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La estadidad a contraluz

Al rey Salomón, quien según la tradición bíblicafue el más sabio de todos los hombres, se le atribuye haber dichoalguna vez: “mientras más se sabe, más se sufre”

Hay un importante sector de nuestro pueblo que enestos días está sientiendo en lo profundo del corazón el ominosoenunciado salomónico: los simpatizantes de la estadidad que sedejaron encantar por la propaganda demagógica de algunos de suslíderes y vivían felices creyendo que la integración a EE.UU. eratodo beneficios y nada de responsabilidades.

Los sacó de las cálidas aguas de la ignorancia elinforme sobre el costo de la estadidad difundido esta semana por laOficina General de Contabilidad de Estados Unidos (la ya famosa GAO,por sus siglas en inglés), una dependencia técnica, no partidista,adscrita al Congreso, que hace los estudios económicos en que sebasan muchas de las políticas del Gobierno  federal. 

 El informe tuvo dos grandes revelacionespara los que no analizan las cosas por sí mismos y se dejan llevarmansitos por cuentos de políticos.

La primera, es que el aumento de fondos federalesbajo la estadidad sería de un aproximado de $5,200 millones anuales,más o menos una cuarta parte de los $20,000 millones anuales quehabía reclamado el liderato del Partido Nuevo Progresista (PNP) enlos momentos de  mayor euforia y cerca de la mitad de lo que hoysigue diciendo el líder de la colectivida, Pedro Pierluisi.  

  La otra gran revelación para losdóciles es que la estadidad no es un boleto gratis a la prosperidad,pues hay que pagar contribuciones federales y muchas: $5,700 millonesentre individuos y corporaciones. En el renglón de los individuos,lea bien esto, paga contribuciones federales todo el que obtengaingresos tributables de más de $8,925 al año si es soltero, $17,850 si es  una pareja que llena planillas en conjunto o más de$12,750 si es el único proveedor de una familia.

Para que los puertorriqueños puedan sostener esacarga contributiva, dice el informe del GAO, habría que reducirdramáticamente las contribuciones estatales que les cobra elDepartamento de Hacienda, con el poderoso golpe que eso supondría ala ya endeble situación fiscal del Estado Libre Asociado (ELA) y alos servicios que a duras penas presta, como seguridad, educación ysalud.

Por último, el informe revela que la exencióncontributiva federal de la que gozan el 70% de las manufactureras enPuerto Rico desaparecería de la noche a la mañana, lo queseguramente obligaría a muchas de ellas a empacar e irse, dejandosin empleos muy bien remunerados a decenas de miles depuertorriqueños.

Haya oido lo que haya oido por ahí, esa es, agrandes rasgos, la pura verdad sobre el informe del GAO.

Habrá, ciertamente, más dinero en muchos programasde beneficencia social y eso sin duda es positivo para los miles ymiles de puertorriqueños que los necesitan.

Pero, al mismo tiempo, la estadidad supondría unafuerte sacudida para la clase media, media alta e incluso media baja,porque a nadie se le ocurriría identificar como “los ricos queno quieren la estadidad porque no quieren pagar contribucionesfederales”, tal como se fotutea por ahí con tanta frecuencia enestos días,  a los que obtienen ingresos tributables anuales de$9,000, $15,000 o hasta $25,000.

Nada de lo que dice el informe tiene que matar elideal estadista.. Solo lo pone en su justa perspectiva. De hecho, hayun aspecto positivo del informe para los estadistas que ha sido muypoco resaltado en los pasados días: por lo menos de lo que sedesprende del informe del GAO, la estadidad no es tan mal negociopara Estados Unidos como por algún tiempo se pensó. De hecho, desdeel punto de vista puramente económico,  parece beneficioso paraellos.

Además, el argumento económico no es el único queplantea el liderato estadista. Está el tema de la representación enel Congreso, el voto presidencial, la unión permanente, ser parte dela nación más poderosa del mundo y todo eso. Si se juzga por eldiscurso público del liderato del PNP, esos argumentos no eran,hasta ahora, tan apetecibles como el económico, pero siempre hanestado ahí, seguirán estando y son planteamientos indudablementeválidos.

El otro argumento muy popular entre estadistas nosostiene ningún análisis serio: como casi todos los estados sonricos, nosotros lo seremos también si nos convertimos en uno. Eso esun planteamiento barato que tiene que ser explicado con datos un pocomás concretos que la metafísica.

En resumen, el informe del GAO vino a complicar aúnmás la endiablada encrucijada del tema del status. Por un lado, elELA colapsó, como demuestra el estado actual del país, sinmencionar  que  fue decididamente derrotado en  lasurnas en noviembre del 2012. Por el otro, la independencia y la libreasociación, que en esencia son lo mismo, no están ni cerca de tenerel apoyo del electorado.

Y por último, el informe del GAO de seguro espantóa unos cuantos que en algún momento se dejaron seducir por laspromesas de abundancia y ahora están rascándose la cabeza, mirandopara el lado y reconociendo cuánta verdad manifestó el rey Salomóncuando dijo que “mientras más se sabe, más se sufre”.

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