Esta es la centésima décima segunda graduación del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico. Sin embargo, es una graduación muy particular. Contrario a muchas otras graduaciones, esta representa ese proceso de autogestión estudiantil para alcanzar lo que se propusieron. Cientos de estudiantes de distintas facultades, escuelas y programas decidieron dar un paso al frente asumir el ejercicio de graduación como un acto propio donde son ellas y ellos quienes se reconocen como graduados.

Esto pudiera parecer un evento aislado o un simple acto simbólico. No obstante, detrás de ese ejercicio está ese deseo de asumir una meta y alcanzarla, aunque las estructuras se nieguen a brindarte el espacio. En ese acto de sublevación y de afirmación de sus intereses se encuentra el debate entre si debemos responderles a las instituciones o si esas instituciones deben responderle a la gente. Cientos de estudiantes del Recinto de Río Piedras dijeron que, si las instituciones no les responden a sus intereses, entonces se deben formar instituciones paralelas o actividades que desarrollan otro simbolismo al establecido comúnmente.

Ante la coyuntura actual del país, debemos preguntarnos entonces si ese debe ser el proceder de nosotras y nosotros. ¿Qué hacemos con un Gobierno que decide entregar los fondos del país a los bonistas? ¿Qué hacemos con un Gobierno que está supeditado a los intereses de una Junta de Control Fiscal?

¿Qué hacemos con ese Gobierno que insiste en sembrar cenizas tóxicas en nuestras comunidades, que promueve en la quema del carbón afectando a miles de personas, que reduce el presupuesto de la Universidad de Puerto Rico imposibilitando el acceso a la educación universitaria de las futuras generaciones? ¿Qué hacemos con un Gobierno que prefiere flexibilizar las leyes laborales para que la clase trabajadora del país continúe con el peso de la carga, mientras un sector goza de jugosos contratos y salarios de $250,000 o $625,000 al año?

Muchos de nuestros familiares han decidido emigrar para poder alcanzar esa meta. Algunos lo seguimos considerando como opción. Pero el mensaje que nos envían las y los estudiantes del Recinto de Río Piedras es que, si queremos disfrutar del país que nos merecemos, tenemos que asumir el reto y promover el cambio. Si no lo hacemos, nos quedamos sin graduación… o sin país.