Urge aumento salarial al magisterio
El anuncio de miembros de liderato sindical del magisterio sobre el desarrollo de un frente común con la Gobernadora de Puerto Rico, Wanda Vázquez, para aumentar el salario mínimo de las maestras y maestros del sistema público lanza un rayo de esperanza para quienes piensan en un Puerto Rico con puertorriqueñas. Frente a los $1,750 dólares mensuales que recibe una persona que se desempeña en la sala de clases como maestra, contrastan muchos otros salarios en el sector público particularmente de aquellos más cercanos a las estructuras centralizadas en el poder. Ni hablar de los contratos de quienes en chats mencionan los #MeCagoEnMiIsla o quienes “viajan al futuro” y celebran un Puerto Rico sin puertorriqueños.
Es muy oneroso para una persona con preparación recibir $1,750 mensuales por su labor de impartir el pan de la enseñanza mientras sigue expuesto a retenciones por concepto de planes médicos, seguro social, un incierto retiro y el pago de impuestos. La situación de vida le lleva a tener que estar en una precariedad que haga difícil convencer a su alumnado de que la educación es una vía para mejorar su calidad de vida. A su vez, contrasta con la posibilidad de recibir un salario en Estados Unidos que duplica o triplica los ingresos que pudieran tener acá. También, el trato que se recibe en el proceso de contratación difiere con las largas filas de cuatro o cinco horas para que se haga una prueba de dopaje.
El salario de $1,750 está fijado como salario básico del magisterio por virtud de la Ley Número 109 de 2008. Desde la aprobación de esa ley se planteaba que la anterior cifra, $1,500 que estaba vigente desde antes de los 2000, no era un salario digno para el magisterio. No obstante, luego de 11 años sin que se revise ese salario mínimo y unas condiciones laborales que no atienden las necesidades del magisterio, han llevado a que esta profesión sea una de las menos buscadas como proyecto de vida. Esa revisión salarial urge que sea atendida si queremos desarrollar en Puerto Rico un proyecto de país y de vida que sea viable para nuestra ciudadanía.
Si estimáramos en que cada año debía darse un aumento salarial de un 4% al salario básico del magisterio (se utiliza el 4% porque se aproxima al aumento en el costo de vida) ese salario debería ascender a cerca de $2,700 mensuales. Sabemos que el discurso de la crisis se ha utilizado como una excusa para atender estas prioridades de país. Es hora de que se detenga ese discurso nocivo para nuestro país y se atienda el salario magisterial como un asunto de importancia y de esa forma contribuir en la formación de la nueva generación de nuestra isla.