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Trump tiene varias vías para ser reelecto

Los medios de prensa inclinados a favor del candidato presidencial demócrata Joe Biden lo presentan como ganador. Operan como fuentes de relaciones públicas que expresan sus deseos y opiniones. Consideran que el presidente de EE. UU. Donald Trump fue derrotado y que se niega a aceptar lo inevitable. Sin embargo, hay varias vías para que sea reelecto que son legales y constitucionales.

Una de estas vías consiste de radicar demandas en los estados en disputa, apelar las decisiones de los jueces activistas nombrados por administraciones demócratas y recopilar evidencia para presentarla eventualmente al Tribunal Supremo federal. El equipo de abogados de la campaña de Trump ha recopilado evidencia sobre diferentes irregularidades electorales, tiene informantes, testigos, cientos de declaraciones juradas, señalamientos de improbabilidades estadísticas, entre otros tipos de evidencia.

Mientras los abogados Rudy Giuliani y Jenna Ellis se enfocan en demostrar que hubo obstrucción a la labor de los observadores de colegio republicanos y que hay cientos de miles de votos emitidos ilegalmente de las papeletas enviadas por correo regular, la abogada Sidney Powell dirige su atención a demostrar que Dominion Voting Systems y Smartmatic son compañías con vínculos al régimen socialista de Venezuela, que tienen un historial de manipulación del reporte de votos. Powell no forma parte del equipo de abogados de la campaña de Trump, pero trabaja voluntariamente como representante del Pueblo.

Otro abogado enfocado en el estado de Georgia, Lin Wood, pidió no certificar los resultados en este estado. Solicita una auditoría y recuento para comparar las firmas en los sobres con las del registro de electores. Esta es una de las trabas que ponen en estados como Georgia, Pensilvania y Michigan, donde se obstaculizó la labor de los observadores de colegio y no se verificaron las firmas de los electores.

Sin observadores de colegio republicanos presentes en el conteo y recuento de votos, no hay transparencia ni garantía de que no hubo fraude electoral. Si no se revisan y comparan las firmas en los sobres de papeletas enviadas por correo regular con las de los registros electorales, no hay forma de saber cuáles votos fueron emitidos legalmente.

En estados como Pensilvania, la Rama Ejecutiva cambió las reglas y procedimientos electorales días antes de la elección. Estos cambios fueron inconstitucionales. Posibilitaron recibir papeletas de votación después de la fecha límite.

La táctica de los demócratas para ganar la elección sin transparencia consistió en enviar millones de papeletas de votación por correo regular y en enmendar las reglas electorales para que no se pudiera revisar la legalidad del voto.

También, hay señalamientos sobre “errores” en el reporte de resultados en Georgia; “olvidaron” añadir información guardada en varios discos duros externos tipo ‘pen drive’. Además, en Michigan y Wisconsin hubo “errores” en el reporte de resultados; intercambiaron los votos de Trump por los de Biden, perjudicando al primero. Esto implica irregularidades en la transmisión de resultados y en el manejo de la información. No hubo observadores que verifiquen la transmisión correcta de los resultados. Tampoco hay seguridad sobre que el equipo de Dominion y el programa de tabulación de Smartmatic no fuera hackeado o reprogramado de forma ilícita.

Por esto, el equipo de abogados de la campaña de Trump persigue la anulación de cientos de miles de votos emitidos ilegalmente en estados en disputa. De este modo, se concretaría la victoria de Trump y se demostraría que recibió la mayoría de los votos emitidos legalmente.

Otra vía para la reelección de Trump combina la primera vía con la segunda. Las demandas en los tribunales podrían extenderse hasta la fecha límite para la certificación de un ganador en los estados disputados. Es posible que las legislaturas de estos estados, que se componen mayoritariamente de legisladores republicanos, seleccionen a electores del Colegio Electoral que favorezcan a Trump.

Una tercera vía que combina las anteriores implicaría que ninguno de los candidatos obtiene los 270 votos electorales mínimos y que algunas legislaturas no seleccionen a electores. Esto dejaría al Congreso con la responsabilidad de escoger. La Cámara Baja federal seleccionaría al presidente y el Senado federal, al vicepresidente de EE. UU. En la Cámara Baja federal cada delegación estatal tendría un voto. Los republicanos dominan más estados, lo que les daría ventaja.

Son vías irregulares, pero constitucionales para la selección del presidente de EE. UU. Fueron diseñadas para situaciones como la presente. Hay disputas y señalamientos serios sobre fraude electoral en varios estados claves. Esto dificulta confiar en los resultados.

El presidente Trump lo advirtió meses antes de las elecciones, que enviar millones de papeletas por correo regular, en la mayoría de los casos sin ser solicitadas, provocaría una crisis electoral. Fueron los demócratas quienes usaron la emergencia del Covid-19 para adelantar una estrategia y tácticas electorales sin transparencia, rigor y confiabilidad.

Si los demócratas realmente querían que se determinara un ganador de forma rápida y creíble, y si consideraban que Joe Biden sería el vencedor, por qué enmendaron las reglas electorales en los estados en disputa, impidieron que los observadores de colegio republicanos presenciaran el proceso de conteo en condados densamente poblados dominados por los demócratas, permitieron recibir papeletas de votación días después de las elecciones y detuvieron el conteo de votos abruptamente y de forma sospechosa en la madrugada del 4, 5 y 6 de noviembre. Por qué tardaron semanas en contar los votos.

Trump está en su derecho de demandar y de velar para que haya transparencia y se cuenten solo los votos legales. El candidato presidencial demócrata Al Gore hizo lo mismo en las elecciones de 2000. No hay por qué operar con doble vara.

En cuanto a la autorización de Trump para iniciar el protocolo de transición entre la Administración General de Servicios (GSA, por sus siglas en inglés) y la campaña de Biden, no es mutuamente excluyente con las demandas radicadas en los tribunales. Ambos procesos corren a la par. Trump afirma que no concederá y que revelará la corrupción en las elecciones.

Se equivocan quienes interpretan que se rindió. Las demandas no serán retiradas y la investigación sobre delitos electorales seguirá su curso a la cabeza de Powell. Si algo caracteriza a Trump, es que está dispuesto a enfrentar a las élites más poderosas. Todavía queda juego de sobra.

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