Ambas campañas presidenciales en Colombia giran en torno al asunto del “Acuerdo de paz” entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el gobierno del presidente Juan Manuel Santos. Es un acuerdo que no fue refrendado por el pueblo colombiano. Hubo un plebiscito en el cual el “Acuerdo” fue derrotado.
Al lado izquierdo de la balanza está el candidato presidencial Gustavo Petro, un exguerrillero de la organización narcoterrorista M-19 y exalcalde de Bogotá. Favorece continuar con el “Acuerdo” y dar inmunidad a otros grupos narcoterroristas. Arguye que lo hace para alcanzar una paz duradera y para que no haya una vuelta a la violencia. Entrelíneas, da a entender que sin el “Acuerdo”, los grupos narcoterroristas no dejarán las armas. Eso implica que reconoce, tácitamente, que todavía hay organizaciones que no llegaron a un acuerdo de paz y que las FARC podrían retomar las armas.
Del otro lado de la balanza, a la derecha, se encuetra Iván Duque, un senador de la República de Colombia, aliado del expresidente Álvaro Uribe. Favorece revisar el “Acuerdo” para enmendarlo y eliminar la inmunidad a los guerrilleros y narcoterroristas que cometieron crímenes de lesa humanidad. Le señalan su alianza con Uribe y su oposición a la inmunidad como una vuelta al paramilitarismo y a la guerra entre las guerrillas y el Gobierno.
Ambos bandos se acusan de tener vínculos con grupos violentos y de representar una amenaza para la paz de Colombia. En el caso de Petro, es innegable que perteneció a un grupo narcoguerrillero, pero gusta de describirse como parte de la cara intelectual y no de la fuerza armada. Duque sí es aliado de Uribe, pero no tiene ningún vínculo probado con grupos paramilitares.
Esta elección parece la segunda parte del referéndum sobre el “Acuerdo de paz”, más que una segunda vuelta presidencial.
Petro niega que sea aliado del dictador socialista Nicolás Maduro; sin embargo, admira a Hugo Chávez y lo distingue de su sucesor; esto levanta sospechas. Frecuentemente lo cuestionan sobre si convocará una asamblea constituyente y si expropiará de forma forzosa.
A Chávez le hicieron las mismas preguntas antes de ser electo, pero negó lo que eventualmente hizo. Las respuestas de Petro se parecen a las de Chávez: niega y cambia el tema. El periodista Jorge Ramos los entrevistó a ambos y obtuvo respuestas similares. Por esto, muchos dudan de Petro y se preocupan por su bagaje socialista y guerrillero.
Duque niega que rescindirá el “Acuerdo de paz” y afirma que solo lo enmendará. Del mismo modo, levanta dudas sobre si dice la verdad. Le cuestionan si logrará distanciarse de Uribe, en caso de ganar la presidencia, lo suficiente como para tener independencia de criterio.
La táctica de Petro consiste en demonizar a Duque con la referencia a Uribe; es un modo de tildarlo de inmaduro, de marioneta y de achacarle las acusaciones no probadas sobre actos de corrupción y paramilitarismo. Por su parte, los que hacen campaña por Duque se enfocan en denunciar el pasado guerrillero y marxista de Petro.
Hay que sopesar los riesgos. Si gana Duque, el peor escenario es más de lo mismo que han enfrentado los colombianos y otras repúblicas: algo de corrupción e insatisfacción ciudadana. Eso se resuelve en la próxima elección: si falla, no lo reeligen. El mejor escenario implica atender el problema de los narcoterroristas que todavía no entregan las armas y revisar el “Acuerdo” no refrendado. Además, establecer una política fiscal y económica conservadora que incentive el desarrollo económico y reduzca gastos e impuestos.
Por el otro lado, si gana Petro, hay un riesgo a que haga alianza con Maduro y otros homólogos socialistas, a que le dé legitimidad, más inmunidad y poder a organizaciones narcoterroristas, y a que establezca una política fiscal de mayor gasto público, más impuestos y mayor regulación de la economía. El mejor escenario es que se mantenga moderado, en una centro izquierda y, de no hacerlo, que enfrente oposición de la rama legislativa.
El riesgo con Petro es mayor para la política y la economía colombiana.
Este próximo domingo, 17 de junio de 2018, los colombianos decidirán su destino. Les toca evaluar quién es el mejor candidato, el más conveniente, quién es el más perjudicial, qué piensan sobre el aspecto político del “Acuerdo de paz” y sobre las propuestas económicas. Con Petro, se apuesta por la izquierda. Duque es conservador fiscal y pro libre mercado. Es probable que ambos se muevan al centro, pero sus tendencias ideológicas son opuestas. Quienes padecerán son los que deciden. Quedan convocados.