Cordial invitación a no quejarse
En “las redes”, donde tantos nos enredamos, leí un cartel-propuesta que (a mi entender) lanzaba un tonto reto. Con tanta bobería propuesta, me pareció mejor opción que la de replicar un mensaje “religioso”, que diga que te va a caer la peor de las maldiciones si no lo copias y lo haces público en tu muro de féisbuc.
La propuesta parecía una cordial invitación. Era sencilla y parecía inofensiva:
“Go 24 hours without complaining. (Not even once.) Then watch how your life starts changing”.
La repliqué.
“¡Ja! Mira -y que sin quejarme yo- que me maravillo del milagro de estar Vivo. ¿Yo? Que no mal-digo ni los dolores de cabeza porque bien-digo que son señales de que tengo cabeza. ¿Me lo dicen a mí? Naaaaa… que no me vengan con guachapitas coge bobos”, pensé, con la arrogancia propia del ignorante *.
Insisto: el reto aparentaba ser una cordial invitación a no quejarse por boberas, y se lo pasé a la persona más optimista y positiva que he conocido en toda mi Vida: a Toñita, la esposa de mi amigo Toño. Él es el tipo más neurótico, hipocondríaco y no-feliz que existe en mi entorno. Ella, la esposa amorosa que se dedica en cuerpo y alma a cuidar a quien considera su “todo”.
Ante mi propuesta, Toñita reaccionó como si yo estuviera demente, y me anticipó las que serían las primeras palabras de su esposo si lo escuchaba: “Eso se lo inventaron empleados de algún Departamento de Quejas”. A la vez, me demostró la sonrisa sarcástica que usaría una ex legisladora.
Para probármelo, me invitó a tomar el café de las 3:00 de la tarde en su casa y le dijo lo que yo había replicado en mi muro de féisbuc.
“¡Carmen! Eso se lo inventaron empleados de algún Departamento de Quejas que se quieren ir de huelga. Además, la primera que se queja eres tú. Al decir que no te quejas, te quejas de los que se quejan!”, me zampó con la misma sonrisa sarcástica y burlona de la ex legisladora que se postuló para una gobernación que nunca ganará.
Toñita me miró en tono burlón porque con el juego de palabras –tipo trabalenguas- su esposo me había dejado muda.
Traté de convencerlo de que se podría pasar 24 horas sin quejarse, según proponía el grupo Project Happiness.
“We tend to think that being unhappy leads people to complain, but it is truer to say that complaining leads to people becoming unhappy.”
Entonces, tal y como se hace con los intransigentes-no pensantes, pasó a hablarme de otro tema. Estoy segura de que controló la tentación de invitarme a las Fiestas de la Calle San Sebastián para provocarme una sarta de quejas, a sabiendas de que ya no puedo pisar el Viejo San Juan.
Lo que él no se imagina es que yo le iba a contestar que nadie me quita lo baila’o y que disfruté de esas fiestas los primeros 25 años, cuando se podía bailar con los cabezudos sin esquivar pisotones.
¡Tóñoooo! ¡Qué bueno es estar vivo! ¡Y qué delicioso es gozar cada etapa de la Vida con los que te aman y te cuidan!
* “con la arrogancia propia del ignorante”: reconozco a aquellos que sufren de dolores físicos y emocionales; de tristeza, soledad y hambre. No los ignoramos. El proyecto no ve la alegría como una emoción vana, porque se enfoca en lo que llaman en “la perspectiva de Vida” que incluye programas de resiliencia emocional.