Trump le aplica la misma medicina a Irán
El presidente de Estados Unidos (EEUU), Donald Trump, le aplica la misma medicina a Irán que le aplicó a Corea del Norte. No permitirá más amenazas y no jugará el juego de la complacencia. Esto implica que se avecina otra renegociación. El acuerdo nuclear con Irán debe ser más estricto. Irán debe parar de amenazar a EEUU y de financiar a organizaciones terroristas.
Luego de que el presidente de Irán, Hasán Rohaní, realizará una amenaza contra Trump sobre no provocar a su país, porque desataría “la madre de todas las guerras”, el presidente de EEUU le respondió con firmeza sobre las consecuencias si vuelve a amenazar a su nación. Este tipo de intercambio es similar al que tuvo Trump con el máximo líder de Norcorea, Kim Jong-un.
Los detractores de Trump afirmaron que provocaría una guerra nuclear, por su intercambio retórico beligerante. Se equivocaron. La combinación de sanciones económicas con demostraciones del poder militar americano sirvieron como disuasor y forma de contención. El resultado concreto es que Corea del Norte desmanteló sus instalaciones de pruebas con misiles y canceló el evento anual de protesta contra EEUU. Es decir, dejó la retórica beligerante, la enemistad con EEUU y tomó acciones concretas para demostrar que persigue la desnuclearización y la culminación oficial de la Guerra de Corea.
Los críticos de Trump repiten el ritual de atacarlo por todo, de afirmar que es intransigente, de mantener una actitud pesimista y derrotista y de apostar por un resultado fatal. Es normal que desconfíen de Trump, pero ya no pueden sostener que no ha demostrado que su estrategia y sus tácticas funcionan.
Twitter es la herramienta mediática que utiliza para comunicar su mensaje directamente. Los medios de prensa se encargan de propagarlo con sus respectivos sesgos editoriales. Una vez el mensaje circula y la controversia se hace viral, hace las movidas para crear las condiciones que lleven a una renegociación.
Trump se reunió con los estados miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y consiguió que se comprometieran a aportar el 2% de su Producto Interno Bruto (PIB). Se reunió con el presidente ruso, Vladímir Putin, con el cual conversó sobre el caso de Irán. Acordó con el príncipe heredero al trono de Arabia Saudí, Mohámed bin Salmán, el aumentar la producción de barriles de petróleo y atender el problema de la financiación iraní del terrorismo islámico. Estas movidas demuestran que el presidente de EEUU hizo las alianzas pertinentes y estableció el cerco para comenzar a presionar a Irán.
Rohaní juega a lo que acostumbran los presidentes y líderes religiosos de la teocracia iraní: amenaza a EEUU, porque le sirve para las gradas nacionales. Sin embargo, con Trump no conviene jugar de ese modo. El expresidente Barack Obama estaba dispuesto a negociar sin precondiciones y a conceder más de lo conveniente para los intereses americanos. Pero Trump no es Obama, pone a “EEUU primero” y establece con claridad unos objetivos que se deben cumplir.
Irán debe dejar de amenazar a EEUU y a Israel, debe parar la financiación del terrorismo islámico y tiene que detener su programa balístico y nuclear. La renegociación del acuerdo nuclear debe acabar con el programa de prueba de cohetes intercontinentales y con cualquier acción que conduzca al desarrollo de armas nucleares.
Trump no tolerará más amenazas. En el pulseo político, económico y estratégico militar, el régimen iraní lleva las de perder.