A Puerto Rico le conviene que gane Trump
En un evento de campaña en Opa-locka, Florida, el presidente Donald Trump dijo que la producción farmacéutica se moverá a Puerto Rico. Lo festejó como un compromiso que hará cumplir. Considera que hay que trasladar la producción de los medicamentos y del equipo médico a jurisdicciones de EE. UU. China no debe controlar el suministro de medicamentos que necesita la Nación.
Hay una gran oportunidad de incorporar a P. Rico como jurisdicción doméstica para fines contributivos federales, porque es un modo de incentivar a las industrias farmacéuticas. La reforma contributiva federal aprobada en el 2017 beneficia a las corporaciones que mueven su producción a los EE. UU. Incorporar contributivamente al Territorio es un modo de acercarlo a las metas u objetivos de quienes defienden la estadidad (estadoísmo) e, incluso, de quienes defienden el ELA o el estatus actual. Ni el Partido Nuevo Progresista (PNP) ni el Partido Popular Democrático (PPD) deberían oponerse.
Luis Muñoz Marín (LMM) comunicó en varias ocasiones que si P. Rico se desarrollaba económicamente, eventualmente, pagaría contribuciones federales. En la Fundación Luis Muñoz Marín hay documentos oficiales de su administración que así lo evidencian. En este caso, el desarrollo económico va de la mano de la incorporación contributiva.
Los estadistas (estadoístas) no tienen por qué oponerse, pues la misión de que P. Rico se convierta en un estado de los EE. UU. supone que haya una incorporación plena, con derechos y responsabilidades. El aspecto contributivo no debe ser un cuco que aterrorice a nadie.
La administración Trump viabiliza el crecimiento económico, la creación de empleos bien remunerados y la vuelta a los tiempos del desarrollo industrial y farmacéutico. Esto es beneficioso. No se trata de aumentar contribuciones mediante la incorporación, sino de incentivar el desarrollo económico. P. Rico aportaría a la seguridad nacional de EE. UU. mediante la producción de equipo médico y de medicamentos.
Trump no es un guerrerista, no inició conflictos armados y no expuso vidas de militares americanos innecesariamente. El ciudadano americano residente en P. Rico que arriesgaba su vida en guerras interminables y la idea de que el territorio no incorporado tiene una utilidad militar se transforma en un enfoque de seguridad nacional centrado en la economía y en la producción de lo necesario para la vida.
Con Trump no hay que dudar sobre si cumplirá su palabra. Autorizó fondos para reparar la infraestructura energética de P. Rico, porque sabe que es vital para toda operación industrial y es esencial para la vida. El hecho de que EE. UU. sea independiente energéticamente y mantenga su producción de combustibles fósiles, también beneficia a P. Rico.
Es un hecho que Trump fue el primer presidente de EE. UU. en visitar al Territorio durante una emergencia y es el que más fondos federales ha asignado para mejorar la infraestructura. No es cierto que dijera que vendería o intercambiaría a P. Rico. Tampoco dijo que le quitaría la ciudadanía americana a los puertorriqueños. Los fake news son tan absurdos que hasta por sentido común se sabe que no son ciertos.
Los hechos deben pesar más que las palabras de “reporteros” y “editores” malintencionados. Un segundo término de Donald Trump serviría para completar la obra iniciada.
No vale la pena arriesgarse con los demócratas, pues hablan para las gradas y dicen lo que el otro quiere escuchar, pero están atados a sus donantes de campaña. Trump se caracteriza por no responder a donantes, cumplir su palabra y poner el interés de la Nación primero. Por sus palabras oficiales y, sobre todo, por sus hechos, incluye a P. Rico como parte de los EE.UU.