El pacto
El perfeccionamiento del colonialismo constitucional en Puerto Rico (E.L.A.) comenzó con la aprobación de la Ley Pública Federal 600 del 3 de julio de 1950 y en las que destaco el texto que lee en inglés: “In the nature of a compact” al referirse al acuerdo del Congreso Federal de permitirle a los puertorriqueños redactar una constitución y así autogobernarse haciendo ver que Puerto Rico dejaba de ser una colonia de los Estados Unidos de América.
Toda la justificación moral del tinglado político – jurídico con que se conoce al Estado Libre Asociado- se basa en que hubo un pacto del gobierno de Estados Unidos con Puerto Rico. Y que la consecuencia de ese convenio fue el que Puerto Rico dejó de ser un territorio, una posesión de esa nación norteamericana; en fin, una colonia.
En la columna de los tres NO de Ingrid Vila su crítica comienza precisamente por el principio y la cito: “In the nature of a compact” nos debió haber dado un indicio de lo que podríamos esperar. De haberse querido un tratado entre pares pues así se hubiera estructurado. Pero la ambigua cualificación del convenio entre Puerto Rico y los Estados Unidos claramente denota la desigualdad congénita de la relación”.
Ya sabemos porqué la ingeniera Vila no siguió en La Fortaleza.
¡No hubo tal pacto! No lo hubo porque pactan los IGUALES y es precisamente por eso es que uno de esos NO de Ingrid Vila NIEGA que hubo tal pacto. Pero lo peor del asunto es que el ‘paquete’ se envuelve en un lenguaje mendaz porque la lógica más elemental nos indica que “In the nature of a compact” IS NOT A COMPACT. En buen español se diría que se trata de algo que se parece a un pacto. Pero ALGO QUE SE PARECE A UN PACTO; NO ES UN PACTO.
Y de ese NO se entienden y se identifican todos los subsiguientes NO es coloniales. No obstante, en julio de 1950 cuando los puertorriqueños refrendaron la Ley 600 en una consulta o en junio de 1951 cuando validaron la constitución que redactaron los puertorriqueños y enmendara el Congreso y cuando Muñoz Marín el 25 de julio de 1952 subió la monostrellada para flotar junto a la ‘pecosa’ declarando que la institución del ELA finiquitaba la colonia; en cada uno de esos eventos triunfaron (democráticamente) LA MENTIRA y EL ENGAÑO.
Faltaría un NO al tremendo ‘paquete’ que en 1953 una delegación de embusteros encabezada por el representante de los Estados Unidos, Mason Sears, le vendió a la ONU afirmando que Puerto Ricio había dejado de ser una colonia de su nación. Mentira que compró y difundió urbi et orbi un cuerpo de Naciones Unidas sometidas a la hegemonía yanqui.
Refrescante fue la columna de Ingrid Vila Biaggi. La leí y la disfruté con la esperanza de que ilumine a mentes dispuestas y con el poder para acabar con el colonialismo y los estragos que ha ocasionado a la conciencia de un pueblo que no rinde su nacionalidad a pesar de tantos pesares.
Termino este artículo con mi NO a la subordinación jurídica y política de mi nacionalidad y ciudadanía puertorriqueñas a la ciudadanía de los Estados Unidos de América. Porque bajo el yugo de ese carimbo nunca seremos una nación libre y soberana.