La más triste “Lista de espera”
A la Memoria de Leila Pérez
En muchos lugares donde se hace turno, se acostumbra a hacer un listado con los nombres de las personas que esperan a ser atendidas. Y eso está bien, porque es una forma organizada de ofrecer servicios por orden de llegada. Llegas temprano, te vas temprano. Llegas tarde, te vas tarde. ¿Parece justo?
En el caso de las Listas de espera de las oficinas médicas, considero que no siempre son justas.
Mire usted: antes de que el último miembro del personal administrativo apague las luces y cierre la oficina con llave, en la esquina puede estar un Vela Güira esperando que peguen en la puerta un papel con números y rallas en blanco. Tan pronto le ponen el último pedacito de cinta adhesiva a la que será la Lista de espera de pacientes del próximo día, Mr. o Mrs. Vela Güira se desliza por el pasillo como si estuviera buscando oficinas. Entonces –ya sea con disimulo o con descaro- saca una pluma de tinta azul y anota en letra legible el nombre de su familiar.
También está el que burla a los guardias de seguridad en horas de la madrugada para anotar en la misma lista al amigo o familiar de un pachá que no quiere amanecer haciendo la fila. No sabe que la cámara de seguridad del edificio graba todo, y que en alguna oficinita chiquitita, hay un guardia velándolo.
Cuando una persona va al médico, es porque está enfermo. Así es que no me siento culpable cuando cuestiono cuál es la gravedad de una persona para robarle el turno al que se esfuerza en salir de la cama para cumplir con la cita. Si el familiar del roba turno está tan necesitado de atención médica, debe ir a la Sala de Emergencias de algún hospital.
Sin embargo, hay otras listas de espera que sí “cuelan” pacientes porque es de la única forma que pueden salvar vidas.
Son las listas de las personas que esperan por donantes de órganos. El orden lo imponen la urgencia que dicte el estado de salud del paciente, así como la disponibilidad y compatibilidad del órgano.
Cuando la espera es corta, significa que “apareció” un donante “compatible” en muchos aspectos; entre ellos, que el tamaño sea similar al del órgano que debe sustituir.
O sea, que para que una adulta petite reciba un pulmón compatible que se ajuste a las circunstancias de su cuerpo, se suma a los requisitos, el tamaño. Es doloroso, espantoso, angustiante, drenante, y no sé cuántas cosas más, estar en la lista de espera de recipentes con la esperanza de que muera una persona que haya autorizado la donación de sus órganos para que te regale -a tí y a tu familia- años de amor, de mimos, de caricias, de calidad de vida.
¿Que por qué insisto desde hace décadas en el tema de la donación de órganos, sangre y médula ósea?
Porque en un día tan hermoso como este, siento que Leila -como otros tantos- pudiera estar disfrutando de muchos días hermosos (soleados o no), si en la lista de donantes hubiera aparecido un pulmón compatible en el momento en que ella hubiera tolerado el trasplante.
Porque creo que para que el periodo de espera no sea tan desesperante, debe haber una buena cantidad de personas y familiares que consideren la donación ,y lo estipulen así para cuando llegue el momento.
Porque no quiero perder la oportunidad de implorar que aumenten las listas de donantes.
Porque por falta de un pulmón saludable, el corazón de Leila dejó de latir.