Mujer: Un mundo de posibilidades para ti
¡Jane Goodall estrechó mi mano y fue una experiencia surrealista! Su mirada irradiaba sosiego y atención plena. Fueron estos segundos mágicos que recreas en tu mente, en cámara lenta, y parecen una eternidad. Su tono de voz es un susurro mesmerizante, como cascada de río. Podrías escucharla hablar por horas, sin cansarte. ¡Y la escuché frente a frente, mientras nuestras manos se enlazaban! Es una vivencia que atesoro con mucha emoción porque la doctora Jane Goodall es una mujer pionera que introdujo metodologías innovadoras para estudiar el comportamiento de los chimpancés salvajes en Gombe, Tanzania. En ese momento no tenía educación universitaria y les dio nombres a los chimpancés, lo que fue criticado en el mundo científico. Y claro, era mujer, en un campo dominado por hombres en la década de los sesenta. Sin embargo, sus múltiples inteligencias, que trascendían lo que la norma académica imponía, la llevaron a observar más detenidamente y relacionarse de forma más cercana con estos animales, fuera de las estructuras metodológicas, existentes hasta ese momento. Fue así que descubrió que los chimpancés creaban sus propias herramientas. Un hallazgo que provocó burlas y críticas de los ‘expertos’, en su mayoría varones, pero que el renombrado científico Stephen Jay Gould, de Harvard, luego sostuvo que era “uno de los mayores logros del saber del siglo XX”. Una mujer valiente y admirable, cuyo compromiso con la protección ambiental se robustece con el transcurrir del tiempo.
Ese maravilloso encuentro, sucedió en el 2015, cuando la etóloga británica visitó el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR), donde laboro como directora de la Oficina de Prensa y como catedrática auxiliar del Colegio de Administración de Empresas. En ese momento, Goodall, quien además es Mensajera de Paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), tenía 81 años. El 3 de abril, cumple 87, y sigue firme en su misión educativa ambiental y en promover esfuerzos que protejan los ecosistemas y la biodiversidad. Desde su juventud rompió paradigmas de género, educación y posibilidades; y siguió fiel a sus convicciones con fuerza de espíritu e inspirada hacia la acción. Por eso, un estrechón de mano de esta dama es de incalculable valor, ya que nos muestra a la raza humana, en especial a las féminas que, si vamos en pos de nuestras intenciones, nuestras acciones dejarán huella.
Un año después de este especial e inesperado acercamiento, tuve otra experiencia extraordinaria. ¡La jueza Sonia Sotomayor me abrazó! No tan solo eso, sino que compartimos, una al lado de la otra, una visita guiada al MUSA, Museo de Arte del RUM, un lugar muy cercano de mi corazón, por ser albacea de múltiples manifestaciones artísticas. En otras palabras, ¡estuve de Museo con la jueza Sotomayor! Y allí estaba, a pasos míos, la primera mujer hispana, de padres puertorriqueños, en ser nombrada como jueza asociada del Tribunal Supremo de los Estados Unidos. Una mirada a su impresionante currículo nos decía que era una candidata con todos los méritos para el puesto. Sin embargo, comentaristas y expertos (autoproclamados ‘custodios de la verdad’) cuestionaron sus credenciales.
En un conversatorio que tuvo ante unos dos mil estudiantes del RUM, indicó que sintió tristeza en ese momento.
