El Padre se revela en el dolor
Les comentaba a unos amigos que para soportar el tratamiento para curar el cáncer hay que tener una estructura espiritual sólida. Nuestro mundo emocional tiene que estar bien fortalecido para asimilar todas las experiencias que vivimos durante este proceso.
En las salas de quimioterapias y radioterapias vivimos momentos bien fuertes y estremecedores. El dolor y el sufrimiento humano en toda su expresión es una constante en nuestro diario vivir. Compartimos con seres humanos con sus sueños despedazados y sus ilusiones congeladas en el tiempo. Con sus pensamientos perdidos y temblorosos corriendo despavoridos por los acantilados de la mente. Sus gritos ahogados en la desesperación y el miedo y sus corazones mutilados por el eterno desvelo de la duda.
Aquí los tengo, a mi lado, entre las paredes de estas salas. Aquí los vivo y los sufro en una interminable agonía que los consume en una despiadada procesión de pesadillas. Escenas desgarradoras de padres y madres acompañando a sus hijos, esposos desconsolados y ancianos destruidos. Aquí los tengo desahuciados y desposeídos de presente y de futuro. Es una hoguera ardiente de dolor.
Pero en medio de tanto sufrimiento se revela lo sagrado y lo divino. Lo veo en la mirada de ternura y esperanza de esa madre desesperada. En cada surco de dolor grabado en su rostro y en cada gota de sangre desprendida de sus ojos. Lo veo en la vigilia impaciente del padre que nervioso recorre la imagen inocente de su hija. Lo veo en los esmerados cuidados de las parejas que con amorosa dedicación colman de mimos a sus seres amados. En medio del dolor vemos el rostro de Dios. En la congoja, en la miseria y en la tristeza escuchamos su voz. Él te hizo libre y respeta tu libertad, pero Su Providencia te cuida y siempre le dará sentido y propósito a tu vida.
Solo de Dios puede nacer la esperanza que nos sustenta y nos resucita.
Solo de Dios pueden nacer tantas virtudes. Solo de Dios pueden nacer tantos dones. Solo Dios puede generar tanto bien e inspirar al ser humano a querer ser bueno. Solo Dios puede ser fuente de moralidad. Solo Dios puede ser conciencia que da significado a nuestra materia. Solo de Dios se desprendió nuestra alma. Y Solo de Dios puede nacer un sentimiento tan poderoso como el amor. Él se nos confirma y se nos revela en nuestro interior.
En los hospitales, en las oficinas médicas y en las salas de quimio y radioterapias podemos reconocer y adorar a Dios. Todo lo que existe es templo para darle gracias.
Dios es fuente y referente de nuestros sentimientos, de nuestra moral y de nuestras virtudes. Él es fuente de paz, armonía y felicidad. Escúchalo en tu corazón, búscalo en tu interior y maravíllate en su creación.