Violencia: Un problema prevenible de salud pública
Es incalculable el costo de la violencia, sin embargo existen maneras creativas para prevenirla y manejarla adecuadamente. Podemos calcular los costos del sistema penal, del de salud mental, pero jamás podemos contabilizar los costos de las vidas de todas las víctimas de violencia que tenemos a diario y todas las manifestaciones consecuencia de ese acto violento. Ya van más de 30 asesinatos en lo que va del año en Puerto Rico (en poco más de una semana). Actualmente, las agencias de ley y orden se alinean para hacer su mayor esfuerzo de “mano dura”. Usando, básicamente, las mismas estrategias, que no han dado resultados significativos más allá de una cíclica repetición de los mismos males que nos acompañan año tras año.
Históricamente, cuando se genera un alza significativa de asesinatos, se “activaba” la guardia nacional, se prometían más patrullas, cámaras y policías entre otras medidas estéticas y poco efectivas que usualmente solo “contenían” la violencia como en una hoya presión que al final de algunas semanas o meses terminaban manifestándose igual o peor.
En Puerto Rico, acaba de renunciar la Superintendente de la Policía y recientemente se reunieron los jefes de los organismos de “ley y orden” en la Isla (Departamento de Seguridad Pública, fiscal general de la Isla y la fiscal federal) para buscarle una “solución” rápida al problema. De lo positivo de la reunión, además de hacer los típicos cambios y ajustes usuales, surgió una propuesta incluir en los planes anticrimen a otros componentes como el Departamento de Desarrollo Económico y el Departamento de la Familia. Definitivamente, es un buen comienzo reconocer que el asunto de la violencia y la criminalidad no se resuelve solo desde la perspectiva punitiva de la “ley y el orden”. Inclusive este acercamiento ha sido numerosas veces cuestionado por su ineficacia y porque sus promotores suelen sobreestimarlo demasiado.
Ojalá la reflexión continúe y se incluyan muchas otras entidades en esa mesa de trabajo como la academia, el Colegio de Profesionales de Trabajo Social, asociaciones profesionales de psicología, consejería, grupos de mediadores profesionales, organizaciones sin fines de lucro de base comunitaria, entre otras entidades interesadas. Según el último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) la violencia es considerada un problema de salud pública y se debe entender desde un punto de vista holístico e integrador. El informe define la violencia como algo que podemos transformar y prevenir ya que el enfoque de salud pública, se centra en tratar preventivamente el problema desde un punto de vista colectivo, usando conocimientos de diferentes disciplinas, reconociendo el potencial y la capacidad de aportación de todos los sectores para resolver el problema de la violencia.
La mediación de conflictos y otros métodos de resolución no adjudicativos ni punitivos son oportunidades a explorar de manera creativa para atender el problema complejo de la violencia. Inclusive existen modelos basados en evidencia que han demostrados reducciones significativas de hasta un 50% en asesinatos y tiroteos a través de estrategias basadas en mediación comunitaria (ver modelo Cure Violence). Un proceso de mediación a tiempo puede prevenir que un conflicto escale a violencia posibilitando un camino de entendimiento antes de acciones destructivas e irreversibles. Aunque su potencial no es solo preventivo, a través de la mediación también se puede intervenir en procesos donde ya haya estallado el conflicto para disminuir la violencia y los costos de la misma y hasta después de haber ocurrido la violencia en procesos de reconciliación y restablecimiento de elementos de convivencia.
La mediación existe, funciona y ha tenido excelentes resultados en el mundo entero. Ya es hora que la hagamos parte de nuestras vidas y de nuestras maneras de resolver asuntos impactando las escuelas, comunidades y centros de trabajo. Estoy seguro que un programa comprensivo basado en mediación de conflictos y cultura de paz a nivel nacional nos traería resultados positivos significativos a largo plazo y no tendríamos que seguir poniendo “parchos” cuatrienio tras cuatrienio con estrategias basadas en la edad media.
¿Qué podemos hacer para prevenir la violencia?
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