La democracia solo es buena si ganamos
Desde que Donald Trump salió airoso en las pasadas elecciones presidenciales de Estados Unidos (EEUU) el Partido Demócrata, la prensa liberal y sus enemigos ideológicos se han dedicado a demonizarlo, a falsificar información y a perseguir que no pueda ejercer como presidente. Jill Stein, candidata para presidenta de EEUU por el Partido Verde, recaudó fondos y solicitó recuentos en varios estados que ganó Trump. Hubo una campaña del Partido Demócrata para persuadir a electores del Colegio Electoral con el fin de que cambiaran su voto y evitaran que Trump obtuviera los 270 votos requeridos para ser presidente. El fracaso en todos estos intentos no los detuvo. Iniciaron una campaña con ayuda de agencias de inteligencia para vincular a Trump y a los miembros de su gabinete con el gobierno ruso.
La agenda de establecer una relación extraoficial entre Trump y Vladimir Putin, presidente de Rusia, se aprovecha de la campaña presidencial en la cual se propuso mejorar las relaciones entre EEUU y Rusia. Al sacar de contexto la política exterior de Trump sobre colaborar con Rusia para erradicar al Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) y no derrocar al presidente sirio, Bashar al-Ásad, se inicia una campaña de lodo en contra de Putin y Trump. Irónicamente, hay un esfuerzo por deteriorar las relaciones entre EEUU y Rusia. En aras de sacarle un ojo a Trump, se arriesga deteriorar las relaciones diplomáticas, provocar conflictos armados y una carrera armamentista, y afectar los acuerdos sobre armas nucleares entre ambos estados.
El expresidente de EEUU, Barack Obama, deterioró las relaciones con Rusia y llevó una agenda de armar a supuestos rebeldes sirios para derrocar a al-Ásad. Rusia tiene una base naval en Tartus, Siria, y estableció una zona de exclusión aérea en todo el territorio sirio. Cualquier intento de desestabilizar al gobierno de al-Ásad se interpretará como una amenaza en contra de Rusia.
Trump se dio cuenta de que no es viable pelear en varios frentes y de que conviene la colaboración rusa en la lucha en contra del Estado Islámico. Por esto, fue respetuoso al referirse a Putin en reciprocidad a los halagos que recibió. El Presidente de EEUU suele practicar la reciprocidad, al punto de criticar y responder a los ataques de sus opositores, pero, de igual forma, es cordial con quienes lo tratan con respeto.
Los ataques en contra de Trump se extienden a su familia. Hubo esfuerzos por parte de la prensa liberal y de personalidades de Hollywood para demonizar a Melania Trump, la primera dama de EEUU. Llegaron al punto de burlarse del hijo en común, Barron Trump, por supuestamente comportarse como si fuera ¨autista¨ y por asistir a una escuela en la ciudad de New York. A Ivanka Trump, hija mayor de Trump, le organizaron un boicot fallido, pues las ventas de su marca de ropa se dispararon debido a una contraprotesta.
A miembros del gabinete de Trump los han difamado por supuestamente tener relaciones con políticos o empresarios rusos. Cualquier foto o conversación, por normal que sea, es utilizada para alimentar la campaña de fango. Prácticamente, se construye una narrativa y se alimenta un prejuicio que dificulta mejorar las relaciones con Rusia. Es como si la prensa liberal y el Partido Demócrata se coordinaran ¨tácitamente¨ para establecer una política exterior de EEUU antirusa y evitar que Trump pueda implantar su propia agenda. En otras palabras, no dejan que Trump presida y ponen obstáculos en su camino.
Los jefes de agencias de inteligencia, los fiscales y otros funcionarios públicos que fueron nombrados durante la administración de Obama son de poca confianza y potenciales enemigos político ideológicos de Trump.
Hay quienes persiguen residenciar al Presidente para iniciar un juicio político y sacarlo de la presidencia. Ni siquiera le ratifican a tiempo a sus jefes de gabinete. Los demócratas en el Congreso se proponen detener la confirmación del juez Neil Gorsuch para el Tribunal Supremo de EEUU. Es probable que recurran al filibusterismo como táctica discursiva de obstrucción; lo único que tienen que hacer es aprovechar un regla que permite hablar indefinidamente para agotar el tiempo disponible de discusión y aprobación de una medida.
EEUU debe cuidarse de no caer en el error que mantiene a muchos estados de Iberoamérica en una crisis política constante. Trump ganó limpiamente y presidirá por cuatro años hasta la próxima elección. En EEUU los presidentes solo pueden estar un máximo de dos términos de cuatro años. El enfoque del Partido Demócrata y de los enemigos ideológicos de Trump debe ser ganar las elecciones parciales del Congreso que se realizan cada dos años y dominar las alcaldías, gobernaciones y legislaturas de los estados. También, deben atender la crisis interna de su partido y prepararse para las próximas primarias presidenciales.
El tiempo, los recursos y el esfuerzo dedicado para demonizar a Trump ayudó a que se alzara con la victoria. Los ¨haters¨ de Trump, sus enemigos, son sus mejores ¨fans¨. Si en algo Trump ha sido efectivo, es en virarle la tortilla a sus detractores.