Luego de meses y hasta años de intensas negociaciones entre Estados Unidos e Irán, las partes llegaron a un acuerdo sobre los proyectos de los iraníes relacionados con la energía nuclear provocado el mismo por la posibilidad de que tales proyectos pudieran tener propósitos bélicos.

Ha sido en un mar de desconfianza que ambas naciones han manejado este asunto tan delicado y que a la mitad del mundo preocupa tomando en cuenta lo catastrófico que sería para la humanidad una guerra con armas nucleares, por regionalizada que sea.

Tan pronto se produjo el pacto, el primer ministro de Israel Netanyahu lo tildó de malo, malísimo, a la vez que Barack Obama se ufanaba de que se había logrado algo bueno, buenísimo. Como ven, aquí no hay medias tintas. Donde podría haber entendimientos medios es en el propio Congreso Federal, especialmente en la Cámara de Representantes donde los republicanos han tratado y siguen tratando de torpedearle esa gran gesta diplomática al gobierno demócrata de Obama.

Netanyahu, considerado como un incordio internacional, no se chupa el dedo y hace alusión a las lenguas largas de los Ayatollah que cada x tiempo se dan el gustazo de decir que a Israel hay que borrarlo del mapa. Comprenderán que Tel Aviv se encuentra a una churretea de Tehrán mientras que para hacer llegar a Washington o a Nueva York un misil nuclearizado se necesita mucho ‘horsepower’.

Me decía un atleta iraní. Si Estados Unidos tiene cientos de bombas atómicas ¿por qué Irán no puede tener una o dos o tres? Solo se me ocurrió decirle: pues por la misma razón que no se le puede permitir tenerlas a Corea del Norte. DESCONFIANZA.

Lo que en aquel momento me pareció una manera elegante de decirle que Irán era un peligro por su fanatismo religioso, resultó ser, a la postre una verdad presidencial cuando Barack Obama, famosísimo por su retórica inteligente, metió la pata hasta jon cuando reaccionó a las críticas de sus compatriotas declarando que (y lo escribo en inglés para que nada se pierda en la traducción) THIS DEAL WITH IRAN IS NOT BASED ON TRUST.

O sea, los Estados Unidos admiten públicamente que realmente no CONFÍAN en los Ayatollah y por ello han diseñado y logrado un pacto con tranquillas para evitar que Irán pueda producir una bomba nuclear por los próximos treinta años. A lo que Netanhayu contesta ¿Y qué si los iraníes hacen trampas? What if they CHEAT?

Cuando escuché por la televisión a Obama decir que el acuerdo nuclear con Irán no se basaba en la CONFIANZA, confianza que obviamente debía de ser mutua, o sea, yo confío en ti y tu confías en mí; no podía creer lo que había escuchado. Porque si algo requiere cualquier acuerdo que tenga visos de legitimidad, es que se produzca con la honrada intención de cumplirlo.

Me imagino a los Ayatollah digiriendo las expresiones escépticas de Obama y quizás obviando la riposta de “si tu no confías en nosotros, nosotros tampoco confiamos en ti”.

Esto no sería tan complicadamente peligroso si no fuera porque Israel también tiene su almacén de bombas y misiles atómicos.

Más temprano que tarde los poderosos, o sea, aquellos países con la capacidad bélica para pretender adueñarse del mundo o acabar con él, tendrán que empezar a respetar a sus semejantes, a TODOS sin excepción; a respetar su cultura, sus costumbres, su etnia, sus ideas, sus creencias, sus ilusiones para en vez de estasajarnos en una competencia darwiniana de exterminación, forjar una ética humanística en la que no haya excepcionalísimos ni terrenales ni divinos que puedan propiciar esa DESCONFIANZA que no nos permite vivir en paz.