Lo que no es una opción es, “sentarnos y echarnos a llorar”
“¿Qué resuelvo con sentarme y echarme a llorar?”, “No es que me queje, es que todo este proceso me abruma y me desespera”, “Padecer de cáncer me angustia y encima de eso, tengo la pesadilla de conseguir el dinero para los deducibles del tratamiento y las medicinas”, “Me aterra pensar que el plan no me apruebe las quimios o el Pet Scan, ya que no tengo los medios para pagarlos”, “Es que lo que gano me lo tragan los deducibles”; éstas y muchas más son las conversaciones y comentarios del diario vivir de un paciente de cáncer.
Se nos va la vida en esta lucha diaria de conseguir los medios para proporcionarnos los tratamientos y las medicinas necesarias para curarnos del cáncer. Se nos va la vida y se nos destroza el corazón. Pero tenemos que mantenernos positivos y seguir luchando. Nos drenan nuestras energías todas las gestiones que tenemos que hacer con los planes médicos y los suplidores de los medicamentos para poder vivir.
Como resultado de este proceso tenemos que estar posponiendo el inicio de nuestro tratamiento. Nos pasamos llamando a la oficina de nuestro oncólogo para que nos cambien la fecha de las quimioterapias, de las radioterapias, del tratamiento de pastillas o de inyecciones. Pero con la angustia de pensar que todos estos atrasos puedan agravar nuestra condición y afectarla irreversiblemente.
Yo le doy gracias a Dios por todas las investigaciones y los avances que se han logrado para curar esta terrible enfermedad. Le doy gracias por todo el dinero que se ha conseguido e invertido en esta búsqueda.
Pero qué hacemos para hacerle asequible a los enfermos todas estas alternativas de tratamiento. Cómo le facilitamos la participación en este proceso de sanación. Cómo erradicamos la angustia y la desesperación de los pacientes que no podemos pagar los medicamentos y los deducibles de los planes médicos.
Cómo podemos crear y nutrir unos fondos de dinero que puedan aportar a todos los pacientes para el pago de sus tratamientos. Que sea asequible, sin una burocracia ciega e insensible. Simple y humana.
Nutrir unos fondos que ayuden al “paciente de a pie”, al que necesita pagar un deducible para los medicamentos de la quimioterapia, pagar el deducible de la sala de infusión, pagar el deducible del CT Scan y del PET Scan y la receta de medicinas. El “paciente de a pie” que trabaja pero que no puede cumplir con sus gastos cotidianos y mensuales y con el tratamiento a la misma vez. Con el que tiene un plan médico que le da su patrono pero que no le alcanza para los deducibles de este tratamiento.
Es doloroso y desesperante ver que la vida se nos escapa y que las opciones para retenerla no las podemos alcanzar.
Tenemos que seguir creando ideas de cómo satisfacer nuestras necesidades de tratamiento. Y tener opciones reales a los avances de la ciencia y la tecnología en la cura del cáncer, y así, participar de la alegría de vivir de los demás seres humanos.
Tenemos que seguir tocando corazones para que comulguen con los nuestros y conozcan nuestra realidad y nuestra verdad, sin temor y sin vergüenza. Compartir nuestra luz para iluminar sus almas. Que nos conozcan, que conozcan nuestras necesidades, nuestras lágrimas y nuestros días obscuros. Que conozcan nuestros laberintos y los abismos.
¡Qué se iluminen con nuestro dolor!
Y que conozcan nuestra fortaleza y nuestro valor, nuestras ganas de luchar y de combatir hasta el último hálito de vida. Que escuchen el golpe de nuestros pasos en la marcha, sin pausa y sin cansancio. Que escuchen la voz de nuestro interior, que es donde habita el Dios de la Vida.
Que miren a través de nuestros ojos para que conozcan nuestras almas, que están pintadas con todos los colores del amanecer.
¡Qué conozcan nuestras penas y alegrías… y nos ayuden a vivir!
Lo que no es una opción es, “sentarnos y echarnos a llorar”.