Los Mara Salvatrucha (MS-13) son “animales”
Los medios de prensa progresistas y el Partido Demócrata en su obsesión con el presidente de Estados Unidos (EEUU), Donald Trump, defienden lo indefendible. Le tiran la toalla a una organización criminal que fue clasificada como transnacional bajo la administración de Barack Obama. Los Mara Salvatrucha (MS, MS-13, Mara) surgen en Los Angeles, California, y se establecen en varios lugares de Centroamérica y Norteamérica: El Salvador, Guatemala, Honduras, Belice, México, EEUU y Canadá.
La controversia más reciente se origina en una reunión que tuvo Trump con varios alcaldes de California que buscan ayuda del Presidente para acabar con las “ciudades santuarios” o ciudades que protegen a inmigrantes ilegales, incluso a los que delinquen. California es uno de los estados que protege a criminales que inmigraron ilegalmente y dificulta el trabajo del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los EEUU (ICE, por sus siglas en inglés). En la reunión, Trump dijo que los miembros de la ganga MS-13 son unos “animales”.
Como es costumbre en los medios de prensa, sacaron de contexto sus palabras, editaron el video de la reunión y reportaron falsamente que Trump tildó de “animales” a los inmigrantes hispanos. Es un problema de falta de ética periodística.
El objetivo es evitar que Trump tenga éxito en su alianza con más de veinte alcaldes de California que quieren acabar con las ciudades santuarios. Los demócratas usan a los inmigrantes como una fuerza electoral. Recurren a las políticas de identidad étnico racial para atraer a votantes. Mantienen una política electoral flexible que posibilite el fraude electoral. Por ejemplo, otorgan tarjetas de identificación a los inmigrantes ilegales (licencias de conducir, ID del estado, entre otras) y no tienen una tarjeta electoral que distinga a los ciudadanos de los inmigrantes ilegales.
Constantemente, se promueve un discurso de raza que amarra culturalmente a los hispanos con los demócratas. Los medios de prensa ayudan a construir, reproducir y mantener la narrativa de que Trump y los republicanos son racistas. Se sabe que Trump gana moméntum con los negros e hispanos. La economía va bien y el desempleo disminuye significativamente. Lejos de hablar sobre estos logros económicos, la prensa se enfoca en demonizar al Presidente y mantener a los hispanos lejos del Partido Republicano. Este es el año de las elecciones de medio término y se espera que se incremente la promoción de la guerra cultural étnico racial.
Es irónico que los demócratas sean los paladines de la defensa de los inmigrantes ilegales hispanos, pero a la vez persiguen que no se integren a la sociedad americana y que vivan en ghettos separados de otros grupos raciales. También, mantienen a esta población en condiciones de pobreza, desempleados o explotados laboralmente, y dependientes del Gobierno. Además, los exponen a la violencia entre gangas; es violencia de hispanos a hispanos. El clientelismo político es la forma de amarrar electores y mantener mano de obra barata, aunque implique deterioro de las ciudades y problemas sociales severos.
Los Mara Salvatrucha no solo traen perjuicio a EEUU, sino también a varios países iberoamericanos. Debería tratarse como un problema común y combatirse de forma colaborativa entre naciones. Lo de menos es fijarse en que Trump insultó a los Mara.
El término “animales” en el contexto dicho por Trump significa “que se comportan como bestias, de modo salvaje e inhumano”. Con solo hacer una búsqueda breve en las redes se encuentran notas de prensa sobre los delitos atroces cometidos por los Mara: homicidios, masacres, torturas, violaciones a mujeres, tráfico humano, entre otros. Realizan decapitaciones y desmembramientos, y exhiben los cuerpos públicamente como una forma de aterrorizar al adversario.
Llamarles “animales” solo debiera molestar a las Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA, por sus siglas en inglés), pero se sobreentiende que usó el término con sentido figurado. Hoy día, los “periodistas” y “reporteros” no entienden la ironía, el sentido del humor ni el sentido figurado. Incluso, si se es explícito, en la línea, formal y políticamente correcto, como quiera sacan de contexto las expresiones. Lo que domina es la línea editorial, la ideología y la agenda de quienes influyen en la narrativa de los medios.