Venezuela se encuentra en una situación caótica en este momento. Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, se muestra intransigente y adopta una actitud autoritaria. Las protestas en las calles son multitudinarias y la represión del Gobierno es notable. Hay decenas de muertos. Todavía el gobierno chavista impide la entrada de ayuda humanitaria: alimentos y medicamentos. La respuesta al rechazo internacional contra las acciones del Gobierno es más represión. Para el presidente de Estados Unidos (EEUU), Donald Trump, cayó la gota que colma la copa.
Trump afirma que la crisis de Venezuela es una ¨desgracia para la humanidad¨. Abiertamente, alude al tema de los derechos humanos y destaca que es un problema que no ocurría en la región en décadas. Las expresiones del Presidente de EEUU demuestran que le da seguimiento a la crisis económica y política de Venezuela. Mientras trataba este asunto lo acompañaba su homólogo colombiano, Juan Manuel Santos, ganador de un Premio Nobel de la Paz en el 2016.
No es la primera vez que la administración de Trump se reúne para hablar del tema de Venezuela. Lilian Tintori, esposa del preso político Leopoldo López, estuvo en una cena con Trump, Mike Pence, vicepresidente de EEUU, y Marco Rubio, senador de los EEUU por el estado de Florida. Luego de la cena posaron para una foto y se publicó un tuit del Presidente de EEUU en el cual indica que el gobierno de Venezuela debe liberar a Leopoldo López.
Maduro incumplió su palabra sobre que si el presidente Barack Obama excarcelaba a Oscar López, él haría lo propio con Leopoldo López. La palabra del presidente venezolano quedó en entredicho.
No se puede decir lo mismo de Trump, pues el Departamento del Tesoro de EEUU congeló las inversiones de ocho miembros del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, porque sus decisiones recientes en contra del funcionamiento de la Asamblea Nacional de Venezuela usurpan los poderes de esta rama de poder. Es decir, EEUU no come cuento y cumple con su palabra de defender el orden constitucional venezolano y regional.
Si la Constitución de Venezuela y la separación de poderes de esta república no se respeta, no hay un sistema de ley y orden, la democracia brilla por su ausencia y la estabilidad política se desequilibra. Para contrarrestar la crisis política y la represión en contra de la población es necesario enviar un mensaje claro de que no se tolerará violentar los derechos humanos y el orden constitucional. Hay un riesgo de que Venezuela se convierta en un estado fallido y de que aumente la crisis humanitaria. La movida de la administración de Trump persigue apaciguar la tendencia autoritaria del gobierno de Venezuela.
El vicepresidente de Venezuela, Tareck El Aissami, también fue sancionado en febrero por el Departamento del Tesoro de EEUU, por sus vínculos con el narcotráfico. Además, hubo congelación de cuentas de varios funcionarios y de entidades venezolanas. De este modo, EEUU evita que Venezuela opere como un narcoestado.
Venezuela es un problema para la región, por su ideología chavista autoritaria, por su tolerancia al narcotráfico, por la crisis humanitaria que afecta a los países vecinos, por el tráfico de pasaportes venezolanos entregados a ciudadanos de estados de Oriente Medio, por los vínculos de El Aissami con el islamismo radical y por problemas de seguridad en general.
Es de esperar que EEUU imponga una tercera ronda de sanciones económicas. Así, Trump muestra su interés por el bienestar de los venezolanos en general. Se gana la confianza de los iberoamericanos y demuestra que los que lo acusan de xenófobo se equivocan.