Los Planes Médicos…Historias de Terror
Parecen historias de terror las que se escuchan en las oficinas médicas relacionadas a los planes médicos y la oficina de mi oncólogo no es la excepción.
“¿Cómo voy a pagar esta receta de pastillas para 15 días si el plan no me la autoriza?”, me comentaba una anciana con los ojos llorosos.
“Ya no sé que más hacer para que el plan me apruebe el “PET Scan”, sino, de dónde voy a sacar $3,500 para pagarlo”, comentaba otro paciente desesperado.
“Voy a tener que suspender mis quimioterapias pues el plan médico no me quiere aprobar las que me faltan”, me decía otro compañero perdido en sus cavilaciones.
“Todo lo rechazan, los estudios, los laboratorios, las medicinas, en fin, para qué tengo un plan médico”, angustiado y llorando se expresaba otro paciente.
“La espera me desespera, pasan los días y las semanas y no recibo respuesta de mi plan médico, tengo que llamar un montón de veces y pasar por ese suplicio y no recibo respuesta a mis solicitudes. Y son cosas que son parte de mi tratamiento, a qué esperan, a que me muera”, gritaba otra señora ahogada por la frustración.
Y podría seguir mencionando una estela interminable de quejas y de vicisitudes que se escuchan diariamente en las salas de espera de los consultorios médicos. Son historias aterradoras pues se trata de la salud y de la vida de seres humanos.
Las empresas tienen que tener humanidad, tener valores y principios centrados en el ser humano.
Es incongruente escuchar a las empresas hablar de personalización y por otro lado, escuchar estos relatos de los clientes, de las personas. Anteriormente el concepto de personalización era, la marca o el producto se parecen a mi, me identifico con él, me gusta y yo me lo merezco.
Pero el nuevo concepto de personalización tiene que ver con experiencias memorables, con relaciones trascendentales, con vivencias exquisitas, con sentimientos, con emociones, con momentos importantes, con llenar espacios de vida, con empatía, con una experiencia del cliente única y genuina, y con una experiencia del cliente cuasi-mística. Tiene que ver con humanidad.
Y lo que escuchamos de las experiencias vividas por los pacientes relacionadas con sus planes médicos es todo lo opuesto. Es la negación de la salud y de la vida. Son mercaderes de la salud, con un apetito voraz y desmesurado por el lucro y el dinero. Son fríos patíbulos y lúgubres sarcófagos donde sacrifican y entierran la salud de las personas.
¿Dónde está la compasión, la piedad y la bondad de las empresas? ¿En qué momento de la vida corporativa perdieron su enfoque en las personas?
El ser humano tiene que estar en el centro y corazón de toda empresa y negocio. Para ellos existen, por ellos son y con ellos caminan hacia un futuro de logros y prosperidad.
Nosotros, los que padecemos alguna enfermedad o condición, tenemos que luchar por humanizar a los proveedores de servicios de salud, a las compañías de planes médicos y a las aseguradoras de salud. Hacerles ver que son nuestros aliados y que los necesitamos a nuestro lado para llevar a cabo Nuestro Proyecto de Vida. Que los que conocen nuestra enfermedad y nuestros cuerpos son nuestros médicos. Y que son ellos los llamados a recetarnos los medicamentos y a determinar nuestros tratamientos y no los planes médicos.
Dios es el médico de los médicos y guía a nuestros médicos. Pidamos a nuestro Médico Supremo que ponga amor en el corazón de todos los proveedores de servicios de salud y de los planes médicos, para que tengamos un tratamiento adecuado, digno y eficiente.
Es un solo proceso, que se multiplica ante tantos retos. Llevamos dos luchas paralelas, la del cáncer y la de los planes médicos, cada una igual de traumática.
En la sala de infusiones se nos presenta la tragicomedia de la vida.