Firmar el ómnibus presupuestario no fue una derrota
El presidente de Estados Unidos (EEUU), Donald Trump, estuvo contra la espada y la pared. Al igual que el expresidente Barack Obama, tuvo que negociar para que se presentara un proyecto de ley federal de ómnibus presupuestario. Esto ocurre cuando no se logra aprobar un presupuesto para el siguiente año fiscal. El presupuesto debe aprobarse a más tardar el 30 de septiembre y entrar en vigencia el 1 de octubre de cada año. A falta de acuerdo en el Congreso, se declara un cierre del gobierno federal hasta que se apruebe y firme un proyecto de ómnibus.
Pueden presentarse varios proyectos de ley de ómnibus presupuestario durante el año fiscal en curso. Este tipo de proyecto no equivale al proceso normal para establecer el presupuesto; se rige bajo otras reglas. Por esto, el Presidente puede hacer cambios en la distribución de los fondos asignados.
El liderazgo del Partido Demócrata se negó a negociar el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés) que permitiría a los Dreamers permanecer legalmente en EEUU o, incluso, obtener la ciudadanía americana. Trump pedía a cambio que se asignaran los fondos para construir el muro fronterizo. En toda negociación, se gana y se pierde.
Este tranque llevó a varios cierres parciales del Gobierno y a la aprobación de varios ómnibus presupuestarios durante el presente año fiscal.
El ómnibus aprobado por el Congreso y firmado por el Presidente el 23 de marzo de 2018 es el último de este año y asigna los fondos que se utilizarán hasta el 30 de septiembre. Trump dijo que consideraba no firmarlo, porque representa un gasto excesivo que aumentaría la deuda pública e incumpliría con su promesa de campaña. Lo firmó con reservas y con la advertencia al Congreso de que no volvería a firmar otro proyecto presupuestario como este.
Muchos de sus seguidores se preocuparon y señalaron que fue un error firmarlo. La prensa opositora y los detractores de Trump aprovecharon para atacarlo.
Lo que no consideraron, tal vez por falta de conocimiento sobre cómo operan los ómnibus presupuestarios, es que es posible redistribuir los fondos asignados a unas agencias o programas. En unos casos, el Presidente no tiene que consultar con el Congreso para hacerlo. De ser necesario, puede solicitar enmiendas al ómnibus que solo necesitan la aprobación por mayoría simple de los senadores y representantes.
A los demócratas se les escapó esta vía mediante la cual Trump puede financiar el muro fronterizo usando fondos asignados para la defensa y seguridad nacional. Los ómnibus dan mayor flexibilidad que si se aprueba un presupuesto mediante el mecanismo regular. Si Trump quisiera, puede proponer retirar fondos al programa pro aborto Planned Parenthood y a otros programas que defiende el Partido Demócrata.
La líder de la minoría de la Cámara de Representantes de los EEUU, Nancy Pelosi, jugó la carta de la intransigencia y el obstruccionismo. Ni siquiera cedió ante la invitación de Trump para negociar DACA a cambio del muro. Demostró que en el fondo, los demócratas no le dan prioridad a los Dreamers, solo los usan políticamente.
Los conservadores fiscales y republicanos que se molestaron con Trump por firmar un ómnibus presupuestario que asigna trillones de dólares, pueden relajarse. El Presidente tiene la alternativa de aprovechar los mecanismos que le provee la ley federal Congressional Budget and Impoundment Control Act de 1974. Esta ley crea la Oficina Congresional de Presupuesto y le da mayor control al Congreso sobre el proceso presupuestario.
Hay un espacio para que la mayoría republicana aproveche la oportunidad y haga las enmiendas que entienda necesarias a la ley de ómnibus presupuestario. Trump no es el único presidente que recurre a esta ley; Bill Clinton lo hizo durante su presidencia.
Con esta movida, Trump se apunta otra victoria. Además, fue claro con su advertencia al Congreso para los próximos presupuestos a aprobarse; hay que reducir gastos y establecer prioridades. Los demócratas deben entender y aceptar que si están en minoría, es mejor negociar. De lo contrario, se pueden quedar sin la soga y sin la cabra.
Esperaban que Trump no firmara y quedara como el responsable de un cierre parcial del Gobierno, o que firmara y quedara como un irresponsable fiscal. Resultó ser un win win situation, logró los fondos para el muro fronterizo, derrotó a los demócratas sin mayores concesiones y tiene la oportunidad de recortar lo que no haga falta.