Gracias por las rebajas, San Pavo
“Hoy, San Pavo, gracias te doy por cuanto tengo. Por eso soy. Gracias por la oportunidad de tener amigos y familiares saludables que puedan hacer la Carrera del Pavo a las megatiendas por mí. Sabemos, San Pavo, que habrá personal del departamento de la familia velando por el bienestar de preñadas, gordas simulando embarazos, recién nacidos, tullidos y jodidos de embuste. ¡Protégelos, San Pavo!
¡Oh dios emplumado! ¡Que ni los guardias, ni el personal de la fuerza de choque que van a apostar para que haya la menor cantidad de heridos en los motines que se esperan, puedan resistir los especiales! Ni siquiera los de emergencias médicas, que ya tienen diseñadas las rutas de escape hacia centro médico. Permite -dios de los ejércitos de las aves de mocos rojos colgantes- que todos ellos olviden sus encomiendas y aprovechen los especiales de las 12:15 de la madrugada.
“Te pido también por los empleados de las tiendas. ¡Vístelos de fortaleza para que aguanten los empujones!
“¡Oh San Pavo! Nubla la mirada y el entendimiento de los subalternos de mr. daco para que no nos retrasen nuestro caminar por los pasillos de los especiales. Sabes que esa es una de las vías al paraíso de las catedrales del consumerismo. Llévanos con bien a la fila donde se escucha el sublime sonido del tecleo de las cajas registradoras.
“A la salida de cada una de las tiendas, te pedimos que camarógrafos y fotógrafos nos esperen para que graben para nuestras rostros se satisfacción, y nos vean en las noticias de todos los países.
“¡Oh, todopoderoso de la economía de esta temporada! Te pedimos que conviertas en ganancias sólidas las cifras de los especiales negros para que no nos cierren las mega tiendas que más barato venden a partir de las 12:01 de la mañana de mañana. Te pedimos que como resultado directo, las Ventas Negras del 2015 se extiendan a todo el mes de noviembre.
“Yo te prometo no maldecir, ni gritar en caso de que me pase lo mismo que el año pasado, cuando mis parientes esperaron 23 horas por el televisor súper barato de una marca ‘nueva’ y resultó ser de los inservibles y desechados en los comercios de Estados Unidos, los europeos, latinoamericanos, y hasta en los chinos (que los manufacturaron).
“Escucha bien, San Pavo: si me contestas ‘gulú, gulú’, y no me complaces, me voy a comer hasta tus entrañas el año que viene.
“¡Ah! Y no te voy a invocar, ni a darte importancia. Me voy a concentrar en darle Gracias a Dios, como hace la mayoría de la gente que cena, o almuerza sin celular sobre la mesa y sin pensar en las ventas especiales.