El encuentro de las dictaduras: chavistas, castristas e islamistas
En Venezuela se conforma un triunvirato entre tres marcos ideológicos autoritarios. Los chavistas permitieron que el gobierno cubano acomodara a militares de alto rango en la jerarquía de las fuerzas armadas. Los castristas lograron influir en la política venezolana y se beneficiaron del petróleo a bajo costo. Luego llegaron los islamistas; consiguieron acomodar a un aliado en la vicepresidencia, Tareck El Aissami. La formación de esta tríada explica porqué en Venezuela hay una dictadura.
La administración del presidente de Estados Unidos (EEUU), Donald Trump, responde a la interrogante sobre cómo ayudará a la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que une a los partidos de la oposición venezolana, a contrarrestar a la dictadura. El recién confirmado secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, informó sobre las sanciones económicas en contra de El Aissami; le bloquearon millones de dólares en activos. El mensaje que envía Trump es claro: no tolerará que Venezuela opere como un narcoestado y un promotor del terrorismo islámico.
El Aissami llega al poder como parte de una movida planificada por los chavistas que todavía apoyan a Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, y los castristas. Para evitar que se realice un referéndum revocatorio que remueva a Maduro, eligieron a El Aissami para la vicepresidencia. La MUD quedó contra la espada y la pared, pues si favorece el referéndum, sale de Guatemala a guatapeor. Es decir, es preferible que Maduro esté en el poder y que haya algunos chavistas que defiendan la soberanía nacional a que el vicepresidente tome la presidencia “constitucionalmente”. El debido proceso constitucional llevaría a El Aissami, un defensor del islamismo radical con vínculos con el narcotráfico, al puesto de mayor jerarquía de la rama ejecutiva.
Trump es consistente con su política de eliminar al islamismo radical y de proteger las fronteras de EEUU. Venezuela se perfila como un narcoestado y amenaza a la región al dar espacio para operar a los islamistas.
CNN fue expulsado de Venezuela por realizar periodismo investigativo sobre la falta de alimentos en las escuelas públicas. Esta cadena de noticias también reportó la práctica del gobierno de Venezuela de otorgar pasaportes venezolanos a ciudadanos irakies. El fraude con los pasaportes pone en riesgo la seguridad de EEUU; es posible que combatientes islamistas entraran a EEUU con pasaportes obtenidos de modo fraudulento.
La prohibición que intenta establecer Trump para evitar la entrada de terroristas islámicos puede ser burlada si los islamistas obtienen pasaportes de otras naciones autorizadas para ingresar a EEUU. El Aissami representa un problema para los ciudadanos venezolanos que desean salir de su país y solicitar asilo en EEUU. Si no se logra detener el fraude de los pasaportes, es probable que EEUU extienda su prohibición o el rigor en la verificación de entrada a los ciudadanos de Venezuela.
Aunque la orden ejecutiva de Trump que prohibe la entrada a ciudadanos de Siria está en suspenso, es probable que se revise la decisión en el Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito o que llegue al Tribunal Supremo. Otra posibilidad es que Trump enmiende la orden ejecutiva o haga más estrictas las regulaciones y evaluaciones de los que ingresan a EEUU.
Lo que sí es seguro es que Trump le envía un mensaje de apoyo a los venezolanos que quieren un cambio en el orden político y el reestablecimiento del orden constitucional. Les dice que no contribuirá a que El Aissami logre su objetivo de financiar al islamismo radical mediante el narcotráfico.
En este momento, Maduro dejó de ser la principal amenaza; los chavistas y castristas lograron el objetivo de desviar el foco de atención. Sin embargo, corren el riesgo de que el tiro les salga por la culata. Los islamistas son harina de otro costal, aunque finjan ser aliados.
De todos modos, los chavistas, los castristas y los islamistas son igual de autoritarios e irrespetan el orden constitucional y republicano. No se trata de quién es el menos malo, sino de que los venezolanos logren resolver sus problemas de un modo político. Por esto, ejercer presión contra El Aissami es necesario para asistir a un pueblo que pacientemente se organiza y lucha contra un orden dictatorial.