“Deben recordar que cuando me nominaron para la Corte Suprema de los Estados Unidos, se publicaron artículos, allá, que decían que yo no era demasiado bright. ‘I wasn’t sufficiently smart enough‘. Eso fue lo que dijeron algunos de la prensa y me dolió. Porque cuando a uno lo tratan así, duele, y sentí esa sensación en el estómago por mucho tiempo. ¿Qué hago yo en esos momentos? Admito que me duele. Porque si uno no puede mirar las cosas en la cara, y decir que esas palabras me hacen sentir menor, si uno no lo puede admitir, no puede hacer nada con ello. El dolor puede provocar que uno haga cosas que no son inteligentes. Contestar con coraje esas acusaciones, en una situación como esa, no vale la pena. ¿Qué hice? Lo analicé, pensé mucho lo que yo había hecho durante mi vida, y pensé, ‘no puede ser que no tenga la inteligencia, me he graduado de las mejores universidades de los Estados Unidos, he sido jueza por 17 años’, y le respondí en mi mente: ‘Eso es lo que piensas tú, yo voy a seguir mi vida siendo yo misma, y voy a seguir trabajando lo más fuerte que yo pueda para hacer lo mejor que pueda’. Y eso es lo que hice y es lo que sigo practicando, hacer el mejor trabajo que pueda hacer. Uno de los hombres que dijo que yo no era, suficientemente inteligente, hace un año que es profesor en Harvard. Recientemente dio una entrevista y dijo: ‘Yo cometí un error, no solamente ella tiene la inteligencia, también está dejando opiniones que son de las más importantes de esta corte’. Tenemos que seguir trabajando con fuerza, es la manera de probarle a los otros que no es verdad que no somos inteligentes”, enfatizó, mientras la audiencia la respaldaba con un sonoro aplauso.
Nacida en 1954, se educó en la década del setenta en Princeton y Yale, renombradas universidades estadounidenses. Fue así que rebasó los techos que esa sociedad históricamente imponía (tanto implícita, como explícitamente) para las chicas y los ascendientes latinos. Ha relatado en varias entrevistas que su progenitora Cecilia Báez, quien enviudó joven, enfatizó en sus hijos el valor de la educación. Sus inteligencias, tenacidad, educación y esfuerzo fueron el pavimento para un camino de importantes logros, sin precedentes. Por eso, un abrazo de ella y compartir un recorrido en el MUSA, siempre tendrán un lugar muy especial para mí, ya que, tal vez sin procurarlo, su trayectoria abrió caminos. Su historia nos deja el importante mensaje, en especial a las mujeres, que nuestros sueños son importantes, relevantes y alcanzables.
Un común denominador de estas féminas, es que en sus trayectorias demostraron sus múltiples inteligencias. No hay duda de su elevado coeficiente intelectual (IQ), ambas de graduaron se prestigiosas universidades y han dejado significativas huellas, en sus respectivos campos. Mas también han demostrado su gran inteligencia emocional (EQ), al no paralizarse ante las voces de sus detractores y continuar firmes hacia sus metas. El Modelo de Six Seconds define la inteligencia emocional como “la capacidad de combinar pensamientos y emociones para optimizar el proceso de toma de decisiones, clave para llevar una buena relación contigo mismo y con los demás”. ¡Y es que la inteligencia emocional es acción!
HOY lunes, 8 de marzo que se conmemora el Día Internacional de la Mujer, evento mundial de visibilización del reclamo por la igualdad de condiciones, todavía no alcanzadas en el 2021, estas historias nos dan la fuerza para seguir adelante en pos de nuestras intenciones, sueños, proyectos y esperanzas. Ellas, al igual que cientos de féminas que pavimentaron el camino con su voz y, hasta sus vidas, nos sirven de ejemplo para seguir recorriendo el nuestro con convicción y fortaleza.
Como bien indica la declaración de la ONU: “Las mujeres del mundo desean y merecen un futuro igualitario sin estigma, estereotipos ni violencia; un futuro que sea sostenible, pacífico, con igualdad de derechos y oportunidades para todas las personas. A fin de lograr este objetivo, el mundo necesita mujeres en todas las mesas en las que se tomen decisiones”.
Querida mujer: No permitas que las voces detractoras, las burlas, los ‘expertos’, el contexto, ni si quiera tu misma, limiten las abundantes posibilidades que puedes explorar a través de tus múltiples inteligencias. Establece la visión en tu mente, esboza tu plan, y ve tras esos proyectos personales, profesionales, de emprendimiento, o humanitarios. Goodall y Sotomayor se dieron la oportunidad de creer en ellas mismas, ¿te la darás tú?
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