La pesadilla de Pedro Pierluisi
Pedro Pierluisi, y todos los que saben de política, lo tenían bien claro hace tiempo: para ganarle la contienda primarista de hoy a Ricardo Rosselló, el comisionado residente tenía que sacar la elección del “corazón del rollo” del Partido Nuevo Progresista (PNP), donde se concentran los más fervorosos novoprogresistas y donde el arraigo del joven candidato es inmenso.
Se quedó corto. Y por mucho.
Aunque al momento de redactar este comentario no se habían contado el total de cuántos votaron en la primaria del PNP, la proyección indicaba que cerca de 453,000 miembros del PNP acudieron a la primaria. Esto es casi 200,000 menos de los 650,000 que en el bando de Pierluisi habían fijado como el número que pudiera haberle dado la victoria.
Hay, por supuesto, otros factores para explicar el desenlace de la contienda, como, por ejemplo, la narrativa del joven impetuoso ofreciendo reformas radicales, versus el veterano pasivo que solo parecía dispuesto a enderezar un poco la turbulenta ruta que lleva Puerto Rico.
Pero, sin duda alguna, la cantidad relativamente baja de miembros del PNP que acudieron las urnas tiene que haber sido un factor determinante en la victoria de Rosselló, quien, según la Encuesta de El Nuevo Día publicada el viernes, entre los electores totalmente identificados con el PNP y que definitivamente votarían en las primarias, Rosselló tenía un 54% de apoyo, versus el 43% de Pierluisi. Un 3% no estaba seguro.
Rosselló estuvo trabajando la base prácticamente desde el día después de las elecciones de 2012, mientras Pierluisi atendía la profunda crisis de Puerto Rico en Washington. Rosselló estuvo hablando de estadidad 24 horas al día y siete días a la semana, mientras Pierluisi, en aras de atender la situación de Puerto Rico en Washington, se vio obligado a transar en ciertas coyunturas con el Partido Popular Democrático (PPD).
Pierluisi ejecutó un complicado viraje en torno a su posición sobre la junta de control fiscal, mientras Rosselló también dio un viraje, pues en algún momento la apoyaba, pero que no se notó de manera tan abierta como el del comisionado residente.
Esas eran posturas que hacían arder el corazón de los miembros más apasionados del PNP, a los que Rosselló les habló al oído continuamente y que, en definitiva, le dieron la victoria.
(benjamin.torres@gfrmedia.com, Twitter.com/TorresGotay, Facebook.com/TorresGotay)