente tratando de que no dejen de ser hogares, haciendo tareas, dando consejos, curando, escuchando, llorando, amando. También las he visto en los sembradíos, cargando leña para que no se apague el fogón, en los ríos lavando ropa, en los suburbios de cualquier país buscandoselas como mejor se pueda para conseguir el pan que alimente la vida.

He  visto la grandeza de aquellas que buscan ser compañía, ser amadas y poder amar a ese otro que construya junto a ellas ese amor filial que anda en peligro de extinción.

Dolorosamente, también las he visto ultrajadas, maltratadas, engañadas y abusadas por aquellos en quienes más confiaron. Devaluadas y utilizadas en una sociedad que sigue promoviendo la imagen de   la mujer como objeto sexual, el poderío del varón y el uso de la violencia machista en las relaciones de pareja.

Las muchas manifestaciones del ser mujer, niñas, jóvenes, adultas, envejecientes. Hoy rindo homenaje a ese rostro de mujer que se hace gesta cada día, que hace la patria, la familia, la sociedad. Sobre todo  ese rostro de mujer que no se rinde, que busca abrir nuevos espacios de justicia solidaria, de mejores condiciones de vida; de fraternidad para nuestro pueblo.

Mujeres que hacen que lo imposible sea posible y si no -como diría Arjona- impulsan a que otros lo inventen por ellas. Reconozco a aquellos varones que defienden, acompañan y aman las causas humanas, las causas de la mujer. Que respetan y velan sus derechos, su dignidad, su valor.  Aquellos que se han permitido crecer el lado femenino y desde su quehacer humanizan, denuncian, transforman, y dan vida.

Te invito a que en este día Internacional de la mujer no regales flores, ni chocolates, ni pongas muchos “post” de esos que dicen que somos bellas, talentosas, amables y el centro de universo. Te invito mejor a que pienses en los rostros de las mujeres que te rodean y en todas las que a través del mundo siguen luchando, y desde esos rostros revises qué acciones puedes hacer para que tu entorno sea más humano, más solidario, más justo para todas y todos. 

Entonces podrás experimentar la sensación de que eres parte de aquellas luchas de mujeres  trabajadoras que allá para 1910 iniciaron la gesta que dio paso al día Internacional de la Mujer. Y de viaje serás parte del camino que todavía queda por recorrer.