Atacar a Trump es escupir contra el viento
Los congresistas demócratas de la Comisión de lo Jurídico de la Cámara Baja federal votaron a favor de presentar dos cargos para residenciar al presidente de EEUU, Donald Trump. Supuestamente, se basan en dos artículos considerados causas para destituir al Presidente. Sin embargo, ninguno de los cargos implica un delito. Tampoco son cargos sobre soborno y extorsión, que eran los delitos que los demócratas querían evidenciar. La evidencia nunca fue presentada y los cargos adjudicados carecen de fundamento.
Acusar a Trump de abuso de poder y de obstrucción al Congreso es irónico, pues son los congresistas demócratas quienes abusaron de poder al perseguir políticamente al Presidente para forzar un proceso de residenciamiento sin ninguna evidencia. Por ejemplo, el presidente de la Comisión de Inteligencia, Adam Schiff, alteró el contenido de una llamada telefónica entre Trump y el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski.
El cargo de obstrucción al Congreso omite que a Trump lo acosan políticamente y que varios congresistas demócratas expresaron su deseo de iniciar un proceso de residenciamiento desde que juramentó como presidente de la Nación. Es Trump quien fue víctima de una investigación ilícita realizada por el FBI y quien constantemente ha sido difamado. Primero lo acusaron de un contubernio con el gobierno de Rusia y luego de un contubernio con el gobierno de Ucrania. Ninguno de los dos rumores se sostuvo con hechos.
La Rama Legislativa puede residenciar a un presidente, pero eso no autoriza el abuso de poder ni justifica violentar la separación de poderes. Nunca en la historia de EEUU se ha realizado un proceso de residenciamiento unilateral. En este caso, ninguno de los congresistas republicanos apoya realizar un juicio político contra Trump. Solo los demócratas lo favorecen.
Aunque, las fisuras dentro del Partido Demócrata comienzan a revelarse. El mejor ejemplo es el caso del congresista demócrata que representa al segundo distrito de New Jersey, Jeff Van Drew. Se cambió de partido y decidió no apoyar el que se inicie un juicio político en contra de Trump. Votará en contra de los cargos que aprobó la Comisión de lo Jurídico.
Este congresista ganó en un distrito dominado por republicanos. Hay una treintena de congresistas demócratas que ganaron en distritos republicanos. Saben que no es conveniente votar a favor de un juicio político frívolo.
Los bluedogs democrats o demócratas conservadores fiscales podrían brincar el charco. Este éxodo se nota en las encuestas de opinión. También se manifiesta entre electores independientes. Mientras los republicanos se muestran más unidos que nunca, los demócratas comienzan a quebrarse.
Se supone que votar para que el Senado realice un juicio político en contra de Trump sea ganancia político-electoral para los demócratas, pero ocurre lo contrario. Quien se beneficia es Trump, pues es víctima de una proyección psicológica de los demócratas. No es Trump quien abusa de poder ni quien obstruye a la justicia. Muchos electores comienzan a darse cuenta. A los demócratas no les ayuda que el precandidato presidencial Joe Biden sea quien realmente deba ser investigado por contubernio con el gobierno de Ucrania.
No es casualidad que los congresistas demócratas y republicanos lograran un acuerdo para llevar a votación y dar carácter permanente al Tratado Comercial de EEUU-México-Canadá (USMCA, por sus siglas en inglés). Esta es una de las promesas de campaña de Trump y uno de sus objetivos desde mucho antes que fuera precandidato presidencial. Lleva años promoviendo la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés). Este logro se da luego de un año de dilación por parte de los demócratas. Cedieron, porque se dieron cuenta que los electores les iban a pasar factura si no llegaban a un acuerdo.
Otro acuerdo comercial exitoso fue el que logró con China. Parece que el régimen chino también se convenció de que el juicio político no tendrá éxito, si es que llega a ser aprobado en la Cámara Baja federal. Los enemigos de Trump comienzan a acostumbrarse a la idea de una reelección. Postergar la aprobación de acuerdos comerciales es fútil y autodestructivo.
Los detractores de Trump dejan entrever su desesperanza. Ninguno de los trucos publicitarios les ha rendido frutos. Los derrotaron en un terreno en el que Trump tiene peritaje.
Meterse a guerrear en materia de relaciones públicas contra el rey de la anti corrección política es suicidio. Domina las redes sociales. Tiene experiencia en el mundo del espectáculo y del entretenimiento. Llena estadios y tiene un poder de convocatoria que es la envidia de cualquier rock star. Sabe contrarrestar los ataques personales y cualquier táctica sucia. Responde y se defiende de cualquier ataque. Es coherente, directo, conciso, domina los memes y logra que sus lemas se conviertan en marcadores nacionales. Se convirtió en el defensor de la Patria, en mito, en líder y logró que lo compararan con Lincoln y Reagan, al punto de considerarlo el mejor presidente. Obliga a odiarlo o quererlo, sin puntos grises.
Si no logras derrotarlo, únetele. Ese parece ser el principio que siguió Van Drew y, aunque no se le unan, los demócratas comienzan a presentar signos de desgaste. Todavía es posible que decidan no votar en el pleno de la Cámara Baja para que se realice un juicio político. Si de todos modos lo hacen, será como quien sabiendo que pierde un partido por paliza, decide reducir la ventaja para que no sea tan humillante. Sin embargo, quienes juegan de este modo, se arriesgan a sufrir lesiones innecesarias.