El Campeonato Mundial de Béisbol, los rubios y nosotros
Ser feliz, esa es la meta de todas las metas y el objetivo de todos los objetivos. Y la felicidad son momentos, fragmentos, miguitas. Son segundos o minutos, son sensaciones, emociones y sentimientos. Pero son lapsos, retazos. No necesariamente unidos. Son una unidad, una unidad completa. No determinada por su duración, y sí, por su intensidad y placer.
Y en la búsqueda de la felicidad hacemos toda clase de esfuerzos, y uno de éstos es la unidad. Buscamos el apoyo, el abrazo y la presencia de los demás. Buscamos fortaleza y unidad de propósito en ese vínculo. Necesitamos confirmarnos y reafirmarnos con nuestros pares. Y para esto tenemos que dejar de ser extraños y desconocidos. Tenemos que personalizar y profundizar en nuestras relaciones. Ponerles rostro a nuestros sentimientos y brazos a las emociones.
Y comenzamos a buscar puntos de encuentro entre unos y otros, coincidencias, gestos, palabras, formas, colores y rasgos. Y comenzamos a crear y a construir lazos que nos unan y que nos identifiquen.
A nosotros los pacientes de cáncer nos une nuestra condición, nuestro tratamiento, nuestra lucha y actitud, pero sobre todo, nos unen nuestros corazones repletos de amor para dar. Y en esta unidad de propósito está nuestra victoria, nuestro triunfo sobre la adversidad que enfrentamos. Cuando nos encontramos ya nos conocemos, pues son tantos los elementos en común que nos convierten en familia. Son tantas las cosas que compartimos, que sentimos, que padecemos, que exploramos y que vivimos, que no hay manera que nos sintamos extraños cuando nos encontramos.
Esto me hace pensar en nuestro equipo de béisbol que está participando en el Campeonato Mundial. Todos los jugadores se pintaron el cabello de rubio en búsqueda de un elemento de unidad y de cohesión. O como dijo Carlos Delgado, “para crear un Team Bonding”. Y tanto se unieron y encontraron esos puntos de coincidencia que marchan invictos en el torneo y los apodan los “rubios”. Y van cosechando triunfos y victorias, con su identidad y sus colores. Y con la fuerza que emana de sus corazones convierten esta lucha en una travesía feliz y alegre. Porque hay un propósito y un objetivo, porque quieren ser felices, sin importar cuán grande es el reto y cuán ardua es la batalla. Porque el elemento patrio y cultural está definido, porque significa familia y la familia es primero.
Y nosotros, los pacientes de cáncer, somos familia y tenemos nuestros colores, somos rubios, negros, mulatos, coloraos, verdes, azules, moraos, rosas, amarillos y muchos otros más. Somos familia y somos hijos del Amor de los Amores. Y nada nos falta y el triunfo es nuestro. Y tenemos la medalla de oro colgada en nuestro cuello. Hemos ganado la medalla de la vida bañada de amor.