Trump no le quitará la ciudadanía americana a los puertorriqueños
Varios medios de prensa de Puerto Rico (PR) reportan falsamente que la propuesta del presidente de Estados Unidos (EEUU), Donald Trump, sobre eliminar el derecho a la ciudadanía por nacimiento, pone en riesgo la ciudadanía americana de los puertorriqueños. Lo que persigue Trump es desincentivar la inmigración ilegal y el turismo de nacimientos. Hay mujeres embarazadas que entran a EEUU ilegalmente para que, al nacer, su hijo obtenga la ciudadanía americana y así facilitar obtener la suya. También, hay otras que realizan turismo mientras están cercanas a la fecha de parto y luego regresan a sus países de origen con un hijo con derecho a la ciudadanía americana.
Estas tácticas para obtener la ciudadanía americana, aprovechando las deficiencias en la interpretación de la Constitución de EEUU y de las leyes migratorias, operan de modo frívolo y fraudulento. No son partos de madres residentes legales o ciudadanas americanas. Es una acción deliberada para saltar algunos obstáculos y requisitos al solicitar una residencia legal o ciudadanía. Poniéndolo en forma coloquial, es como colarse en la fila de espera e irrespetar a quienes solicitan la entrada legal a EEUU.
A estos nacimientos se les llama popularmente anchor babies o bebés anclas. La razón por la que muchos inmigrantes ilegales realizan esta práctica es porque saben que funciona. Por eso, el presidente Trump quiere que se interprete la Decimocuarta Enmienda a la Constitución de EEUU según la intención original de los padres fundadores. Esta enmienda fue ratificada luego de la Guerra Civil Americana, el 9 de julio de 1868, con el propósito de asegurar que a los esclavos recientemente liberados se les garantizara su ciudadanía como personas que nacieron y que residen en una jurisdicción de la Nación; se les debía tratar como iguales ante la ley. La intención no era garantizar el derecho a la ciudadanía por nacimiento a los hijos de inmigrantes ilegales ni promover la entrada de mujeres embarazadas con el fin de parir en el País.
Esta discusión no se relaciona con el caso de PR. Los puertorriqueños no se ven afectados de forma alguna. La ciudadanía americana de los ciudadanos americanos residentes de PR y de sus hijos, nietos y tataranietos no está en juego.
Lo que preocupa a Trump es la tendencia a convocar y a organizar caravanas de migrantes que se dirijen a EEUU con la intención de entrar ilegalmente. Es un caballo de Troya que arriesga la seguridad nacional, la estabilidad fiscal y económica, y la idiosincrasia de la Nación. Si se tratara de refugiados o de personas que solicitan asilo político por persecución, sería razonable, pero la motivación de muchos es económica. Se supone que los perseguidos y los refugiados soliciten asilo en el primer estado al cual ingresan, pero muchos rechazan el servicio y continúan su marcha hacia EEUU.
Los indigentes y los desempleados del mundo no tienen derecho a ingresar ilegalmente a otros estados ni a exigir derechos especiales o que se les otorgue residencia ni ciudadanía. Se comprende la situación trágica y los problemas económicos que enfrentan sus países, pero no hay cama pa’ tanta gente ni estado que lo sostenga.
La tendencia en Europa, actualmente, es a controlar la inmigración y a defender la soberanía nacional. Estados como Hungría, Austria y Croacia se unen a EEUU en su rechazo al Pacto Mundial sobre Migración Segura, Ordenada y Regular de la Organización de las Naciones Unidas. Su oposición se debe a que pone en riesgo su seguridad nacional e idiosincrasia al incentivar la migración masiva. EEUU y muchos estados europeos son los que más inmigrantes legales reciben y los más atractivos para inmigrantes ilegales, por sus economías sólidas.
En cuanto al tuit del presidente de EEUU sobre firmar una orden ejecutiva para acabar con el derecho a la ciudadanía por nacimiento, es una evaluación que realizó con sus asesores legales que sirve a modo de táctica o forma de presión para que se atienda el asunto. Muchos conservadores, republicanos, libertarios y constitucionalistas le recomiendan que no lo haga, porque no procede en derecho. Puesto que es un asunto abierto a discusión, no se espera que Trump firme la orden ejecutiva. Lo de llevar el caso a la consideración del Tribunal Supremo de EEUU responde a la misma táctica de presión. Pero a quien le toca atender el asunto es al Congreso. Por eso, Trump exhorta a votar por los congresistas republicanos en las elecciones de medio término para que atiendan los problemas de migración mediante legislación. Este es uno de los temas medulares para los electores.
Estas expresiones no son improvisadas, pues como candidato presidencial, Trump comunicó su preocupación por la práctica de usar a los “bebés anclas” como forma de establecerse en EEUU, porque incentiva la inmigración ilegal. El problema no es la inmigración, pues se le da la bienvenida a quienes solicitan, según el debido proceso, la residencia legal y la ciudadanía. Lo que se contrarresta es la entrada ilegal y los mecanismos que ponen en riesgo la seguridad nacional, fiscal, económica e idiosincrasia de la Nación.
Los demócratas no deben olvidar su propia historia. La Decimotercera, la Decimocuarta y la Decimoquinta Enmienda a la Constitución tuvieron el rechazo de la mayoría de su partido. Los republicanos fueron quienes tuvieron la intención de abolir la esclavitud, de tratar a los liberados como iguales ante la ley y de permitirles votar sin ser discriminados. Ese espíritu todavía permanece. No se debe distorsionar los hechos y el orden constitucional con interpretaciones frívolas y acusaciones falsas. No se trata de xenofobia, sino de defender el orden constitucional, la soberanía nacional y la inmigración legal y controlada. Todo estado tiene este derecho.